Residentes de la urbanización de Hoya Pozuelo critican el mal servicio de limpieza viaria y recogida de residuos en esta zona costera. Cartones, plásticos y otros desperdicios se encuentran justo al lado de contenedores de basura o de reciclaje de cartón o vidrio, una situación que los vecinos esperan que desde el Ayuntamiento de Telde se solucione cuanto antes porque, como dicen, «nosotros también pagamos los impuestos».

La Provincia-Dlp

La Policía Nacional ha detenido en Telde (Gran Canaria) a un individuo que responde a las iniciales de M.J.M.R., de 23 años y con antecedentes policiales, como presunto autor de cuatro robos con fuerza, según ha detallado la Jefatura Superior de Policía de Canarias en nota de prensa.

Los hechos se produjeron después de las denuncias interpuestas por los responsables de cuatro establecimientos de Telde, en los que contaron como alguien había entrado a la fuerza al interior de los locales para robar el dinero de las máquinas ‘tragaperras’.

La investigación policial determinó la presunta participación de un individuo en los cuatro hechos delictivos donde, una vez identificado, fue localizado y detenido por los agentes.

Un vez instruido el correspondiente atestado policial, el detenido pasó a disposición de la Autoridad Judicial competente, quien decretó su libertad con cargos.

«Yo saco a pasear a mis perritas y, se lo juro, paso miedo». Dolores Cruz transita a diario por el paso elevado para peatones que une Las Remudas con la zona comercial de La Mareta y siente que cada vez que lo hace arriesga su vida. La barandilla se balancea, hay huecos por lo que cabe un niño y el pavimento luce los hierros al aire.    

El puente es hoy una trampa mortal. Se está cayendo a cachos. Hay pilares de la barandilla que están en el aire, la plataforma sufre desprendimientos de cascotes y hasta hay tramos en los que han desaparecido algunos de los barrotes, con lo que se han abierto pasillos al precipicio y a una muerte segura sobre el asfalto de la GC-1. Los vecinos de Las Remudas claman contra lo que entienden un riesgo permanente para su seguridad. Es un puente muy transitado, el paso del barrio para coger la guagua hacia la capital, para bajar a la playa de La Garita o para ir de compras a Alcampo o a Ikea. «Por aquí pasan niños, jóvenes y mayores, de día y de noche, algún día pasará algo», advierte Domingo Moreno.

Dados estos mimbres, les parece un «insulto» al pueblo el mantenimiento que el Cabildo da al puente. Aunque parezca mentira, los operarios se han limitado a sustituir los barrotes perdidos con simples verguillas. «Esto lo puede abrir un niño y jugando se nos tira abajo», denuncia Antonio Rodríguez. Y ahora mismo lo que protege a los coches que transitan por la GC-1 para evitar la caída de cascotes «es una simple mosquitera». Basta un ligero tirón y se desprende. Sin esfuerzos. Y para empatar un tubo de la baranda con otro se limitaron a encajarlos, sin una mínima soldadura. Con todo, los riesgos no se acaban cuando se baja del puente. Los que van a La Mareta han de cruzar dos vías y sin pasos para peatones. La vida al albur de una moneda al aire.

Canarias7