Según el diccionario, una persona coherente es aquella que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa. Robert Owen, empresario filántropo, padre del cooperativismo y fundador del socialismo inglés decía que «Sin coherencia no hay ninguna fuerza moral». Por ello, la coherencia es algo que debe no sólo presumírsele sino exigírsele a nuestros gobernantes, desde un humilde concejal hasta un Jefe de Estado…
El problema viene cuando comprobamos cómo se actúa de forma diferente cuando se está en la fría oposición o en el cálido ejercicio del Poder. Pasa en todas partes ¿Para qué vamos a engañarnos? Pero eso no quita para que, cuando vemos aflorar la incoherencia, seamos capaces de denunciarla. Y ahora mismo, en mi querida Ciudad de Telde están apareciendo muchas incoherencias…
Porque no parece demasiado coherente estar en la oposición reclamando (como marca la Ley que debe ser) expedientes e información sobre las diferentes actuaciones que afecten a la ciudadanía y al buen desarrollo del Municipio y luego, cuando se llega al Gobierno Municipal no contestar ni entregar expedientes a la actual oposición…
No parece lógico que se ceda el patrimonio municipal para actividades privadas que buscan beneficio económico, sin (que se sepa) los correspondientes permisos y estudios de viabilidad. Si los hay sólo lo sabe el actual Grupo de Gobierno. Como tampoco se sabe si existen planes de seguridad ni de evacuación. Solo se sabe que se carece de vehículos sanitarios que debieran estar presentes por si surge algún accidente No es manera de gestionar las cosas…
Como tampoco se ve demasiada coherencia en, tras cesar a un concejal por practicar nombramientos «a dedo», mirar para otro lado cuando otro concejal hace lo mismo. Con tan mal resultado que cuando el recién nombrado hace su primer presupuesto para la empresa Pública que debe gestionar, el citado presupuesto debe ser retirado por sus muchos y profundos errores…
Tampoco parece muy correcto que digamos, destinar casi la tercera parte del dinero destinado a Telde desde el Cabildo de Gran Canaria para los próximos cuatro años, con fondos del Plan de Cooperación con los Ayuntamientos, a una obra que los vecinos no sólo no han pedido, sino que están en contra. De los seis millones a recibir por parte del municipo de Telde se quiere destinar cerca de 1,9 millones a arrancar el arbolado y el paseo central de la calle Américo Vespucio a pesar de la oposición vecinal. Actuación, por cierto, que aunque el Grupo de Gobierno anunció que se pararía hasta alcanzar el consenso con los vecinos, la realidad es que en el Cabildo sigue constando el proyecto sin modificación alguna…
Debe ser que los demás barrios de la ciudad no requieren intervenciones ni tienen necesidades que atender. O que las recomendaciones para aumentar las áreas verdes en vez de eliminarlas, como defensa contra el cambio climático, no les interesa a nuestros actuales gobernantes. O puede que el hecho de que varios miembros de la Corporación o sus familias vivan allí haya sido el factor determinante…
Como resulta difícil de entender que esa actuación en tan solo 435 metros cueste casi 1,9 millones de euros mientras que la flamante carretera de Melenara, con una longitud de 1,2 kilómetros, donde se ensanchó la estrecha carretera original hasta los 12 metros, se crearon 2.130 metros lineales de aceras, se dotó a la vía de carriles bici y de alumbrado y se construyó una rotonda, costó 1,6 millones…
Si esto, a sólo 5 meses de iniciado el mandato, es la muestra de cómo se va a llevar la gestión municipal hasta 2027, haciendo lo contrario de lo que se decía y se dice, sin consultar a los vecinos, sin leerse sus propios papeles y despreciando el Derecho a la Información, no sólo de la oposición, sino de la ciudadanía, está claro que Telde lleva camino de volver atrás en el tiempo. No aprendemos…
Ángel Rivero García