No soy especialmente navideño, aunque si cristiano y creyente, respetuoso con todas las confesiones religiosas.
Como a muchos y muchas eso de ser felices porque toca en el calendario no va conmigo y además los recuerdos también hacen de las suyas. Aún así creo que es una tradición hermosa, de esas que valdría la pena mantener siempre, pero su esencia y no su vertiente mercantil-consumista. Y con ello no pretendo apuntarme a aguafiestas o a contracorriente, sino simplemente hablar desde el corazón, que no sólo está para bombear sangre. Ese que quisiera que lo de las buenas energías, mejores deseos y gestos de cariño fueran durante todo el año, de todos con todos, porque limitarlos a Navidad me parece empobrecedor y falso. Si de ser felices se trata, si el desear felicidad, salud y amor a propios y extraños es de lo que se trata, mejor siempre y no de palabra sino con hechos, en todo tiempo y forma porque cunde más.
Para todos los amigos y amigas de creencias cristianas que tengo, mi deseo de que estas fechas les reconforten en su fe. Para los que como yo son de otras creencias no religiosas, invitarles a vivir éstas como una inversión necesaria, pero en salud emocional y espiritual de otra manera.
A aquellos y aquellas que tengo aqui como amigos y amigas, en tantos que agregados en este rinconcito del universo virtual, mi deseo de que 2020 les llegue con salud y felicidad que, al final, es el tesoro que todos realmente deseamos tener y que tengan quienes queremos.
Feliz Navidad con V de verdad.
Manuel Ramón Santana, redactor jefe de ONDA GUANCHE