Primero Canarias se presentó como el nuevo huracán político de las islas. Un proyecto fresco, juvenil, reformador, innovador. Hasta parecía que nos estaban vendiendo la “fibra óptica de la política canaria”. Lo único que olvidaron explicar fue qué estaban reformando exactamente: la política… o su propio futuro laboral.
Lo curioso no es el discurso épico. En Canarias ya estamos acostumbrados a que cada cuatro años aparezca un salvador de las islas con un PowerPoint y muchas ganas de ponerse una banda cruzada.
Lo curioso es que Primero Canarias nació antes de presentarse a las urnas. Sí, como un bebé que se hace influencer antes de nacer.
Porque, y esto conviene recordarlo con calma:
A Primero Canarias no lo ha votado nadie.
A Nueva Canarias sí la votaron.
Pero los que hoy forman Primero Canarias siguen ocupando los mismos cargos que ganaron con Nueva Canarias.
Es decir: el votante fue a las urnas confiando en unas siglas… y hoy le gobiernan otras. Un poco como pedir “pella de gofio” y que te sirvan “arepa venezolana”, rica igual, pero oye… no era eso lo que pediste.
La portabilidad del sillón: “Tus minutos se mantienen”
Da la sensación de que algunos políticos creyeron que el acta fue como una línea telefónica: te la llevas contigo cuando cambias de compañía.
“Cambias de operadora, pero tus gigas, tus minutos y tu sillón se mantienen.” Pero la política no funciona así, o al menos no debería. El cargo no se hereda, no es propiedad privada ni viene con escritura del Registro de la Propiedad del Cabildo.
Es sencillo:
- El acta la pone el ciudadano, no el partido.
- Pero el ciudadano la da a través de la papeleta, que SÍ tiene partido.
- Si cambias de partido sin preguntarle, usas su voto sin permiso.
Y eso, por donde se mire, es apropiarse de una confianza ajena.
La confusión del votante: Nueva CanariaS y Primero CanariaS… pero juntitos
La situación se vuelve aún más surrealista cuando el votante descubre que Nueva Canarias y Primero Canarias ya no son lo mismo, pero siguen gobernando juntos donde pueden. A ver, alguien que ponga un rótulo como en los programas de Telecinco:
SEPARADOS… PERO CONVENCIENDO A LA FAMILIA DE QUE TODO VA BIEN
En algunos municipios y en el Cabildo parece “matrimonio roto, pero compartiendo piso”, porque el alquiler está caro y hay que aguantar. O como dicen algunos vecinos:
“Esto no es un divorcio, esto es una hipoteca.”
Los ciudadanos asisten como espectadores a una especie de “telenovela insular”: “Lo nuestro no funciona, pero nos conviene.”
Para esto ya no hace falta ni Netflix.
El triunfalismo precoz: Celebrar antes de competir
Todo esto sería ya bastante excéntrico, pero se suma una capa extra de humor: Primero Canarias se proclama alternativa histórica… antes de presentarse a unas elecciones.
Es como celebrar el ascenso a Primera sin haber jugado la liga. O como sacar el traje típico para la romería… dos meses antes, en enero, con paraguas.
Mucho bombo, poca urna. Mucho discurso épico, cero papeletas escrutadas. Pero con esto ya aprendimos algo:
No hace falta ganar elecciones para celebrar victorias… si tienes buena nota de prensa.
Y ahora, dos derrotas que duelen más porque el globo estaba muy inflado
Después de tanto entusiasmo, la realidad tocó la puerta… y no vino a saludar:
- Destitución de Teodoro Sosa como portavoz en el Cabildo.
El altavoz se quedó sin micrófono. Ahora toca hablar con megáfono de verbena. - Pérdida del Gobierno de Valsequillo por moción de censura.
El “bastión” se les volvió castillo de arena mojada.
Dos bofetadas políticas en menos de un mes que dejan una moraleja:
No se puede anunciar que cambias la historia de Canarias… antes de cambiar siquiera un municipio.
Lección final: Respeto, humildad y urnas
Si Primero Canarias quiere ser algo más que un post de Instagram con hashtag patriótico, tendrá que asumir tres cosas:
- El voto no es transferible sin permiso.
- Un partido no se construye con épica, sino con ética.
- No hay discurso que sustituya al respeto por el votante.
Cuando se atrevan a dar el paso más básico —presentarse a unas elecciones con su propio nombre— sabremos si el apoyo es real… o solo fue entusiasmo mediático.
Hasta entonces, mucho ánimo.
Van “Primero”, sí… pero en cola para estrenar realidad.
Juan Santana, periodista y locutor de radio