Vengo a contarles mi experiencia y a aclarar varios conceptos que pueden ser de interés para la gente que empieza a publicar sus primeras letras, tal y como es mi caso. Todas las opciones pueden llegar a ser compatibles y en estos momentos estoy trabajando en las dos modalidades con mi novela “Las tres reinas” (www.lastresreinas.es). Y, siendo honesto, como siempre, diré que estoy cómodo autoeditándome en España y con la editorial tradicional en México.
Cuando estaba terminando su escritura, me plantee mil dudas que aquí intentaré aclarar. Si elegía la autoedición sabía que, parte de la prensa que me había apoyado en mis proyectos anteriores, no darían crédito literario a la novela. Si ustedes, las ventas las quieren basar en la promoción, notarán rechazo en los medios de comunicación. La autoedición está muy desprestigiada por periodistas y por otros autores que trabajan para editoriales. Si yo soy quién pago la edición, puedo publicar la basura más grande del mundo y con todas las faltas de ortografía que quiera. Yo pago, yo mando. Y, algo de cierto tiene, al decir que hay mucha mala literatura autofinanciada. Pero si lo hago así, la gran parte de los beneficios de la venta va a caer a mi bolsillo y haría que, el esfuerzo de pasar dos años escribiéndola, tuvieran un sentido y un justo pago.
Al final, no busqué editorial y elegí ese formato. No me arrepiento, ni de lejos. Empecé a trabajar la primera tirada con una editorial de autoedición. Ellos se encargaban de las gestiones legales, darme bastante material promocional y a un precio cerrado: 4 € por cada uno de los 300 libros que imprimí. Los vendí a 12 euros, con lo que gané 8 por cada uno. Esto fue porque los compradores eran mis amigos y la gran cantidad de gente que me sigue en las redes sociales. El resultado es que, en 3 días, que fue lo que tardé sorpresivamente en vender la tirada, había pagado la edición y ya tenía pagada la segunda. Por motivos que no vienen al caso, para la segunda edición cambié de editorial. La nueva impresión fue en las mismas condiciones, pero ya la tenía pagada con los beneficios de la primera. Tardé un mes en venderla y todo el dinero, ya, eran ganancias. Ahora, acabo de firmar el contrato para una carta edición en poco más de un año. Y sí, le he sacado rendimiento. Es más, desde la tercera edición se vende en librerías, con lo que tengo que restar a mis ganancias el 25% se ellos se quedan. Pero, como decía, el dinero de “mis” lectores lo gané yo y ahora gano el de las librerías a cambio de su comisión.
Una meta que tenía planteada para el tercer año de la novela la cumplí en menos de 6 meses. Publicarla en México. Ahí no tengo lectores con lo que, la autoedición, no tenía pinta de llegar a buen puerto. Entonces cambié de estrategia y con mis contactos de productor y de mis anteriores viajes al país, conseguí que una editorial tradicional leyera el manuscrito y se decidiera a publicarla. Así fue. No se me va a olvidar nunca, en la vida, los instantes en que estuve firmando libros en la FIL de Guadalajara, la feria del libro más grande del mundo en habla hispana. Y ahí estaba yo, con mi primera novela, formando parte de algo tan enorme. Estaba lleno de emoción. Y, ahora sí, tenía una editorial detrás de mi proyecto.
Pero, ¿qué pasa con la elección de la editorial? La verdad es que, la mayoría de las experiencias acumuladas con las conversaciones con amigos que han publicado así en España, son confusas. Pasas, en el mejor de los casos, un año escribiendo para que una editorial firme tu producto y te ofrezca 2 € por cada libro que venda. Firmarás un contrato de edición de unos 500 ejemplares, dependiendo de la editorial y, si se venden todos, habrás ganado 1.000 euros. No sé, pero para un año de trabajo, quizás no compense. Al final, hay que ser consciente que mucha de la gente que publicamos lo hacemos por satisfacción, no para pagar las facturas pendientes. También hay que decir que, en este formato, el autor no corre riesgos económicos porque es la editorial la que carga con las pérdidas si el libro no se vende. Y eso hay que pagarlo. Pero, ¿Qué pasa si el riesgo no es tan riesgo? ¿Por qué una empresa de servicio va a ganar más dinero que el propio autor si no está asumiendo ese riesgo? Y es que hay muchas editoriales que no imprimen los 500 libros a la vez, no. Imprimen la pequeña tirada que se prevé que se vaya a vender en la presentación y se quedan con su amplio porcentaje de la venta. Con lo cual, se benefician de un peligro inexistente. Así también pongo yo una editorial. El capital asegurado, con el pago el mínimo a los autores.
En el otro polo están las editoriales que miman a sus autores y a sus libros. Las que saben que por ese dinero van a conseguir que el libro del autor esté en varias librerías y ferias, y que los lectores podrán encontrarlo con facilidad. Si deciden elegir este formato de edición, infórmense de las personas que hayan publicado con las editoriales elegidas, y contrasten información para que luego no haya decepciones. Conozco demasiadas, y me da pena que haya libros que, hasta los propios autores, hayan acabado renegando de ellos.
Pero es que esa es otra. Si eliges la autoedición, la vida del libro se acaba cuando ya les has vendido a todos tus amigos. Puedes, como hice yo con la tercera edición, recorrerte las librerías y dejar el libro en depósito para que lo vendan. Aquí empieza a recortarse el margen de ganancias de cada saldo. Ya, a la impresión, hay que sumarle la comisión de la venta. Lógico. Pero eso solo vale para las librerías cercanas a tu casa. Así que, si quieres seguir manteniendo el libro vivo, entra en juego firmar un contrato con una distribuidora. Otro más a comer del pastel. En definitiva, en esta cuarta edición, si decido dar el salto al exterior, pasaré de ganar 8 euros por cada libro a ganar 2. Eso es justo lo que hubiera ganado eligiendo, de primeras, una editorial tradicional en España y es lo que gano con la edición en México. La diferencia es que el dinero de “mis amigos” lo gané yo y, ahora, gano el dinero que son capaces de generar las librerías. Eso sí, con mi apoyo en la promoción, que eso no lo debes dejar nunca de lado.
Hay otra modalidad para trabajar autoeditado y abaratar costes para que la distribución exterior te dé un poco más de margen de ganancias. Es la autoimpresión. Trabajando sin editorial y contratando directamente con una imprenta independiente. De esta manera pagarás menos por cada libro, y ese abaratamiento del producto te dará un incremento del beneficio. Aunque serás tú el que tenga que hacer la gestión para obtener el ISBN y el Depósito Legal.
Cómo ven, todos formatos son válidos. Lo único que hay que saber es elegir el que mejor se adapte a las circunstancias del libro y del escritor. Si eres una persona que no te relacionas socialmente y no tienes amigos, puede que la autoedición te la tengas que “comer con papas”. Sean listos, investiguen y pregunten y elijan de forma adecuada. Yo les digo que soy feliz con las dos opciones porque estoy en las manos adecuadas en las dos.
Luis Alberto Serrano@luisalserrano