«UNA CIUDAD SIN PROYECTO NI HOJA DE RUTA»

Comparte esto:

Varios son los puntos a tener en cuenta cuando se accede a un cargo público: Respetar la Constitución (lo que significa actuar de acuerdo a la legalidad), la transparencia en la gestión, el saber distinguir entre el cargo que se pueda tener en la formación política de la que se pueda (o no) formar parte, y el cargo público a ostentar, teniendo claro que en el ejercicio de este último se debe actuar con la mayor imparcialidad y eficiencia posible. Sólo de esta forma se asegura el servicio al interés general de toda la ciudadanía…

Pero existe otro punto muy importante a tener en cuenta si ese cargo público implica el Gobierno de una Institución (la que sea): Un Plan de Gobierno. Un proyecto marcado. Unas directrices. Pautas a seguir. Una hoja de ruta. Cuando no existe ese punto, más pronto o más tarde, todo empieza a desmoronarse…

Si no se posee una visión planificada de las estrategias a seguir, no se puede llevar la gestión de un Gobierno, sea nacional, sea provincial, sea municipal. De nada sirve haber llegado a una alcaldía con unas medidas prometidas si luego no se es capaz de cumplir ninguna. Da igual que sean treinta que diez. No basta con «prometer». Hay que tener clara desde el minuto uno la estrategia a seguir para cumplir las medidas comprometidas con la población. Lo contrario es un engaño

La falta de proyecto, de hoja de ruta, de plan de gobierno, de objetivos claros, conlleva la incapacidad para abordar las necesidades y problemáticas del municipio. A la gestión descoordinada, cuando no a la total ausencia de ella. Las decisiones no se pueden tomar de manera improvisada. No se puede dirigir una Institución sin mirar a largo plazo (salvo que tu esperanza sea mantenerte sólo cuatro años, y luego encontrar otro «echadero» proporcionado por «amigos» de formaciones allende de tu localidad o de tu isla)…

Si no hay líneas claras de acción, si no se fomenta participación ciudadana (teniendo claro como participación ciudadana su cooperación e implicación en el proyecto y acciones, nada que ver con participación en festejos populares continuos), si no se implantan mecanismos para evaluar el cumplimiento de los objetivos marcados, no se avanzará como municipio. No se mejorará el día a día de la ciudadanía. Pero claro, partamos de la base de que no hay más objetivo marcado que seguir pasando los meses. Seguir (después del ecuador de la Legislatura) hablando de «lo que se va a hacer», en vez de hablar «de lo ya hecho o en proceso de realización», deja claro el panorama…

Esta falta de objetivos, esta ausencia de visión, esta inexistencia de plan de acción, acaba propiciando que se asuman como propios proyectos heredados. Que se anuncie a bombo y platillo como propio un plan de asfaltado, llegado con retraso, recortado y mal gestionado. Que caigan puertas de estadios por el abandono total en que se encuentran los recintos deportivos, que zonas antes de pujanza hostelera situadas en magníficas playas estén en situación de precariedad y abandono absoluto…

Esta falta de plan de gobierno hace que obras heredadas, como aparcamientos modulares, mercados, proyectos de rehabilitación de parques públicos, polideportivos, etc. sigan sin terminarse ni saberse cuándo llegará el día en que se culminen esas obras tan necesarias. Eso sí, se convierten fiestas de ámbito religioso en fiestas lúdicas (eso es más fácil de conseguir). A lo mejor, hubiera sido mejor dedicarse a ser un promotor de espectáculos, o un showman, en vez de a ostentar una alcaldía

Esta falta de hoja de ruta provoca descoordinación administrativa. Hace que las licencias se hagan eternas. Que los problemas y la burocracia dificulten el avance correcto del trabajo municipal. Provoca falta de inversión privada en el municipio. Una desatención de las necesidades de la ciudadanía…

Esta ausencia de directrices, de pautas de trabajo a seguir, provocan que quien lleva (o debería llevar) el timón del municipio, sea incapaz, pasado el ecuador de la Legislatura, de rendir cuentas sobre la gestión realizada hasta ahora. Pero claro, la gestión ha sido nula, salvo para fotos y festejos varios. La omisión de rendir cuentas deja evidente que no quiere pasar el mal trago de tener que asumir la responsabilidad de una gestión casi inexistente ante los ciudadanos y ciudadanas. Y eso es, además, una falta de respeto

Ángel Rivero García; www.encanarias.wordpress.com

 

DENUNCIAN LA VENTA ILEGAL DE CUCHILLOS DE MÁS DE 20 CENTÍMETROS DE HOJA EN EL MERCADILLO DE JINÁMAR

Comparte esto:
Ya no solo tenemos que aguantar a los manteros y demás ilegales que se apostan domingo tras domingo en nuestro mercadillo de Jinamar, sino que también observamos con estupor la venta de cuchillos de más de 20 centímetros en un puesto del mismo.
 
Hay que recordar que estamos en nivel 4 d por amenazas terroristas?.
 
Que hacen los cuerpos de seguridad del estado y de la policía local de Telde ante estos deplorables hechos?
 
También he comprado in situ y en persona las ilegalidades que se producen cada vez que se acude al mercadillo en las zonas de apartamentos.
 
Los vehículos impunemente circulan en dirección contraria, y si se les indican la falta , nos insultan y amenazan.
 
La falta de seguridad de nuestro mercadillo queda latente cada domingo esperando que ocurran accidentes graves.
 
Juan Medina. Dirigente vecinal. La solidaridad del Valle.

«ASTRID PÉREZ, LA ESPERANZA DEL PP EN CANARIAS: ES AHORA O NUNCA»

Comparte esto:
Acaba de concluir el Congreso Nacional del Partido Popular y, como en toda gran cita política, lo lógico, lo saludable, lo urgente… es que después del temblor nacional llegue la réplica regional. Y no una réplica menor, no una de esas que se dejan para el final del acta. No. Canarias —y en especial Gran Canaria— necesita más que nunca una sacudida de ilusión, una renovación profunda, un golpe de timón que vuelva a conectar a los afiliados con su partido. Porque, seamos sinceros, el PP en Canarias lleva demasiado tiempo navegando a la deriva.
 
Desde la salida de José Manuel Soria —y sin entrar hoy en polémicas sobre su legado—, el Partido Popular en las islas ha sido una casa sin faro. Un lugar con militantes desorientados, con votantes desencantados y con líderes que apenas generan confianza ni dentro ni fuera del partido. Gran Canaria, que antaño fue bastión sólido y centro neurálgico del proyecto popular, es ahora poco más que un eco de lo que fue. Un partido partido, dividido, confuso y sin rostro claro. Un PP que ya no enamora ni a los suyos.
 
Y sin embargo… hay una oportunidad. Una mujer. Un liderazgo que sí ilusiona, que sí ha demostrado fuerza, coherencia, compromiso y resultados. Una dirigente que no llega desde la improvisación ni desde el oportunismo, sino desde la gestión, desde la militancia, desde el pulso político real: Astrid Pérez.
 
Astrid no necesita presentación, pero merece reconocimiento. Presidenta del Parlamento de Canarias, presidenta insular del PP en Lanzarote, alcaldesa que supo gobernar, dialogar y ganar. Ella no solo ha demostrado ser capaz de levantar al partido en su isla, sino de hacerlo sin renunciar a sus principios, sin perder el contacto con la calle, con los vecinos, con la militancia. Astrid ha sido —y sigue siendo— una figura que suma, que convence, que une.
 
Ahora que el Congreso Nacional ha encendido las luces largas, ¿no es momento de mirar también hacia dentro, hacia las islas? ¿No es hora ya de que el PP canario tenga una dirección con voz, con pulso, con horizonte? Porque la política no es solo ideología; es también emoción, ilusión y liderazgo. Y hoy, en Canarias, ese liderazgo solo puede tener un nombre: Astrid Pérez.
 
No se trata de una apuesta simbólica, sino estratégica. Astrid puede ser la mujer que vuelva a darle al PP canario el impulso que necesita para competir —de verdad— por liderar Canarias. Para dejar de ser comparsa, para dejar de ser refugio de descontentos, y volver a ser la casa de las ideas firmes, del trabajo serio y del futuro posible.
 
Este no es un capricho ni un favor: es una necesidad. Por el bien del partido, por el bien de Canarias, y por respeto a los miles de afiliados que aún creen —aunque a veces ya no lo digan— que este partido puede volver a ser ganador.
 
Es el momento. Es ahora. Es ella.
 
Juan Santana, periodista y locutor de radio