«CONTESTACIÓN AL MONAGUILLO DEL GALLINERO DEL KING DE CIUCA»

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En Telde ya estamos acostumbrados a ver gallos flacos y gallinas cebadas, pero siempre hay uno que se empeña en cacarear desde la sombra, escondido detrás del Faro, disfrazado con voz de Rockefeller y sin atreverse jamás a dar la cara. Ese personaje, que ha engordado a base de pienso institucional en el corral de los King Brother, ahora pretende subirse al púlpito de la moral y la ética como si fuera San Francisco de Asís del periodismo teldense. Vamos, que ni en el bingo de San Gregorio se reparte tanta hipocresía.
 
Me acusa de defender tribunas y micrófonos. ¡Qué casualidad! Eso mismo lleva haciendo él desde que aprendió a escribir con pluma prestada por el King Brother Mayor. Y ahora, con descaro, quiere vender su cacareo como amor al arte. Venga ya. En Telde la gente sabe diferenciar muy bien entre periodismo libre y cacareo a sueldo.
 
Lo más cómico es verlo ejercer de cura de la objetividad, sermoneando contra gallos flacos y gallinas gordas, pero evitando siempre nombrar al verdadero dueño del corral: Ciuca y sus amos. Ahí, de repente, se le acaba la voz. Afonía selectiva, lo llaman.
 
Por eso, menos cuentos y menos sermones con olor a pienso. Aquí algunos no debemos favores ni nos callamos por miedo a perder la pitanza. Yo seguiré diciendo lo que otros callan, aunque incomode a ciertos padrinos políticos.
 
Y termino con un refrán de la Plaza de San Gregorio, dedicado al monaguillo del gallinero: “Más vale gallo flaco que canta libre y da la cara, que gallina cebada que cacarea escondida con voz ronca de alquiler.”
 
Juan Santana, periodista y locutor de radio
 

«EL ESCRIBIENTE DE LA RATA Y EL PIENSO SUBVENCIONADO»

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En Telde no hace falta ni encuestas del CIS ni adivinadores de feria: basta con sentarse un rato en la Plaza de San Gregorio, pedir un café y escuchar cómo murmura la gente para entender dónde está la verdad. Pero, claro, al “escribiente de la rata” le gusta más inventarse zoológicos de gallos flacos, gallinas gordas y palomas sabias, que reconocer lo que hasta las tazas del bar saben: que aquí hay prensa que se alimenta del pienso asegurado y prensa que canta con el buche vacío, pero con la garganta libre.
 
Y lo que de verdad escuece a los medios subvencionados —y al escribiente de marras— es que se les recuerde en voz alta lo que todos comentan bajito: que publican a la carta facturada, con menú del día encargado desde los despachos municipales. Y lo peor no es eso… lo peor es que luego tienen la osadía de llamarse “independientes”. Hombre, independientes sí, pero de la verdad: muy dependientes del talón.
 
Mientras tanto, los gallos flacos, esos que él ridiculiza porque cantan a deshoras, tienen algo que en los corrales de pienso en cubierto no se consigue ni con subvenciones ni con convenios: la libertad de hablar de todo y de todos. Un día del alcalde, otro del concejal de turno, al siguiente del aparcamiento fantasma en San Gregorio, y si toca, del Cabildo o de Madrid. Sin pedir permiso ni pasar factura. Eso sí que jode: que no te puedan mandar callar.
 
Pero el escribiente de la rata prefiere pintarlo como si fuera rabieta de gallo famélico. Claro, porque cuando uno está acostumbrado a escribir con la panza llena de alpiste público, le cuesta entender cómo hay quien prefiere cantar con hambre pero con dignidad. Y en esa comparación, créame, siempre sale perdiendo el gordo del corral frente al flaco que se atreve a desafinar al amanecer.
 
La ciudadanía no es tonta. El vecino que compra el pan en la Plaza, la señora que espera guagua en San Juan o el jubilado que juega al dominó en San Gregorio saben perfectamente quién escribe con convicción y quién lo hace con la servilleta puesta para no mancharse de salsa del contrato. Y si no, que pregunte en cualquier tasca: lo tienen más claro que los balances del Ayuntamiento.
 
Y lo mejor de todo: se enfadan. Se enfadan muchísimo cuando alguien les recuerda que viven de publicar “a la carta”, que su independencia dura lo que dura la transferencia, y que sin la ayuda pública no les quedaría ni para tinta de bolígrafo. Ahí es cuando sacan pluma, gritan, insultan y reparten metáforas baratas de gallinero. Pero tranquilos: cada vez que lo hacen, dejan más en evidencia de qué lado están.
 
Porque lo que molesta no es que el gallo flaco cante. Lo que les enerva es que cante sin dueño. Que diga lo que ellos callan porque tienen el pico amarrado al pienso. Que recuerde que en Telde, mientras unos cacarean al compás de la subvención, otros todavía conservan el lujo de cantar a deshoras, libres, aunque no haya alpiste en el comedero.
 
Y eso, mi niño, ni se compra, ni se factura, ni se subvenciona. Eso se llama dignidad. Y de esa, los gallos flacos tienen para dar y regalar.
 
Juan Santana, periodista y locutor de radio
 

NC DENUNCIA QUE TELDE ESTÁ SUCIA, MALOLIENTE Y ABANDONADA TRAS DOS AÑOS DE MANDATO DEL GOBIERNO DE JUAN ANTONIO PEÑA, CIUCA Y PP

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Ya no quedan dudas. El Alcalde Juan Antonio Peña, CIUCA y el PP lo han conseguido: La actualización del contrato efectuada y su posterior aprobación, la recepción de parte de la maquinaria y de los contenedores nuevos, y lo más evidente, tener a Telde más sucia, maloliente y abandonada que nunca.

A estas alturas, con el trabajo ultimado por el anterior Gobierno, debíamos estar situados en la mejor de las situaciones en cuanto a prestación del servicio, disposición de recursos y contratación de efectivos; Sin embargo,  la realidad es otra bien distinta. Las continuas y reiteradas quejas de los vecinos se han convertido en el pan de cada día, lo que sumado al calor ambiental que despega los más nauseabundos olores de las aceras y calles, consiguen acabar con la paciencia de nuestros vecinos y deja al descubierto una situación lamentable.

El servicio está en peores condiciones que nunca, con las calles de la ciudad sucias y malolientes, los contenedores desbordados y rotos, cuyo mal estado de mantenimiento supone un riesgo añadido de salubridad y seguridad para las personas que pretenden depositar los residuos, especialmente nuestros mayores, niños y personas con discapacidad, sumándose a esto la inaceptable ausencia de papeleras y la irregularidad en cuanto a la frecuencia de limpieza y cribado de nuestras playas, especialmente durante el verano con la creciente afluencia de usuarios en la costa teldense. 

Es manifiesta la descontrolada situación, el creciente malestar vecinal, la ausencia de planificación, y la escasa capacidad resolutiva del alcalde Juan Antonio Peña, CIUCA y el PP, lo que hace a Nueva Canarias Bloque Canarista Telde plantearse las siguientes cuestiones:

1.- ¿ Por qué están desbordados y rotos los contenedores ?.

2.- ¿ Por qué nuestras calles desprenden mal olor y se ven sucias ?.

3.- ¿ Por qué no se baldean las calles para que la ciudad y los barrios estén limpios y desinfectados ?.

Desde Nueva Canarias Telde exigimos respuestas inmediatas, en defensa de los intereses generales de nuestros vecinos, que garanticen limpieza y desinfección en nuestras calles.

Telde no necesita un alcalde youtuber, centrado en la autocomplacencia y el acaparamiento mediático, sino un alcalde y un gobierno responsable y capacitado para resolver los problemas, con la suficiente habilidad de gestión para dar respuesta a las necesidades más básicas de nuestros vecinos.

«CARTA ABIERTA AL GRUPO FÉLIX SANTIAGO MELIÁN: AÚN ESTÁN A TIEMPO DE RECTIFICAR»

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El Grupo Félix Santiago Melián (FSM) ha construido durante décadas una imagen de empresa sólida y cercana, vinculada al desarrollo de nuestro municipio y de toda la comarca. Nadie puede negar la importancia de sus actividades en el ámbito de la construcción, la agricultura y otros servicios. Precisamente por eso, nos resulta incomprensible su insistencia en promover una planta de biogás en las inmediaciones del
barrio de La Atalaya, en Santa María de Guía.

Se trata de un proyecto que no solo contradice las legítimas demandas de la población local, sino que supone un riesgo innecesario para la salud, el bienestar y el futuro de miles de vecinos. Y lo que es más grave: amenaza con romper los lazos de confianza entre la empresa y la comunidad.

Responsabilidad social y buena vecindad

El Grupo FSM conoce bien lo que significa vivir y trabajar en un entorno pequeño como el nuestro: la buena vecindad no es un eslogan, sino un principio de convivencia que ha permitido a las empresas locales prosperar y contar con el apoyo de su gente. Ignorar la voz unánime de los vecinos sería un error estratégico de primer orden.

En tiempos en los que las empresas son evaluadas no solo por sus balances económicos, sino también por sus criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza), la decisión de insistir en un proyecto rechazado por la ciudadanía les colocaría en el lado opuesto de la responsabilidad social empresarial.

La diferencia entre un empresaurio y un empresario moderno está justo ahí. El empresaurio piensa solo en beneficios inmediatos, se escuda en que “cumple con la ley” y actúa como si la gente no tuviera voz. El empresario moderno sabe que su negocio no puede ir contra la comunidad donde trabaja. Escucha, dialoga, busca el bien común y entiende que la sostenibilidad no es un adorno, sino la base de su supervivencia.

Hay algo que muchos olvidan: cuando una comunidad siente que una empresa la perjudica demasiado, no se queda quieta. La gente se organiza, protesta, moviliza y puede llegar incluso a organizar boicots. Es decir, dejar de consumir o usar los servicios de esa empresa para castigarla por sus malas prácticas. Hoy, con las redes sociales y la facilidad para difundir información, la reputación de una empresa puede hundirse muy rápido si la comunidad se siente maltratada.

La historia empresarial está llena de ejemplos de compañías que no escucharon a tiempo y pagaron un alto precio en reputación y legitimidad. Hoy, con las redes sociales y la vigilancia ciudadana, ese coste es aún mayor y más inmediato.

•    Amazon tuvo que renunciar a instalar su macro-sede en Nueva York tras la oposición de los vecinos que denunciaban gentrificación y falta
de transparencia.

•    TC Energy canceló el oleoducto Keystone XL en Norteamérica tras la resistencia de comunidades indígenas y movimientos sociales.

•    Rio Tinto vio paralizada su mina de litio en Serbia después de una ola de protestas ciudadanas.

•    Tesla, en Alemania, se vio obligada a reducir su consumo de agua y modificar su proyecto de fábrica ante la presión de los habitantes locales.

•    Newmont en Perú y Dalradian Gold en Irlanda del Norte también tuvieron que suspender o reformular proyectos tras la oposición social.

Todos estos son ejemplos de empresas mucho más grandes y potentes que el Grupo FSM, por lo que no cabe despreciar el movimiento ciudadano que se ha levantado en torno a su proyecto de planta de biogás.

El denominador común es claro: cuando las comunidades locales dicen “no”, las empresas que persisten en la confrontación pierden. Las que escuchan, rectifican y dialogan, en cambio, encuentran nuevas oportunidades y fortalecen su legitimidad.

El Grupo Félix Santiago Melián debería tomar nota. Su forma de gestionar el proyecto de la planta de biogás en La Atalaya no refleja escucha ni compromiso real, sino imposición y maquillaje verde. Eso no es ser un empresario moderno, es quedarse en empresaurio. Y seguir así tiene consecuencias: pérdida de confianza, rechazo social y, al final, proyectos paralizados.

Un momento para demostrar altura empresarial

Grupo Félix Santiago Melián, aún están a tiempo. Este no es un pulso entre una empresa y un barrio; es un punto de inflexión que definirá su legado. La Atalaya, Santa María de Guía y el norte de Gran Canaria no olvidarán si una empresa local decide actuar de espaldas a su gente.

Rectificar no es un signo de debilidad, sino de inteligencia y sensibilidad social. Ustedes podrían transformar esta crisis en una oportunidad: apostar por proyectos sostenibles de verdad, dialogar con la comunidad y demostrar que el beneficio económico nunca puede estar por encima de la salud, la seguridad y la dignidad de las personas.

El mundo está cambiando. Las empresas que no se adapten quedarán atrás. La verdadera transformación empresarial no consiste en aparentar, sino en asumir que sin la comunidad y sin respeto al entorno, no hay futuro posible. La Atalaya ya ha demostrado que sabe organizarse, defenderse y hacerse escuchar. Confiamos en que el Grupo FSM también sabrá escuchar y actuaren consecuencia.

Plataforma Stop Planta de Biogás en La Atalaya