ONALIA BUENO: “EN POLÍTICA NO HAY IZQUIERDA NI DERECHA, HAY GENTE QUE TRABAJA Y GENTE QUE NO”

Comparte esto:

La alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, repasa en una conversación cercana y sin filtros su infancia, su herencia política, las batallas que la marcaron y su visión de Canarias: gestión, sentido común y amor por su tierra. Han pasado más de dos décadas desde aquella joven que respondía al teléfono en casa de su padre. Hoy, Onalia Bueno es una de las figuras más reconocidas del municipalismo canario: firme, combativa, cercana y, sobre todo, profundamente moganera.

Mogán no es solo un municipio turístico del sur de Gran Canaria. Es también el escenario donde una niña llamada Onalia creció escuchando conversaciones políticas en el salón de su casa, entre llamadas de vecinos que buscaban al alcalde —su padre— en aquellos años noventa de teléfono de disco y promesas que se cumplían con un apretón de manos.

“Recuerdo perfectamente cuando llamaban a casa y preguntaban por mi padre. Yo respondía y me decían: ‘dile que necesito hablar con él’. Aquello era otro tiempo. No había móviles, pero sí cercanía, humanidad y compromiso. Mi padre tenía vocación de servicio, y eso fue lo que me marcó”, rememora con ternura.

Aquella experiencia despertó en ella la vocación política. Estudió Ciencias Políticas, aunque admite que la teoría poco tiene que ver con la realidad municipal. “La carrera te da base, pero esto se aprende cada día, resolviendo problemas y escuchando a la gente. En política municipal no hay manual, hay calle, experiencia y mucho sacrificio”.

De la empresa privada al timón de Mogán

Antes de llegar a la alcaldía, Onalia pasó por la empresa privada, algo que considera una escuela fundamental para quien aspire a gobernar. “En la empresa aprendes a planificar, fijar objetivos, rendir cuentas y valorar resultados. Todo eso lo trasladé a la administración pública. Yo defiendo que para dedicarse a la política hay que haber trabajado primero fuera de ella”.

Con ese método, ha convertido Mogán en un municipio ejemplar en estabilidad, gestión y servicios. “Aquí no hay huelgas, ni conflictos con los trabajadores, ni retrasos en limpieza o recogida de residuos. Eso se logra con empatía, diálogo y exigencia. Y el primero que tiene que dar ejemplo es el alcalde o la alcaldesa. No puedes pedir esfuerzo si tú llegas tarde y te vas pronto. Liderar es dar ejemplo”.

Onalia lo tiene claro: la gestión pública no se sostiene con discursos ni con ideología, sino con planificación y resultados. “Hay que gobernar como si administraras tu propia casa, con sentido común, sin despilfarros y con prioridades claras”.

“Soy de carácter fuerte, pero tengo corazón”

En Mogán, muchos la llaman “la dama de hierro del sur”, pero ella matiza: “Soy fuerte cuando veo injusticias. Si algo no es justo, lo defiendo a capa y espada. Pero también tengo un lado humano, muy cercano. Lo que pasa es que en política, si no tienes carácter, te pasan por encima”.

Recuerda con orgullo su enfrentamiento con el Gobierno de España durante la crisis migratoria. “Me enfrenté a Pedro Sánchez y a cuatro ministros por el muelle de Arguineguín. Era un caos humanitario. Defendí a mi municipio porque era lo justo. Y lo volvería a hacer”.

Ese mismo espíritu combativo la acompaña ahora en la defensa de causas que considera vitales para Canarias: la vivienda vacacional, la tasa turística o la gestión del agua. “Muchos legislan desde un despacho en Santa Cruz o Las Palmas sin saber lo que pasa en los pueblos. Las leyes deben bajar a tierra. No se puede legislar desde la distancia”.

La independencia como bandera: nace “Juntos por Mogán”

En 2015, Onalia decidió romper moldes y fundar su propio partido, Juntos por Mogán, una formación local e independiente. “Lo hicimos porque queríamos libertad. En los partidos grandes todo es jerárquico, piramidal. Si opinas distinto, te borran de la foto. Nosotros preferimos pensar y decidir por nosotros mismos. Desde Mogán hemos demostrado que un municipio puede tener voz propia en Canarias”.

Su movimiento político ha sido, desde entonces, un referente en la defensa de la autonomía local. Bajo su mandato, Mogán ha experimentado una transformación visible: nuevos servicios, mayor equilibrio entre la zona turística y la residencial, y una mejora general de las infraestructuras. “No hay un solo barrio que no haya sido transformado. Y lo que falta, lo seguiremos haciendo”, afirma con convicción.

Entre sus retos inmediatos, menciona el Plan General —que pronto saldrá nuevamente a exposición pública—, el Plan de Vivienda Municipal, la circunvalación de Mogán casco y el túnel de Taurito. “Son obras que no dependen solo del Ayuntamiento, pero hay que estar encima. Si no haces seguimiento, vienen otros y te quitan la prioridad. Yo llamo todas las semanas para que no se olviden de Mogán”.

Las batallas personales y el aprendizaje de la adversidad

La política también la ha puesto a prueba. Onalia ha soportado presiones judiciales y mediáticas, especialmente de medios que, según ella, “hicieron de la persecución su negocio”.

“Me dolió mucho ver mi nombre en portadas nacionales. Lo llaman la ‘pena de telediario’. Luego todo se archivó, pero nadie pide perdón. Sufres tú, pero también tu familia. Lo importante es tener la conciencia tranquila. Aprendí a tener paciencia y a confiar en que la verdad acaba saliendo”.

Desde esa experiencia, defiende con firmeza la presunción de inocencia. “No se puede condenar a nadie antes de tiempo. Lo he vivido y sé lo que se siente. Hay que ser prudentes y justos, incluso cuando se trata de nuestros adversarios”.

Choque con el Cabildo y crítica a Morales

Sobre su relación con el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, no titubea: “Su guerra contra mí comenzó cuando Mogán decidió gestionar directamente los fondos europeos sin pasar por el Cabildo. Le molestó perder el control. Desde entonces, me ha declarado la guerra, pero es una guerra que ha ido perdiendo”.

Aprovecha para lanzar una crítica general al modelo insular: “Gran Canaria tiene recursos, pero no tiene proyecto. Se aparenta mucho y se transforma poco. Faltan depuradoras, vivienda pública y una política seria de agua. Mientras tanto, nos entretienen con discursos y etiquetas ideológicas”.

“La gente no come ideología”

Onalia Bueno desmonta sin titubeos el debate entre izquierdas y derechas. “Soy de centro. Hago políticas de izquierda y de derecha. Lo demás son etiquetas para entretener al votante. La gente no quiere escuchar si somos más progresistas o más nacionalistas, quiere ver resultados. Que el dinero público llegue a la calle, a los servicios, a los barrios”.

Con ironía, responde al presidente Morales, que días atrás afirmó que “sin ideología no hay política”:  “Eso que se lo diga a las familias que no llegan a fin de mes. A la gente le da igual tu ideología si no le resuelves los problemas. En Canarias hay demasiada política de discurso y poca política de gestión”.

Y añade una reflexión sobre la desconexión de la clase política: “Muchos viven rodeados de asesores e intelectuales, pero se han alejado del pueblo. La gente ya no se cree los espectáculos mediáticos, las mociones de censura o las guerras entre partidos. Lo que piden es gestión, cercanía y resultados”.

Los intentos de “Primero Canarias” y el mapa político en tensión

En las últimas semanas, Bueno ha denunciado públicamente los movimientos del nuevo partido Primero Canarias, que —según afirma— ha intentado reclutar a concejales en activo, incluso dentro de su grupo. “Eso no se puede permitir. A mí me ha pasado, y también a alcaldes de otros municipios. No es ético que vayas a tocar a un concejal que forma parte de un equipo de gobierno. Si lo haces, demuestra que no tienes proyecto, sino desesperación”.

Sobre la situación política insular, sentencia: “La gente está cansada. Lo que hace falta es gestión, no teatro”.

El lado humano: mangos, gofio y orgullo canario

En las redes sociales, Onalia muestra otra faceta más personal: la mujer que conversa con los agricultores, que aprende a pelar un mango con un vecino o que saborea una escudilla de gofio con leche en una finca de Osorio.

“Empecé las redes para que la gente me conociera más allá de la política. Quiero que vean que soy una mujer de carne y hueso, orgullosa de mi tierra. Tenemos que recuperar la autoestima de Canarias. Recordar lo que somos y de dónde venimos”.

Ese rescate de la identidad canaria lo considera parte de su misión. “La autoestima es poder. Antes la gente decía que era de Veneguera o de Puerto Rico, pero no de Mogán. Hoy lo dicen con orgullo. Eso me emociona”.

El futuro: Mogán y más allá

Tras casi una década al frente del Ayuntamiento, Onalia Bueno asegura que repetirá candidatura en 2027. “Voy a seguir. Lo tengo clarísimo. Todavía hay mucho por hacer. Mogán tiene potencial para ser el mejor municipio de Canarias”.

No descarta, sin embargo, que su partido dé el salto insular. “Nos estamos preparando en varios municipios de Gran Canaria. En 2026 o 2027 lo decidiremos”.

Entre sus pendientes, menciona infraestructuras deportivas y mejoras urbanas. “Mogán aún no tiene un pabellón deportivo. Tenemos el proyecto y buscaremos los recursos. Puerto Rico necesita una inversión enorme. Si me dieran 50 millones, los invertiría mañana”.

Un mensaje a sus vecinos y a Canarias

Al despedirse, lanza un mensaje a los moganeros y a todos los canarios:

“Soy una persona normal, con sentido común. No prometo milagros, pero sí trabajo, escucha y gestión. La gente necesita soluciones, no discursos. En política hay que tener corazón, coraje y humildad. A veces no puedes resolver un problema, pero puedes escuchar. Y eso también cura”.

La entrevista termina con risas y complicidad. Onalia recuerda sus primeros años en el Cabildo, cuando apenas tenía 21. “Me has visto crecer en política”, le dice al entrevistador. “Y eso me llena de orgullo”.

Han pasado más de dos décadas desde aquella joven que respondía al teléfono en casa de su padre. Hoy, Onalia Bueno es una de las figuras más reconocidas del municipalismo canario: firme, combativa, cercana y, sobre todo, profundamente moganera.

 

«TELDE, LA CIUDAD DEL ANUNCIO ETERNO»

Comparte esto:
Más allá de los vídeos, las promesas y los discursos en tono épico, la gran pregunta que muchos se hacen en Telde es: ¿dónde está la gestión?
 
Porque sí, tenemos alcalde —Juan Antonio Peña— y un puñado de concejales con dedicación exclusiva, pero a estas alturas del mandato muchos ciudadanos no sabrían ni ponerles cara. Son, literalmente, concejales fantasma: cobran, figuran y posan, pero de gestión, nada de nada.
 
Algunos incluso se dejan ver más por su despacho privado que por el Ayuntamiento. Otros viven pegados al móvil, grabando vídeos promocionales que anuncian obras que no llegan o proyectos que se eternizan. En Telde, el tiempo pasa… pero los resultados no aparecen.
 
Seguimos con los aparcamientos cerrados, los baches creciendo como cráteres lunares, el mercado municipal clausurado, y unos servicios sociales que parecen estar en periodo sabático.
 
La suciedad se acumula en las calles y los barrios se marchitan entre la desidia y el abandono.
 
Eso sí: fiestas no faltan. En Telde hay festivales, verbenas y fines de semana de puro alcohol y confeti. Si el trabajo escasea, al menos no falta el brindis.
 
Porque, seamos sinceros, Telde se ha convertido en la ciudad del despilfarro: luces, escenarios, promesas recicladas y una gestión que brilla por su ausencia.
 
Mientras tanto, las asociaciones de vecinos sobreviven como pueden. En barrios como Lomo Cementerio, su presidente aún está pagando de su bolsillo los servicios contratados para las fiestas de junio, porque la ayuda municipal fue —por decirlo suavemente— simbólica.
 
Eso sí, las fiestas del centro de la ciudad se pagan puntuales y generosas, porque hay que mantener el decorado para las fotos.
 
Y entre tanto abandono, Gestel, la empresa municipal, sigue siendo el cajero automático del poder. Paga religiosamente las facturas del comunicador oficial del gobierno de Telde —ese cronista de lo evidente, el “hombre del queso digital”— mientras los barrios se apagan y la gente se cansa de esperar.
 
Pero lo más grave es que no hay oposición.
 
¿Alguien ha visto a la oposición denunciar todo esto por sí sola? Hasta ahora somos nosotros, desde los micrófonos y las entrevistas, quienes hacemos hablar a la oposición… y ahí se quedan las denuncias, en titulares sin continuidad.
 
En los plenos, los concejales parecen más interesados en debatir sobre las guerras del mundo que en lo que ocurre en su propio municipio. Se aprueban mociones sobre conflictos internacionales, pero ninguna moción sobre el incumplimiento de los anuncios de Juan Antonio Peña ni de los vídeos de campaña permanente del PP.
 
¿Y los contratos prometidos? ¿Dónde están las obras anunciadas con tanto bombo y platillo? ¿Por qué no salen en ejecución?
 
Y ya los ciudadanos preguntan: ¿dónde está Esmeralda Cabrera?
 
Aquella mujer que salía cada día a buscar soluciones, que corría detrás de los problemas como si no existieran los despachos, hoy parece haberse esfumado.
 
Debe ser que el entusiasmo se agotó, porque ya ni fotos, ni entrevistas, ni declaraciones. Vive escondida tras alguna que otra nota de prensa.
¿Y qué fue de su famoso anuncio de “llevar la documentación conseguida como una heroína”? Nadie sabe nada de esos documentos.
 
¿De qué tiene miedo la señora Esmeralda Cabrera? ¿Será que su partido, VOX, no le deja ni salir a la calle?
 
Ya ven: ni los anuncios del gobierno ni los de la oposición sirven de nada.
 
Mientras tanto, el tiempo pasa y los ciudadanos siguen esperando… como si la paciencia también tuviera dedicación exclusiva.
 
Juan Santana, periodista y locutor de radio
 

MARI CARMEN RAMÍREZ: «EL MAL ESTADO DE LOS COLEGIOS PONE EN PELIGRO A LOS NIÑOS DE TELDE»

Comparte esto:

Tras la denuncia de ONDA GUANCHE sobre el estado calamitoso de las puertas de acceso al Colegio de Educación Infantil y Primaria, Plácido Fleitas (San Juan); en Telde, a 300 metros de la concejalía de Educación, siguen apareciendo centros educativos escolares en estado deplorable.

ONDA GUANCHE ofrece una entrevista con  la vecina teldense Mari Carmen Ramírez Betancor, la abuela coraje que destapó la caja de Pandora y cuyo testimonio es la demostración palpable de la decadencia política del Gobierno de Telde que lleva casi tres años vegetando de los impuestos de los contribuyentes, cobrando más 45.000 euros anuales, mientras los colegios se caen a cacho.

                                         ESCUCHA AQUÍ A MARI CARMEN RAMÍREZ