La nueva junta directiva de la asociación de vecinos San Antolín, procedente del barrio de La Medianía, lleva meses intentando paliar los numerosos problemas internos de una comunidad vecinal cuya antigua dirección dejó en el abandono.
El mal acondicionamiento del edificio, la carencia de recursos y sobre todo, la falta de suministro eléctrico desde hace más de un año, no les dejó otro remedio que acudir al Ayuntamiento para ver la luz en la oscuridad, literalmente. Sin embargo, hace semanas que desde Participación Ciudadana, concejalía dirigida por Saro Sosa, les prometen un encendido que nunca llega. La historia de esta problemática se remonta varios años atrás.
San Antolín es una de las múltiples asociaciones inactivas de Telde cuyos vecinos suplican una y otra vez por una solución para el barrio. Esta en concreto, mantenía una misma dirección desde el año 2004, y aunque al principio funcionaba con eficiencia y normalidad, pasados unos años dejó de realizar actividades y de mantener una buena gestión de su local. De hecho, la inoperancia provocó que las facturas se fueran acumulando mes tras mes y a día de hoy, el total de la factura del suministro eléctrico asciende a unos 500 euros.
«De hecho no tenemos contador de luz», declara Raúl Santa-na, actual presidente de la asociación, «al principio no supe qué pasaba ni a qué se debía, pero me contaron que tras los seis meses sin pagar tienen derecho a retirarlo».
Y debido a esto, y otros motivos de dejadez, Santana y otros vecinos quisieron ponerse en marcha para reactivar la vida social del barrio. Durante un año, desde principios de 2016, dieron el paso de acudir constantemente a la concejalía de Participación Ciudadana, encargada de la buena gestión de las aso-ciaciones, y pedir una solución a sus problemas.
Un año y unos meses más tarde, y gracias a la insistencia de los vecinos preocupados, el Ayuntamiento ayudó a reformar una nueva junta directiva, y el 16 de septiembre de 2017 entró Raúl Santana al mando.
Sin embargo, los problemas cayeron encima y Santana y sus compañeros han tenido, entre otras cosas, que volver a registrar la asociación en el listado del Gobierno, rehacer un seguro de Responsabilidad Civil y pedir materiales para acondicionar de nuevo el viejo local del barrio cuyas paredes y techo estaban en muy malas condiciones.
Poco a poco se han ido solucionando viejos baches, pero la luz sigue siendo a día de hoy un problema serio que les impide avanzar. La concejalía dirigida por Sosa prometió hace semanas que el problema se solventaría, y para ello contrataron un técnico eléctrico exterior al Ayuntamiento, puesto que desde dentro las concejalías encargadas de servicios no hacían frente al problema, que pudiera agilizar el proceso para recuperar la luz, y por supuesto, el contador. «Hace dos semanas que desde la concejalía nos aseguraron que se habían hecho los expedientes y que sólo quedaba por realizar el boletín», afirma Raúl Santana. «El técnico me aseguró que el miércoles de la semana pasada mandaría los documentos a la concejalía, yo los tendría que recoger y enviarlos rápidamente a Endesa para solucionar el tema». Sin embargo, desde la Concejalía aseguraron que el boletín no debía pasar por sus oficinas, sino entregarse directamente a la junta. «Es un mareo constante, y el problema es que continuamos sin luz cuando nos prometieron que la semana pasada ya tendríamos esto solventado.»
Los vecinos de La Medianía se encuentran altamente consternados ya que llevan meses des- de que la nueva directiva se hizo cargo del local intentando que la asociación pueda continuar activa incluso sin luz, pero es inviable.
A pesar de haber organizado reuniones con el soporte de una luz de motor, la situación es insostenible. «Queremos movernos y poder organizar actividades para niños y ancianos, y poder llevar a cabo cualquier propuesta que los vecinos de La Medianía nos ofrezcan», explica Santana apenado. «De hecho, ya me hubiera gustado hacer algún acto en Navidad, pero la falta de suministro eléctrico nos limita en casi todo.» Desesperados y a oscuras, los vecinos se muestran deseosos de poder reactivar su vida social. La espera es una eternidad. Quieren dar a la luz.
La Provincia-Dlp
