Hay quienes, en momentos de tensión máxima, se paralizan. Y luego están las guerreras del Rocasa Gran Canaria, empeñadas en desatar la locura y en vivir en el alambre. Porque este sábado conquistó su tercera EHF European Cup.
Era una cita en las alturas y desde mucho antes de que pitase el silbato inicial se respiraba un ambiente de gloria. Una auténtica fiesta del balonmano español, con dos contrincantes de vértigo que querían conquistar la EHF. El Martín Carpena presentó una entrada y un aroma que erizaba la piel. Las luces, los gritos de guerra y la ilusión dejaron lugar a las protagonistas. Pero pasara lo que pasara durante la batalla, el triunfo del deporte femenino es que cada vez tiene más seguidores y mayor visibilidad en la sociedad.
Comenzó con la bola el Málaga y aguantó el primer intento local el Rocasa, con una buena intervención de Silvia Navarro, que de esto y de la heroica sabe un poco. Respondía Mercedes Castellanos con otra buena parada a un misil de Sayna Mbengue y Dos Santos abría el marcador, pero Mela igualaba por la vía rápida (1-1, min. 2:50). Desde los 7 metros marraba Mbengue un penalti y las defensas se imponían a los ataques.
Cada acción era una carrera por la supervivencia. El Carpena alentaba como si la vida se fuera en este partido y se protestaba todo a las colegiadas de la contienda. Maria Gomes sacaba tentáculos para robar y encarar a Castellanos, pero casi que cuando se cantaba el gol la madera escupió su trallazo. Espe López ponía en ventaja al Costa del Sol (2-1) y desde ahí se soltaron las cadenas de la ansiedad. Mizuki cometía falta en ataque cuando trataba de quitarse de encima a dos rivales y el Málaga castigaba con el mazo (6-3, min. 10:43).
No podía el Rocasa ante la tormenta y a Robert Cuesta se le complicaba la película. Tuvo que pedir tiempo muerto para reparar las grietas del combinado de Las Remudas, que iba cinco abajo en el 12:25 del partido, resultado que no le servía para alzarse con el título continental. En volandas, así competía el Málaga delante de los suyos.
Quería salvar el CB Remudas el coraje andaluz con el talento de sus pesos pesados. Y Alba Spugnini recortaba distancias (9-5), pero la fortuna no parecía querer sonreír. La portería se encogía en el ataque y atrás caían goles de todos los colores para subir la máxima ventaja al marcador (11-5). Pavlovic no fallaba el penalti y el Rocasa no se rendía. En el cambo de arquera creció Palomino, dejando con vida a las grancanarias cuando las manos temblaban. Un manotazo de Sole López dejaba en inferioridad al Málaga y ahí debía aprovechar el Rocasa (12-6). Pero ni con esas. Todo se iba al limbo en cámara rápida. O no.
Manuela Pizzo trataba de meter más colmillos en la defensa, pero se tenía que sentar excluida por exceso de garra. Debía aguantar el equipo de Cuesta y tener paciencia (14-9). Su momento iba a llegar y Pavlovic ya encontraba el brillo. Pizzo, según entraba, se tenía que volver a sentar. No se lo creía el Rocasa, que se encomendaba a una Ana Belén Palomino que daba un paso al frente y sacaba a jugar su lado más felino salvando lo insalvable. Mizuki se atrevía y a las teldenses les entraba vitamina en vena. Sobrevivía. Ahí estaba la final (15-11, min. 27:58). Al descanso, 16-11, lo que dejaría el trofeo en tierras malagueñas.
Tras el intermedio, más mordiente en las gradas y chispas sobre el parqué. Castellanos negaba el tanto de penalti a Pavlovic y Palomino seguía haciéndose gigante. 16-11 y exclusión de Gomes. Otra vez a remar a contracorriente y las aguas ya estaban lo suficientemente revueltas. Otros dos minutos de exclusión también para Campigli y Muzuki volvía a aparecer, pero le faltaba algo de luz al Rocasa, que encima se estrellaba con una Mercedes imperial bajo los palos.
Risco recortaba (18-13, min: 5:15) y ya se intuía que el Rocasa se sacudía el letargo. Sayna sacaba el látigo a paseo y bajaba la distnacia a cuatro goles (19-15). Luego le tocó exhibir la magia para volver a tomar el pulso (20-16). Entraba en la zona Mbengue el Rocasa, que daba entrada también a Silvia Navarro para poner el candado a su arco (21-17, min. 12:29). Era un intercambio de golpes tremendo y la araña Navarro silenciaba al Carpena por primera vez en toda la noche con una parada antológica cuando ya se cantaba el gol local. Los tentáculos de Maria Gomes y la veteranía de Mela ponían el 22-19 a falta de 15 minutos. Mbengue lo baja a dos y la eliminatoria ya tenía otro color. Había que aguantar (22-20, min. 17:52).
Silvia se hizo gigante
No se cansó de decirlo en la previa el Rocasa. No venía a Málaga a especular con el resultado. Y jamás se rinde este equipo, que se levantó luego de vivir aturdido por los gritos del Martín Carpena. Maria Gomes y Alba Spugnini no habían dicho la última palabra (23-22). Apretaban las andaluzas con el aliento de las suyas y todo volvía a la casilla de salida (26-22 a falta de cinco minutos). Castellanos levantaba a la poca gente que aún estaba sentada en la grada negando el gol a Mbengue. La tensión se podía cortar con un cuchillo y llegaba muy fuerte el Costa del Sol (29-24 a falta de un minuto para acabar). Spugnini cogió las riendas y recortó (29-25) cuando quedaban solo nueve segundos. Había que levantar la muralla. Y cuando Silvia está ahí detrás, es un seguro. Bloqueó el intento del Málaga y el título, otra vez, se lo llevaron las grancanarias.
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