SUCIEDAD EN EL PARQUE MICKEY MOUSE DE LAS HUESAS EN TELDE

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El parque Mickey Mouse situado en el barrio de Las Huesas en Telde, presenta mucha basura, la pavimentación levantada y excrementos de animales. Los vecinos están preocupados por la gran cantidad de cucarachas y ratas ante la posibilidad de infecciones. Además, piden la retirada de escombros que están en el Paseo del Poema de las 92 viviendas. El partido político Roque de Gando, pide a los responsables municipales que lo resuelvan cuanto antes.

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LA REALIDAD ES QUE EN TELDE SE SIGUE PASANDO HAMBRE

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A pesar de los reiterados anuncios del gobierno de Telde de bonanza económica y proyectos faraónicos, la realidad para muchos vecinos es que viven en situación de extrema pobreza. Este mismo domingo la ropa se amontonaba en la acera junto al contenedor de reciclaje situado en la prolongación de la céntrica calle León y Castillo, en la trasera del Hiperdino de San Gregorio.

Como se puede apreciar en la imagen, tras la desesperada búsqueda de ropa en el contenedor para vestirse, dejaron amontonada en la acera el resto. Es muy importante concienciarnos de lo importante que es no tirar la ropa que dejamos de utilizar, lo que para nosotros ya no sirve, puede salvar la situación de otras personas.

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LA RUINOSA CASA DE LA CONDESA: OTRA VERGÜENZA MÁS EN TELDE

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Si Alejandro del Castillo y Del Castillo supiese como ha acabado la Casa de la Condesa, quizás nunca se la hubiese vendido al Estado para que las administraciones la usasen, se suponía, como un lugar de recreo y de crecimiento cultural. Muy lejos quedan ya las celebraciones por el Día de Canarias y demás actividades que las paredes de la casona vieron algún día. Este lugar, donde en su momento hubo una finca que durante décadas tiñó de verde este valle hasta que fue plantado de 114 bloques de casas, es hoy un almacén de residuos y excrementos donde reinan los escombros, la basura y la desidia política.

La emblemática casona, cedida por el Gobierno canario al Ayuntamiento de Telde para su gestión durante 50 años, continúa en declive desde 2011, cuando la administración local decidió clausurar el espacio debido a deficiencias en su estructura. Ahora, más de una década después, este lugar, en condiciones de insalubridad y peligro, da cobijo a casi una decena de sintechos que no tienen nada mejor a lo que acogerse para vivir.

Un ejemplo está en Estrella, de 45 años, y su pareja Jonathan, de 43, quienes «por circunstancias de la vida» ahora no tienen los recursos necesarios para mantener una casa estable. Por ello, tras buscar por diferentes rincones de la ciudad, han decidido instalarse en unas habitaciones contiguas a la casona, un espacio que hasta hace nada la Corporación local pensaba destinar para crear un tanatorio que finalmente quedó en agua de borrajas.

«Antes vivíamos en una caseta de playa, pero hace dos meses encontramos esto y lo estamos limpiando y reformando», explica Estrella. «Mi novio está arreglando todo con la ayuda de un amigo y pronto tendremos hasta una habitación para poder dormir», revela sobre el interior de la que ya llama «su casa», la cual es una cámara donde aún huele a madera quemada de un antiguo incendio que se produjo en su interior. La han pintado y han instalado una pequeña cocina y un baño con agua.

Ella es camarera de piso y declara que están «bien» aquí. No es la primera pareja que llega a esta situación en este lugar, aunque puede que esta sea la última. Hace poco más de una semana la Policía Local tapió las puertas de las habitaciones aledañas para evitar nuevas llegadas, aunque esto aún parece insuficiente.

Por la parte frontal de la icónica estancia habitan también varios indigentes. Dos de ellos son chicos saharauis que hace unos años llegaron a Canarias en patera en busca de una mejor vida. Tras salir del centro de menores buscaron un lugar en el que vivir y se quedaron aquí. Ahora comparten techo dentro de uno de los cuartos de la casona junto a varios perros denominados como animales peligrosos, aunque ellos aseguran que no hacen nada.

Tito es otro de los okupas que no tienen «otro lugar mejor donde meterse». Aquí lleva más de tres años y espera seguir mientras pueda. Se gana la vida con lo mejor que sabe hacer: la mecánica. Él siempre actúa «de buena fe», aunque a veces, explica, «la gente se quiere aprovechar de mi situación».

Todos ellos han sido notificados por asuntos sociales para tratar sus situaciones, aunque alguno ya no confía en que alguien les pueda ayudar a salir de esta trágica y precaria situación, por lo que no piensan marcharse de aquí todavía.

Según ha podido saber este periódico la casona alberga en su interior ciertas actividades económicas no registradas como un gimnasio y una peluquería, en las que los cuerpos de seguridad ya están investigando.

Ni estas personas merecen vivir así, ni el histórico edificio estar en ruinas. En agosto de 2018 se suponía que debían salir todas las asociaciones y personas que aquí convivían para, unos meses después, empezar con las reformas de la histórica casa. Casi cuatro años después no solo no se han ido ni se ha empezado a mejorar las infraestructuras del lugar, sino que se han multiplicado los okupas.

DATOS

  • 31 de agosto de 2018, día que el Consistorio dio de plazo para que todas las personas y asociaciones abandonasen las instalaciones para que fuesen reformas. Cuatro años después, una comunidad de okupas habita la casona rodeados de basura y ruinas.

Canarias7