ONDA GUANCHE lleva la jubilación de “El Virula” a las páginas de LA PROVINCIA-DLP

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El periódico más importante de la Isla con tirada regional, La Provincia-Dlp, se hace eco en sus respectivas ediciones impresa y digital de este miércoles 27 de diciembre de 2017, en las páginas de sucesos, de la primicia avanzada por ONDA GUANCHE ayer martes 26 de diciembre de 2017, donde informábamos que “Antonio, cariñosamente conocido como “El Virula”, referente en el barrio de San Antonio por su establecimiento de restauración que regentó con gran éxito durante muchos años, se jubila. Telde en general y su barrio en particular, echarán de menos los montaditos, garbanzadas, chocos etc…”

Información publicada por La Provincia-Dlp

Antonio ‘el Virula’ se jubila este viernes y cierra su restaurante

El establecimiento de Santana es un referente en la restauración del municipio

Antonio Santana, más conocido como el Virula se jubila este viernes, después de varias décadas regentando su local de restauración en el barrio de San Antonio. El establecimiento de Santana es un referente en la restauración del municipio, donde sus montaditos, garbanzadas y chocos, entre otros platos muy solicitados en su local. Este viernes, dos días antes del fin de año, Antonio Santana dejará huérfanos de su buena mano para la comida a muchos comensales, además de su carácter entrañable.

 

La AV “Punto y Seguido” de La Garita «indignada» y «sorprendida» con el gobierno de Telde

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Desde la Asociación de Vecinos “Punto y Seguido” del barrio de la Garita, queremos manifestar nuestra indignación  y sorpresa. Recientemente El Ayuntamiento ha ejecutado unas Obras en la Escalera conocida como la de la Madera o las del Zigzag que parte desde la Calle Margarita hasta el Paseo Marítimo de La Playa, dado que la misma presentaba un estado Lamentable pues los materiales usados en la construcción no son los adecuados para la Zona donde se ubica, quedando dicha escalera en un estado optimo  para el uso y disfrute de todos los vecinos y visitantes que visitan el barrio, la Indignación y La Sorpresa es que la misma con tan solo Quince días de su puesta en Funcionamiento ha aparecido con todos sus parterres destrozado y en la mañana de hoy todo mal pintado por no llamarlo de otra Forma.

Nos preguntamos  ¿Qué está pasando en éste mundo hoy? ¿Qué pasa con el respeto a los demás? ¿Y a las cosas que compartimos todos?

Sres. Nos dice que la solución es tener un policía en dicho lugar todo el tiempo Pero, ¿Dónde están esos valores que tanto nos inculcaron nuestros antecesores? ¿Qué queremos un estado policial? Que continuamente nos recuerde o recrimine nuestros actos.

Oigan que es muy fácil echarle la culpa al Ayuntamiento, pero Sres.  Ayuntamiento somos todos, pues no en vano nuestros impuestos se los abonamos a ellos.

Con cariño nuestros padres nos trataron de inculcar, el “RESPETO”  y la  “EDUCACIÓN”  que sirven para una buena convivencia entre todos  y entre todas las generaciones.

Pero nos da la Impresión que al día de hoy, in en pleno Siglo XXI estos valores son una vergüenza, pues parece que cuanto más vandálico se es, más moderno parecemos.

Fdo.:

Junta Directiva

A.V. Punto y Seguido

Aprobación definitiva del presupuesto de Telde para 2018

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La respuesta a las reclamaciones presentadas al Presupuesto 2018 y su aprobación definitiva será uno de los puntos más relevantes que se votarán por parte de la Corporación en el Pleno ordinario correspondiente al mes de diciembre, que se celebrará este viernes en las Casas Consistoriales.

Después de que el pasado 10 de noviembre se aprobara inicialmente por parte del Pleno el Presupuesto General 2018, se abrió el plazo legal para la presentación de reclamaciones por parte de la ciudadanía en general así como de los diferentes grupos políticos.

Precisamente las formaciones políticas decidieron no formular ninguna reclamación, mientras que por parte de diferentes colectivos de la sociedad civil así como ciudadanos a título particular se presentaron un total de 7, de las cuales el Gobierno, con informe del área de Intervención, decidió desestimar 3 e incorporar al documento 4 de ellas -entre las cuales se encuentran varias del sindicato C-SIF para diferentes mejoras de los trabajadores-, lo que deberá ser refrendado por una mayoría de votos en el Salón de Plenos.

También dentro de la parte resolutiva deberá decidirse sobre 15 reconocimientos extrajudiciales de crédito -más uno de urgencia-, así como un expediente relativo a la determinación de los daños y perjuicios consecuencia de la resolución del contrato de derecho de superficie sobre las parcelas P-1 y P-2 de La Mareta, entre otros asuntos.

Dentro de la parte declarativa se votarán dos mociones, una presentada por la edila Esther González, del grupo de los no adscritos, sobre la defensa del sistema público de pensiones, y otra del grupo Popular relativa a la elaboración de un plan integral y ordenanza municipales del voluntariado.

El habitual manifiesto institucional por las víctimas de la violencia de género será leído en esta ocasión por Fátima González Jerez, trabajadora de la Concejalía de Políticas de Igualdad.

“El derecho a la salud, mucho más que una cuestión de humanidad”

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En estos días de Navidad somos propensos a desearnos los unos a los otros lo mejor, a acordarnos especialmente de quienes nos faltan y, en algunos casos, a ponernos en la piel de las personas que sufren privación de su libertad, especialmente de aquellas que la padecen sin haber sido condenadas, esto es, quienes ingresan en prisión cautelarmente y sin juicio.

No creo que sea discutible el hecho de que la altura ética de una sociedad se puede medir, también, por el trato humano que procura a sus reclusos y, concretamente, por la preocupación por su salud en un sentido integral y por su atención sanitaria. Hace unos meses la Organización Médica Colegial (que agrupa a todos los colegios médicos de España) y la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria entregaban al Defensor del Pueblo un informe con durísimas críticas al sistema de atención sanitaria a los internos de las prisiones españolas.

El documento constataba que la salud de los encarcelados está “extraordinariamente más deteriorada” que la de quienes viven en libertad. Y añadía que pese a que la legislación española obliga a la Administración a “garantizar la salud” de las personas presas, “el Estado no lo hace”.

Somos ciudadanos que disfrutamos de un Estado de Derecho en el que operan centros penitenciarios en los que no se tortura a los internos, en los que los reclusos no pueden ser penados con la muerte, y en los que no se les somete a daños o riesgos desproporcionados. Todas estas acciones, aborrecibles e inconcebibles, están proscritas en la sanidad penitenciaria. Pero el campo de la ética tiene un horizonte mucho más amplio que el de la ley, abarcando el deber de respetar escrupulosamente la totalidad de los derechos humanos de los internos en su condición de pacientes; y las democracias deben manifestar cada día un empeño real y prioritario por cumplir con esos deberes.

Como se ha señalado desde la Cátedra de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia, las condiciones en las que se desarrolla la atención sanitaria en las prisiones son muy particulares: “los pacientes tienen limitadas algunas de sus libertades por razón de su condena[en ocasiones sin ella]; no tienen capacidad real de elegir médico, ni de pedir una segunda opinión; viven en un régimen cerrado, permanentemente vigilados, y en un clima de escasez de ilusiones y abundancia de ansiedad, depresión y conflictos comunitarios. Todas estas circunstancias constituyen verdaderos factores de riesgo para la salud”.

En este clima, siempre peculiar y a veces sofocante, puede resultar más difícil respetar los derechos del recluso-paciente: “no es que los profesionales de la sanidad en las cárceles tengan menos sensibilidad para respetar los derechos; es que, al trabajar en un clima hostil, resulta más difícil salvaguardar algunos de esos derechos”; y ello, considerando que “los profesionales de la sanidad penitenciaria tienen que velar por que no se produzca ningún tipo de desigualdad en la atención sanitaria que reciben los presos con relación a la que reciben los demás ciudadanos”.

En el caso de la prisión canaria de Juan Grande, y del empresario hispano-ruso ya jubilado, Vladimir Kokorev, ‘el dossier humanitario’ de sus condiciones de reclusión está alcanzando cotas alarmantes. Son las que han llevado a abrir expediente a esa prisión preventiva (fijada y mecánicamente prorrogada) que se prolonga durante 28 meses para una persona enferma a la Fiscalía General del Estado, y en paralelo al Comité de Peticiones de la Unión Europea.

Kokorev, acusado de ser supuesto testaferro de Teodoro Obiang, de 65 años y tremendamente castigado por las sucesivas prolongaciones carcelarias, padece diabetes, sufre desmayos ocasionales debido a su desgaste físico y psicológico. Pierde con frecuencia la movilidad en una pierna. Sus problemas de circulación son graves. Sufre fuertes dolores torácicos y falta de aire. Con cardiopatía isquémica asociada a una arteriosclerosis, hace años tuvo un infarto, poco antes de su ingreso cautelar dictado por la jueza Ana Isabel de Vega (del Instrucción nº5 de Las Palmas) tuvo un ictus, y su tensión en la celda pocas veces baja de 180/110, viéndose obligado a tomar nitroglicerina cuando siente dolores relacionados con el corazón.

Tiene pleno sentido que las más altas instituciones estatales y europeas cuestionen la dureza excesiva (y presuntamente ilegal) a la que está siendo sometido este ciudadano español. En democracia, las Constituciones establecen y las propias Cortes Constitucionales han hecho hincapié de forma invariable en que la población reclusa no pierde el derecho a la salud al cometer un delito, menos aún cuando hay presuntos delitos por juzgar. Cuando una persona es detenida pierde algunos de sus derechos y otros le son restringidos momentáneamente. Pero nunca pueden ser suspendidos o conculcados aquellos que se relacionan con la dignidad humana. No es una cuestión de caridad o de beneficencia. Es un caso de Justicia, ese principio moral que, sin reservas, debe inclinar a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde.

Alfonso Merlos, periodista y doctor en derecho

Alfonso Merlos: «El derecho a la salud, mucho más que una cuestión de humanidad»

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En estos días de Navidad somos propensos a desearnos los unos a los otros lo mejor, a acordarnos especialmente de quienes nos faltan y, en algunos casos, a ponernos en la piel de las personas que sufren privación de su libertad, especialmente de aquellas que la padecen sin haber sido condenadas, esto es, quienes ingresan en prisión cautelarmente y sin juicio.

No creo que sea discutible el hecho de que la altura ética de una sociedad se puede medir, también, por el trato humano que procura a sus reclusos y, concretamente, por la preocupación por su salud en un sentido integral y por su atención sanitaria. Hace unos meses la Organización Médica Colegial (que agrupa a todos los colegios médicos de España) y la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria entregaban al Defensor del Pueblo un informe con durísimas críticas al sistema de atención sanitaria a los internos de las prisiones españolas.

El documento constataba que la salud de los encarcelados está “extraordinariamente más deteriorada” que la de quienes viven en libertad. Y añadía que pese a que la legislación española obliga a la Administración a “garantizar la salud” de las personas presas, “el Estado no lo hace”.

Somos ciudadanos que disfrutamos de un Estado de Derecho en el que operan centros penitenciarios en los que no se tortura a los internos, en los que los reclusos no pueden ser penados con la muerte, y en los que no se les somete a daños o riesgos desproporcionados. Todas estas acciones, aborrecibles e inconcebibles, están proscritas en la sanidad penitenciaria. Pero el campo de la ética tiene un horizonte mucho más amplio que el de la ley, abarcando el deber de respetar escrupulosamente la totalidad de los derechos humanos de los internos en su condición de pacientes; y las democracias deben manifestar cada día un empeño real y prioritario por cumplir con esos deberes.

Como se ha señalado desde la Cátedra de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia, las condiciones en las que se desarrolla la atención sanitaria en las prisiones son muy particulares: “los pacientes tienen limitadas algunas de sus libertades por razón de su condena[en ocasiones sin ella]; no tienen capacidad real de elegir médico, ni de pedir una segunda opinión; viven en un régimen cerrado, permanentemente vigilados, y en un clima de escasez de ilusiones y abundancia de ansiedad, depresión y conflictos comunitarios. Todas estas circunstancias constituyen verdaderos factores de riesgo para la salud”.

En este clima, siempre peculiar y a veces sofocante, puede resultar más difícil respetar los derechos del recluso-paciente: “no es que los profesionales de la sanidad en las cárceles tengan menos sensibilidad para respetar los derechos; es que, al trabajar en un clima hostil, resulta más difícil salvaguardar algunos de esos derechos”; y ello, considerando que “los profesionales de la sanidad penitenciaria tienen que velar por que no se produzca ningún tipo de desigualdad en la atención sanitaria que reciben los presos con relación a la que reciben los demás ciudadanos”.

En el caso de la prisión canaria de Juan Grande, y del empresario hispano-ruso ya jubilado, Vladimir Kokorev, ‘el dossier humanitario’ de sus condiciones de reclusión está alcanzando cotas alarmantes. Son las que han llevado a abrir expediente a esa prisión preventiva (fijada y mecánicamente prorrogada) que se prolonga durante 28 meses para una persona enferma a la Fiscalía General del Estado, y en paralelo al Comité de Peticiones de la Unión Europea.

Kokorev, acusado de ser supuesto testaferro de Teodoro Obiang, de 65 años y tremendamente castigado por las sucesivas prolongaciones carcelarias, padece diabetes, sufre desmayos ocasionales debido a su desgaste físico y psicológico. Pierde con frecuencia la movilidad en una pierna. Sus problemas de circulación son graves. Sufre fuertes dolores torácicos y falta de aire. Con cardiopatía isquémica asociada a una arteriosclerosis, hace años tuvo un infarto, poco antes de su ingreso cautelar dictado por la jueza Ana Isabel de Vega (del Instrucción nº5 de Las Palmas) tuvo un ictus, y su tensión en la celda pocas veces baja de 180/110, viéndose obligado a tomar nitroglicerina cuando siente dolores relacionados con el corazón.

Tiene pleno sentido que las más altas instituciones estatales y europeas cuestionen la dureza excesiva (y presuntamente ilegal) a la que está siendo sometido este ciudadano español. En democracia, las Constituciones establecen y las propias Cortes Constitucionales han hecho hincapié de forma invariable en que la población reclusa no pierde el derecho a la salud al cometer un delito, menos aún cuando hay presuntos delitos por juzgar. Cuando una persona es detenida pierde algunos de sus derechos y otros le son restringidos momentáneamente. Pero nunca pueden ser suspendidos o conculcados aquellos que se relacionan con la dignidad humana. No es una cuestión de caridad o de beneficencia. Es un caso de Justicia, ese principio moral que, sin reservas, debe inclinar a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde.

Alfonso Merlos, periodista y doctor en derecho

Los usuarios obligados a celebrar su baile de Fin de Año fuera del Centro de Mayores de Telde

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Los usuarios del centro de mayores de San Gregorio tendrán este 31 de diciembre escenarios distintos para la celebración de su tradicional baile de Fin de Año. Así, un local en Castillo del Romeral, en San Bartolomé de Tirajana, y una sala de fiestas en la calle El Roque, en San Gregorio, son los dos sitios donde disfrutarán de la despedida de este 2017. Las obras que se realizan en el inmueble de la calle Alonso Quesada impiden que este popular evento pueda desarrollarse en su primera planta, mientras que la segunda tampoco es el lugar idóneo para su organización.

Asimismo, el lugar propuesto por el Gobierno de Canarias, la sede de la asociación de vecinos Roque Azucarero, cercano al Auditorio de Arnao no satisfizo a los mayores, quienes consideraron que era un lugar pequeño para el importante número de participantes.

La Provincia-Dlp

Tala salvaje de árboles en San Juan tras la denuncia de ONDA GUANCHE

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El portavoz de Ciuca Juan Antonio Peña cuestiona la tala de árboles en San Juan Imagen de uno de los alcorques de los que nacían los árboles talados, tras la denuncia hecha pública por el digital ONDA GUANCHE.

La formación Unidos por Gran Canaria-Ciuca denuncia ahora la tala que el área de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Telde ha acometido en los últimos días en el barrio de San Juan. El concejal y portavoz de esta formación Juan Antonio Peña ha criticado que el Ayuntamiento de Telde optara por la tala y no la poda, eliminando una serie de árboles que adornaban las aceras del entorno del polideportivo Paco Artiles y del instituto José Arencibia Gil.

Abraham Va con M: De motosierra

Al concejal de Parques y «Talas» Abraham Santana, parece que Papá Noel le ha regalado una motosierra porque además de talar los árboles de San Juan ya ha comenzado el «arboricidio» por San Gregorio. El concejal de Ciuca Juan Antonio Peña responsabiliza de las talas salvaje y el «arboricidio» a la alcaldesa de Telde Carmen Hernández, a quién ha pedido explicaciones.

Manuel Ramón Santana