Menudo susto se llevaron días atrás los vecinos de San José de Las Longueras y de La Herradura. Se escaparon dos perros de «razas peligrosas». Uno de ellos mordió y mató a otro y hasta hirió a una vecina. La ciudadanía llamó desesperada, pero solo acudió la Policía Local. No hay servicio de recogida de animales.
Los dos perros, un rottweiler y un pitbull, estaban amarrados en una finca de La Herradura y eran de dos propietarios diferentes. Los dos tienen microchip, pero ni están en el censo municipal de animales «potencialmente peligrosos», ni tienen licencia, ni están asegurados y tampoco tienen constancia en el Ayuntamiento de que estén vacunados. Lo cierto es que, por razones que se desconocen, se escaparon, cruzaron La Herradura y acabaron montando un buen lío en la GC-41, la vía general que pasa por San José de Las Longueras. El problema es que el Ayuntamiento tardó en reaccionar porque vuelve a estar sin servicio municipal de recogida de animales.
El rottweiler, desorientado, provocó problemas de tráfico porque se metía entre los coches. Y el pitbull, que también hirió al rottweiler, atacó al perro que llevaba una embarazada y le dio un buen susto al plantarle las dos patas sobre su barriga, aunque sin consecuencias. Peor suerte tuvo otra vecina que paseaba a su mascota, de talla pequeña, justo delante del antiguo matadero. Los mordiscos que le metió al can le causaron heridas tan graves que, tras pasar por dos centros veterinarios, tuvo que ser sacrificado, según fuentes municipales. Su propietaria, que intentó salvarlo, también sufrió heridas. La mordió en un brazo.
La Policía Local acudió, pero no cuenta con los medios ni con las herramientas para hacerse cargo de un servicio así. Cuando llegaron los agentes, los vecinos ya habían capturado a los dos perros. Al pitbull lo llevaron directamente a la perrera municipal, y al rottweiler lo amarraron a un contenedor. Los policías trataron de contactar con el jefe de servicio y con el veterinario municipal, pero era un sábado y estaban de día libre. Tuvo que intervenir hasta el concejal de Protección Animal, Eloy Santana, para buscar a alguien que recogiese a los perros. Al final logró localizar al veterinario, Pedro Zerpa, que acudió en su coche particular, cogió al rottweiler y se lo llevó a la perrera municipal. Allí estaba el pitbull, que está ahora en periodo de cuarentena. Sus respectivos dueños se han desentendido de ambos y ayer fueron trasladados al albergue de Bañaderos.
El contrato del servicio de recogida acabó el 11 de marzo, justo cuando Santana se estrenó en el cargo. Ayer aseguró que se está a punto de firmar nuevo contrato.
Canarias7