El programa El Pulso, que se emite a través de la plataforma digital Onda Guanche y presenta Juan Santana Hernández, ofreció una entrevista en profundidad con Juan Medina, dirigente vecinal y presidente de la asociación Solidaridad del Valle, una de las voces más activas y persistentes en la defensa social, económica y urbana de Jinámar.
Desde el inicio de la conversación, Medina situó su relato en la memoria del territorio. Nacido y criado en la Finca de la Condesa, hijo de aparceros, explicó cómo fue testigo directo del crecimiento del barrio y, al mismo tiempo, de su progresivo deterioro. “Antes esto era un vergel; hoy vemos edificios envejecidos, calles abandonadas y una administración que solo aparece cuando hay elecciones”, denunció.
Un activismo que nace del abandono
Su implicación vecinal no surge —según explicó— por ambición política, sino por una mezcla de responsabilidad y cansancio. Cansancio de ver cómo Jinámar queda fuera de las prioridades municipales mandato tras mandato. “Durante cuatro años se olvidan del valle y solo se acuerdan en campaña”, afirmó.
Desde Solidaridad del Valle, Medina combina la reivindicación vecinal con una intensa labor social a través de la unidad alimentaria, atendiendo a familias en situación de vulnerabilidad. Reconoció que el desánimo se ha instalado entre muchos vecinos, que han dejado de participar en asociaciones tras sentirse engañados tanto por políticos como por antiguos representantes vecinales. Aun así, reivindicó el carácter solidario del barrio y puso en valor la respuesta ciudadana en campañas de ayuda: “Jinámar es un barrio humilde, pero muy solidario”.
Infraestructuras agotadas y espacios públicos sin gestión
Durante la entrevista, el dirigente vecinal trazó un diagnóstico severo del estado actual de Jinámar. Habló de edificios con décadas de abandono, canchas deportivas inutilizadas, parques descuidados y una ausencia total de planificación integral en los espacios públicos.
Mencionó casos concretos como la cancha de Fernando Sagaseta, a la que se retiró una valla hace años sin reposición, o la cancha de El Dorado, donde la hierba vuelve a brotar poco después de ser reparada. A ello se suma la falta de mantenimiento del Parque de las Mil Palmeras, uno de los mayores espacios verdes del municipio, que —según Medina— no puede sostenerse con apenas dos o tres operarios.
También fue crítico con los servicios básicos: limpieza irregular, contenedores poco funcionales y una carencia absoluta de políticas reales de reciclaje. “No hay coordinación entre Ayuntamiento, Cabildo y Gobierno de Canarias”, lamentó.
El mercadillo dominical, símbolo del abandono
Uno de los momentos más contundentes de la entrevista llegó al abordar la situación del mercadillo dominical de Jinámar, que durante años fue uno de los más grandes y concurridos de Gran Canaria. Medina lo describió hoy como un espacio “devaluado, desordenado y sin control”.
Denunció la ausencia total de planes de seguridad, evacuación y emergencia, a pesar de que cada domingo se concentran entre 5.000 y 10.000 personas, y hasta 20.000 en fechas señaladas. Criticó la expansión de la venta ilegal, la falta de regulación, la inexistencia de vigilancia policial y el pésimo estado del suelo, que se convierte en un barrizal tras cada episodio de lluvia.
“El mercadillo sigue funcionando únicamente gracias a los propios puesteros. El Ayuntamiento no quiere gestionarlo ni asumir responsabilidades”, afirmó, señalando que la pérdida de puestos está reduciendo drásticamente la actividad económica y expulsando a vendedores históricos.
El millón del Plan Integral: “No nos vendan humo”
En relación con el anuncio del millón de euros para el Plan Integral de Jinámar, Medina mostró un profundo escepticismo. Cuestionó que se presente como un logro extraordinario cuando, según sus datos, el barrio genera más de 90 millones de euros anuales en impuestos. “Nos venden ese millón como si fuera la lotería, cuando es Jinámar quien sostiene gran parte de la recaudación”, afirmó.
Recordó además que este tipo de partidas ya estaban previstas y criticó el uso político de los anuncios institucionales. “Que consigan financiación está bien, pero que no se echen flores con lo que ya estaba pactado”, subrayó.
Preguntado por la gestión del actual alcalde de Telde, Juan Antonio Peña, Medina fue tajante: “Dos años han sido suficientes para ver que no ha habido el cambio prometido”. Aseguró que las mejoras se concentran en el casco, mientras los barrios periféricos siguen “a remolque y sin planificación”.
Descartó volver a presentarse a unas elecciones y explicó que su experiencia política fue decepcionante. “Desde una asociación ayudo más que desde un ayuntamiento lleno de promesas incumplidas”, afirmó.
Un llamamiento a despertar
La entrevista concluyó con un mensaje directo a los vecinos y vecinas de Jinámar: no resignarse, no dejarse comprar en campaña y ejercer un voto consciente. Medina no llamó a manifestaciones, pero sí a despertar socialmente. “Que suelten el mando, que se levanten del sillón y recuerden que el voto es una herramienta de cambio”, concluyó.
Una entrevista extensa, directa y sin adornos, que volvió a poner sobre la mesa una realidad que se repite en muchos barrios de Telde, pero que en Jinámar adquiere dimensiones de abandono estructural y cansancio ciudadano.