CHARLA SOBRE HALLAZGOS IMPORTANTES DE LAS EXCAVACIONES DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE MALVERDE

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En esta ocasión Turcón Ecologistas en Acción programa una charla que pretende, de la mano del arqueólogo, investigador e historiador Abel Galindo Rodríguez, dar a conocer los trabajos de excavación del Yacimiento de Malverde, un espacio patrimonial que sigue dando elementos para explorar y descubrir lo que continúa ocultando este espacio situado en el barrio de Tara en Telde.

Tan sugerente charla coloquio no te la puedes perder. La convocatoria es para el viernes 25 de julio, a las 19:30 horas en el Círculo Cultural de Telde (Antiguo Molino del Conde), en la calle el Roque 119, en San Gregorio de Telde.

El acto contará con las explicaciones e interpretaciones de Abel Galindo, responsable y director de las tareas de excavación, que apoyará su charla con imágenes de los interesantes trabajos y de la metodología empleada para extraer materiales y datos del lugar de Malverde.

En afirmaciones del experto Abel Galindo sobre la excavación de Malverde, “lo hallado tiene características propias de las construcciones de naturaleza indígena, del mundo antes de la conquista. Reforzado por la inmensa cantidad de herramientas líticas, molinos circulares, cerámica, moluscos o fauna”, queda seguir estudiando e interpretando los hallazgos recolectados en la campaña arqueológica; primera en Canarias en ser sufragada por un propietario privado, el vecino de Telde Bentejuí Motas García.

Esta nueva actividad de Turcón cuenta con la colaboración del Círculo Cultural de Telde, el Cabildo Insular de Gran Canaria-Participa Gran Canaria y la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, en un acto con entrada libre hasta completar el aforo de la sala.

No te pierdas el próximo 25 de julio la charla impartida por Abel Galindo y descubre lo que oculta el yacimiento arqueológico de Malverde.

 

“LOLA, LA PERRA MÁS ESCURRIDIZA DE LAS LONGUERAS… Y LA NUEVA ALCALDESA EN LA SOMBRA”

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Si pensabas que los plenos municipales eran lo más surrealista que podía pasar en Telde, es porque no conoces a Lola, una perra con más tablas que un concejal veterano y con más agilidad que los presupuestos cuando hay que aprobarlos “por urgencia”.
 
La historia arranca en Las Longueras, donde desde hace días el alcalde, la Policía Local, Bienestar Animal y hasta los del bar de la esquina tienen un nuevo tema de conversación: una perra llamada Lola que ha revolucionado el barrio y puesto a prueba a todo un ayuntamiento. Porque sí, Lola tiene dueño, vive en una finca privada y, por si fuera poco, no se deja coger ni con galletas, ni con diplomacia institucional.
 
Cada vez que alguien del personal técnico intenta acercarse con buenas intenciones (y una correa en la mano), Lola hace gala de sus habilidades ninja: huye con una elegancia perruna, salta a su finca y ahí termina la expedición. Como si dijera: “Aquí mando yo”.
 
La situación es tan peculiar que algunos vecinos ya la saludan como si fuera la nueva regidora del barrio. Hay quien asegura haberla visto vigilando desde lo alto de una piedra, cual leona canaria protegiendo su territorio… o simplemente disfrutando del espectáculo.
 
Desde el Ayuntamiento, eso sí, nos piden paciencia y comprensión: esto no es abandono, señoras y señores, que la perra tiene dueño, chip y residencia fiscal en la finca, y cualquier actuación debe ir con autorización legal. Ya se ha localizado al propietario y se está tramitando una cita —esperemos que con croquetas de por medio— para que veterinarios y agentes puedan revisar a la escapista.
 
Mientras tanto, el alcalde se ha convertido en el humano mejor entrenado para intentar atrapar a Lola, lo cual ya es decir mucho, porque ni siquiera ha conseguido poner a trabajar a la mayoría de los concejales, que también se le escapan… pero a sus propias fincas particulares. Unos se esconden tras informes, otros tras “agendas imposibles”, y alguno hasta detrás de un ficus institucional. Pero ahí está el regidor, corriendo detrás de Lola como si en ello le fuera la gobernabilidad.
 
Y si todo esto no fuera suficiente, hay quien ya propone que Lola tenga su propia cuenta de Instagram, candidatura en las próximas elecciones y un monolito en la plaza del barrio. Porque si algo ha dejado claro esta historia es que Lola no es una perra cualquiera. Es una perra con agenda, carácter y mucha más autoridad que algunos concejales de carne, hueso y dietas.
 
Seguiremos informando, siempre que Lola no nos vea venir y nos mande de una carrera a casa.