Antonio, cariñosamente conocido como “El Virula”, referente en el barrio de San Antonio por su establecimiento de restauración que regentó con gran éxito durante muchos años, se jubila. Telde en general y su barrio en particular, echarán de menos los montaditos, garbanzadas, chocos etc…
En la imagen Antonio «El Virula» junto a la exconcejala del Ayuntamiento de Telde, María Calderín.
La plataforma ciudadana Telde Responde, agradece públicamente la colaboración de todas las personas que han colaborado para conseguir llegar a 531 personas en la cena de nochebuena con mayor o menor cantidad, pero a todas les llegó algo con que cenar. «Agradecemos a Apaga Canarias el gran trabajo realizado, a la CGT por su inestimable aporte económico y logístico, a la Cafetería de Telde QUE PASADA !!! por todo lo que aporta día a día, a los proveedores implicados y a las personas que hicieron posible todo el operativo para que esto fuese una realidad».
Arístides Rodríguez / Telde Responde
El periódico más importante de la Isla con tirada regional, La Provincia-Dlp se hace eco en sus respectivas ediciones impresa y digital de este martes 26 de diciembre de 2017, en las páginas de sucesos, de la primicia avanzada por ONDA GUANCHE ayer domingo 25 de diciembre de 2017, informando que “la imagen de la Virgen del Carmen del Centro de Mayores de Telde ha sido robada. Según los datos a los que ha tenido acceso ONDA GUANCHE, la misma desapareció el pasado domingo de su altar, y a pesar de que los usuarios se lo han comunicado al concejal de Servicios Sociales, Diego Ojeda (Nueva Canarias), y que la jefa de Servicio también ha mostrado su preocupación y malestar con el silencio municipal que se mantiene al respecto, nadie ha denunciado el robo.
Cabe recordar que hace solo unos días este mismo periódico electrónico denunciaba que Diego Ojeda había silenciado también el robo de alimentos del almacén municipal, que tiempo después descubrió la policía vendiéndose en el Mercadillo de Jinámar. El ‘pastel’ entonces se descubrió tras las denuncia de puesteros de Jinámar que reconocieron las latas de atún que se vendía de estraperlo, como las que se donaba a las familias necesitadas en el banco de alimentos, sin que el concejal de Servicios Sociales hubiese denunciado los robos para encubrir su incompetencia.
Los robos en los departamentos de Servicios Sociales se han venido produciendo durante los últimos años sin que se hayan tomado medidas, como mínimo, instalando alarmas, conectadas a una central receptora. Ahora le tocó el turno al abandonado Centro de Mayores, que según rezan sus usuarios, tienen ‘muerto en vida’ con bailes solo los domingos.
Información publicada hoy por La Provincia-Dlp
Los usuarios del centro de mayores situado en la calle Alonso Quesada del barrio teldense de San Gregorio están sorprendidos por el robo ocurrido en el edificio durante las últimas semanas. Los cacos accedieron a las instalaciones y se llevaron una imagen de la Virgen del Carmen, de aproximadamente un metro de alto, que estaba junto a otras dos figuras de San José y de Santa Rita.
Pino González Hernández, una de las coordinadoras del centro, apuntó que el incidente ocurrió hace unos quince días cuando se percataron de la ausencia de una de las tallas. Desde entonces nada saben del paradero de la imagen de la Virgen del Carmen. Para evitar más sustracción, las otras dos han sido guardadas bajo llave.
Los hechos, adelantados por la web Onda Guanche, se han producido durante las obras que se están realizando en el edificio, como puntualizó González Hernández, quien agregó que las imágenes eran sacadas en momentos determinados del año que se organizaban misas en el centro de mayores, pero que había un sector de los usuarios que habían mostrado su malestar por estas eucaristías ya que consideran que el hogar no es una iglesia.
Por ello, ya habían decidido ceder las figuras a la iglesia de San Gregorio y dar por finalizadas las misas que se celebraban por festividades como el día del Carmen o el de San José. Pino González aseguró que el robo ha supuesto «un disgusto y una sorpresa».
«He trabajado, he cotizado, pero para ellos no valgo nada», consigue decir Stephen Boateng. Siente que las administraciones le han abandonado cuando más las necesitaba. Tras sufrir un ictus con solo 56 años, necesita ayuda porque le cuesta valerse por si mismo, pero le han dado el alta del hospital sin tenerla. No le ofrecen alternativas.
Gracias a la solidaridad de sus vecinos consigue estos días comer y hacer las tareas cotidianas. No es por falta de dinero, sino de recursos. «Quiero alguien que me ayude», dice en un español que le ahora le cuesta. Hablaba perfectamente el idioma, pero tras sufrir el ictus hace casi un año no encuentra las palabras. Solo recuerda el inglés que aprendió de niño. La memoria le juega malas pasadas, al igual que su cuerpo, paralizado en el lado derecho. Llegó a Canarias procedente de Ghana, donde nació, hace casi 20 años y hasta que enfermó estaba trabajando en un hotel del sur. Tiene nacionalidad española, pero le falta el apoyo familiar. Nunca pensó que el desamparo en el que se encuentra le iba a pasar a él, explica, pero las administraciones no ofrecen alternativas para personas como él.
Tras pasar varios meses ingresados en el Hospital Insular y en una clínica concertada, el sistema sanitario entendió que ya no era necesario. El pasado 14 de diciembre, intentaron dejarlo en la casa de su exmujer, con la que tiene cuatro hijos, la mayoría menores, pero ella no pudo hacerse cargo y terminaron llevándolo a la casa que tiene alquilada. Lo dejaron solo, a las once de la noche, sin avisar a nadie, con la nevera vacía y sin ayuda, explica el hijo del casero, que es quien está moviendo cielo y tierra por él. Al día siguiente una asistente social acudió a conocer su caso y le recomendó que volviera a Urgencias.
Allí estuvo hasta el pasado jueves, cuando al ser derivado a un centro privado que no quiso acogerlo le dieron el alta. Según explican los allegados, le hicieron firmar un alta voluntaria y llamaron a la Policía para obligarle a que se fuera. Tuvo que coger una guagua y luego un taxi para llegar a la vivienda, porque la ambulancia no le llevó. Los vecinos lo encontraron a la entrada de la finca porque no tenía la llave, ya de noche y apenas con ropa pese al frío. Ni siquiera tiene medicinas ni un tratamiento que seguir. Ahora no quiere volver al hospital después del trato que recibió, pero ni siquiera le dan una plaza en un centro, porque no hay. Está en desamparo pese a haber cotizado durante años. «No pueden dejarlo morir aquí, esto es abandono», asegura el hijo del casero.
Canarias7
