Corrupción de menores, tráfico de drogas y prostitución con total impunidad y en cualquier momento del día, pero nadie hace nada. Ésta es la realidad que denuncian los vecinos y empresarios cercanos al Palacio de la Cultura y las Artes de Arnao, que ven como todos los dí- as “un grupo de individuos hace lo que le da la gana en pleno centro de Telde”, apunta uno de los empresarios de la zona comercial abierta de San Gregorio, hastiado y preocupado de que no se ponga remedio a lo que cree es un importante problema de seguridad pública. Con una puerta de hierro abierta a patadas -ayer cerrada con un frágil candado- en la cara sur del edificio y con una valla levantada en su entrada lateral por la calle Roque, cerca del edificio de los antiguos cines del casco y del instituto Juan Pulido Castro, las idas y venidas de estas personas se han convertido en una constante congoja para residentes y empresas.
Este periódico pudo constatar la veracidad de lo denunciado con la entrada de varias personas por la puerta lateral y también las voces, en ocasiones bastante altas, en la valla derribada por donde se cuelan junto a los antiguos cines. Alejado de esto, los conductores siguen aparcando sus vehículos en la explanada que da a la autovía del Cabildo y donde estaba previsto el complejo cultural y de ocio. La queja de este comerciante, a la que se unen otros colegas que como él prefieren mantenerse en el anonimato porque temen represalias, también las expresan varios residentes que tienen sus domicilios en los aledaños de este inacabado edificio. De joya de la Corona a gueto, ése es el recorrido de una iniciativa para potenciar la cultura en Telde, con un programa muy ambicioso comenzado en 2001 y 15 años después, ejemplo de saco sin fondo y juguete roto, de difícil solución porque la situación financiera del Ayuntamiento no permite mover ni un solo ladrillo hasta una fecha sin definir. Mientras, los meses pasan y los nuevos inquilinos del también denominado popularmente mamotreto, continúan habitando en el inmueble desde diciembre de 2015, “pero parece que en el Ayuntamiento no quieren darse cuenta de esta circunstancia pese a que hemos informado a la Policía Local de lo que sucede, pero nada se ha hecho por solucionar esto”, explica uno de los empresarios.
Han sido cuatro meses, aunque otros sitúan la llegada de estas personas, una veintena según unos y más de 40 otros, incluso antes, en los que “hemos escuchado la mú- sica a todo volumen, gente entrando y saliendo para traficar con drogas y también prostitución”, asegura otro de los comerciantes de la zona. Sin ir más lejos, este pasado fin de semana una vecina que paseaba con sus dos hijas observó có- mo en la zona cercana al instituto y cerca del vallado había tiradas dos jeringuillas con resto de sangre a plena vista de todos. Pero lo que sin duda más les ha impactado a éstos y a los vecinos es ver “entrar a niñas de colegios y del instituto con chicos de más de 20 años y hombres, saltándose clases y probando porros y a saber qué otras cosas”. Según comentan, la Policía Local les ha dicho que es muy complicado entrar en el recinto porque su estado es peligroso y pueden sufrir accidentes muy graves, “pero lo mismo podría ocurrirles a las personas que están dentro, ya que hay una especie de vacío de bastantes metros que si alguien se precipita, se mata”, alega un vecino. “En el Ayuntamiento de Telde se debe conocer estos hechos porque yo he presentado una denuncia por los ruidos debido a la música tan alta que ponen por la noche, pero si ustedes se pasan ahora -eran las 10.00 horas- oirán cómo hablan y verán que son mucha gente”, dice otra vecina, que muestra su preocupación porque “también salen por la zona comercial, que se llena de gente problemática”.
Una intervención integral
La Policía Local de Telde ya ha intervenido en el interior del auditorio de Arnao ante las denuncias que ha recibido. Juan Martel, concejal de Seguridad, señaló ayer que “los agentes incluso han entrado en el recinto y han sacado a varias personas, pero esto no es un problema que se pueda abordar desde una sola concejalía, sino que necesita un plan integral”. Martel destacó que “no podemos destinar un policía a la vigilancia del auditorio, sino lo que habría que hacer es buscar la manera de cerrarlo totalmente para evitar que entren más personas y se queden a dormir allí”. La Policía ha redactado varios informes sobre la situación que existe en el auditorio, “y ha explicado que este lugar es peligroso porque no tiene luz y además hay un agujero de gran dimensión.
La Provincia-Dlp