A la finca La Herradura, en la ciudad de Telde, le ha tocado las tres «T»: Tétrica, tenebrosa y terrorífica. La imagen que tiene hoy, no tiene nada que ver con su auténtico y esplendoroso vergel. Su aspecto da tristeza, grima, ganas de llorar y causa ese sentimiento de rabia contenida, básicamente para los barrios de Tara, San José de las Longueras y de la propia Herradura.
Desde que el Cabildo insular es propietario, han dado vueltas con qué hacer con lo que es de los isleños, y hasta la fecha, nada de nada. Nuestro gobierno municipal ha hecho otro tanto de lo mismo, y mientras, el deterioro es galopante. Si Alfred Hitchcock aún viviese, tendría aquí el mejor de los escenarios para alguna de sus películas. Como ninguna de estas instituciones públicas hará nada por darle a esta finca algo para ser lo que en su día fue, Roque de Gando (RdG), ofrece dos propuestas: Una, que se la dejen a los agricultores de la ciudad, y la otra, que hagan una oferta pública para que los inversores la lleven durante años, y así, luego pase a ser de patrimonio municipal.
RdG también propone que dado que la parte baja de dicha finca converge con el barranco Real de Telde, y que a ambos lados del mismo hay espacios para hacer paseos hasta la misma playa de Bocabarranco, que las empresas lo hagan , y de esa manera, los ciudadanos puedan disfrutar de ese espacio natural, que como ya se sabe, en él hay flora y fauna para el deleite de todos, y por tanto los residentes y cuantos nos visiten, ganen en calidad de vida.
