Máxima preocupación en Telde tras el grave incidente ocurrido durante la hoguera de San Juan celebrada en el Barranco Real, bajo los Siete Puentes, cuando un volador descontrolado impactó en la zona del público asistente, afectando a dos jóvenes que resultaron heridos. Lo que debía ser una noche de fiesta inclusiva, segura y luminosa, terminó entre humo, sirenas y versiones confusas.
Ahora, la Guardia Civil investiga lo ocurrido. Esta semana se personará en el Ayuntamiento de Telde para requerir toda la documentación del evento: permisos, plan de seguridad, condiciones técnicas de la quema de la hoguera y del espectáculo pirotécnico, y sobre todo, el contrato con la empresa responsable. El objetivo: determinar si se cumplió la normativa vigente o si se actuó al margen de la legalidad.
Porque hay algo que todavía no se sabe:
¿Cuántos kilos de material pirotécnico se utilizaron?
Según la ley:
•Menos de 10 kg → no requiere comunicación.
•De 10 a 50 kg → requiere comunicación previa.
•De 50 a 100 kg → exige autorización formal.
•Más de 100 kg → obliga a presentar un plan de emergencia completo.
Y, sin embargo, la Delegación del Gobierno no tiene constancia de ninguna comunicación por parte del Ayuntamiento. ¿Entonces? ¿Con qué respaldo legal se ejecutó este espectáculo? ¿Dónde está el informe técnico? ¿Quién firmó la responsabilidad?
Para añadir más confusión, desde el entorno del Ayuntamiento se intenta desviar la atención, alegando que lo que se ve en algunos vídeos de redes sociales fue “un particular ” que colocó una batería de fuegos artificiales por su cuenta. Una excusa que suena más a guion improvisado que a explicación oficial. Porque si fue un acto no autorizado, ¿dónde estaba la seguridad? Y si fue parte del evento, ¿por qué se niega?
Mientras tanto, el mismo alcalde que días antes del incidente prohibía públicamente el uso de materiales peligrosos en las hogueras —colchones, plásticos, aerosoles, neumáticos, muebles tapizados— y que presumía de no usar “voladores tradicionales” desde que ocupa el cargo, ahora guarda silencio ante un hecho que ha terminado con personas heridas y la Guardia Civil llamando a las puertas del Ayuntamiento.
Y como si todo esto fuera poco, el alcalde ha lanzado en su cuenta de Instagram una encuesta preguntando a la ciudadanía si están a favor o en contra de prohibir la pirotecnia en Navidad. Como si no fuera precisamente él quien acaba de autorizar (o permitir) un espectáculo con pirotecnia sobre una multitud presuntamente sin comunicación previa ni garantías claras.
Una vez más, se impone en Telde la doble vara de medir:
El ciudadano que lanza una caja vieja a una hoguera es tratado casi como un ecoterrorista.
El Ayuntamiento que lanza fuego al aire sin papeles, tiene “una noche mágica”.
Telde no necesita más fuegos de artificio —ni en el cielo, ni en los despachos—. Necesita seriedad, planificación, transparencia y un mínimo de respeto por la inteligencia y la seguridad de sus vecinos.
Porque cuando la fiesta termina con heridos, con investigación judicial en marcha y con excusas en vez de explicaciones, ya no estamos hablando de un espectáculo cultural. Estamos hablando de una grave negligencia institucional.
Y esta vez, el humo no va a tapar lo ocurrido.
Juan Santana, periodista y locutor de radio