El agua ha sido siempre uno de los asuntos estratégicos más importantes de Gran Canaria. Que la ausencia o escasez de lluvias ha ido reduciendo nuestros recursos hídricos es una constante desde hace décadas, lo que ha obligado a producir agua potable a través de las desaladoras. Aun así, numerosas hectáreas dedicadas a la agricultura han sido abandonadas principalmente por la falta de agua, en cantidad y calidad, para mantener y hacer viable la continuidad de muchas fincas.
Los que podemos tener memoria para ello recordamos con cierta pena aquella Gran Canaria agrícola cuyo verde dominaba el paisaje.
Es curioso, mientras las inversiones en plantas desaladoras han permitido garantizar la regularidad del agua de abasto, la falta de lluvia la ha ido reduciendo para uso agrícola. Si en las últimas décadas la gestión del agua fue un asunto estratégico, en los próximos años lo será aún mucho más.
Durante el último verano se debatió mucho en Canarias sobre el tema de las microalgas y los vertidos de aguas al mar. Es un asunto que, después de la intensidad que alcanzó, parece haber desaparecido del debate político. Y es una mala noticia, pues creo que es bueno que se mantenga abierto.
Ha quedado claro que, a pesar de los avances de los últimos 20 años, siguen sin depurarse con la suficiente calidad y cantidad muchos millones de litros de agua cada día que, en un volumen considerable, acaba vertiéndose al mar sin un mínimo tratamiento químico.
Es evidente que Antonio Morales faltó a la verdad cuando, de forma intencionada, restó importancia a los vertidos de agua en mal estado en diferentes puntos de la costa de Gran Canaria.
La verdad es que su intervención en este tema fue un grandísimo error que seguramente el Cabildo de Tenerife le habrá agradecido. Durante todo el mes de agosto, que él estuvo disfrutando de sus vacaciones, el debate se centró en los vertidos de la isla tinerfeña y la gestión de la crisis de las microalgas por parte del Gobierno autónomo.
Después de las declaraciones de Morales, que situaba por encima del 99% la depuración del agua en Gran Canaria, el debate se focalizó en nuestra Isla ante su manifiesta falsedad, como bien sabe la mayoría de los ciudadanos.
Una política ambiciosa que consiga vertidos cero y aumente considerablemente la cantidad de agua reutilizada es una de las mayores armas para combatir los efectos del cambio climático y aumentar la capacidad de producción agrícola.
Evitar la contaminación marítima, evitar la desertificación, proteger y mejorar el paisaje, fijar la población a las zonas rurales, mantener y aumentar nuestra autonomía alimentaria.., son objetivos que necesitan de una buena política del ciclo integral del agua. Sin una ambiciosa política en esta materia, los efectos del cambio climático serán determinantes en nuestra Isla.
Es necesario tener altura de miras y actuar con diligencia. Es un tema de gran relevancia que no puede permitir más demoras.
Por ello, desde el Grupo Popular en el Cabildo de Gran Canaria hemos propuesto un gran Pacto por el Agua que, entre otras cuestiones, implique más prioridad presupuestaria para las inversiones hidráulicas los próximos años, gane quien gane las futuras elecciones, sumando las instituciones de todos los niveles administrativos, gobierne quien gobierne en cada una de ellas.
Por desgracia, el Grupo de Gobierno del Cabildo, compuesto por Nueva Canaria, PSOE y los dos tránsfugas que lo sostienen, se ha negado en redondo. Torpe respuesta que, por desgracia, suelen realizar algunos gobernantes arrogantes cuando se suben a su pedestal.
Creo firmemente que es una propuesta que hay que seguir defendiendo. Comprometerse con el agua es hacerlo con el futuro y la sostenibilidad.
Hay que tomarse muy en serio estos objetivos, no esconder los problemas, ser sincero, mejorar la depuración y reutilización, y acabar con los vertidos al mar.
El Pacto por el Agua es un compromiso que mantendremos en el tiempo.
Felipe Afonso El Jaber, Portavoz del Grupo Popular en el Cabildo de Gran Canaria