«Ingenio y el cambio climático»

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Tanto la prensa escrita como la digital incluida la radio y sobre todo las televisiones nos están dando constantemente las no agradables noticias relativas del «cambio climático» y sus repercusiones para las zonas costeras por la posible elevación del nivel del agua del mar ocasionado por la descongelación del hielo polar (al parecer por causas de la quema de combustibles fósiles y carbónicos y donde entra también el no poner freno a la tala de los bosques en nuestro frágil planeta tierra) donde se culpan al ser humano de esta polución atmosférica que está originando el calentamiento global. Se dice que si no se le pone remedio con urgencia el nivel del mar cubre a final del siglo XXI entre dos y cinco metros de altura (recordemos que el polo sur tiene el 80% de toda la masa de hielo de nuestro planeta).

Por esta causa observamos las reuniones de las grandes potencias mundiales (Estados Unidos, China y Rusia) así como del resto de todas las naciones el ir de conferencias en conferencias (la última, recientemente en Paris) intentando soluciones a este grave peligro para que al final se medien las «clásicas promesas de soluciones que no llegan», ojalá que sí.

Existen diversidad de criterios a nivel mundial sobre este candente tema del «calentamiento de nuestro planeta», lo cierto es que en un artículo del famoso y destacado climatólogo norteamericano James Hausen en el prestigioso diario norteamericano Washington Post dice que…»los efectos del 2º C de calentamiento promedio terrestre, lo que parece inevitable, donde ya hemos calentado el 0,85º C, con 2º C puede subir el nivel del mar en unos tres metros hacia final del siglo XXI y toma referencia el Eemian hace unos 100.000 años en que con una temperatura media apenas 1º C, más que ahora, el nivel del mar subió entre 5 y 9 metros…»…(¡).

Posibles  efectos  en  nuestra  costa

A raíz de todo lo anteriormente descrito, supuestamente de no solucionarse con urgencia la eliminación de la principal contaminación de combustibles fósiles y otros, existe la posibilidad para final del siglo XXI (2100 / 2150) en la Comarca del Sureste de Gran Canaria de la desaparición de la Playa de Gando, también de la playa de «La Torrecilla» ubicada al sur del Castillo de Gando, les sigue la playa de «Los Salmones» (antigua playa de Las Puntillas), la playa de San Agustín (conocida por «playa escondida» al norte del Burrero), también tendrá su efecto negativo en la Playa del Burrero y parte de su urbanización (llana/costera), la playa de Vargas retrocederá bastantes metros (tierra adentro), asimismo afectará a la playa de Cabrón y especialmente a la playa de Arinaga y (una zona amplia llana/costera).

No queremos dar «alarmismo» con estas supuestas subidas del nivel del mar para finales del siglo XXI ó años más tarde por causas de los efectos del «cambio climático y sus diversos derivados», lo que sí es cierto es que prevenir de cara al futuro de las nuevas generaciones es como curar y remediar.

Una de las grandes soluciones la tenemos en nuestra Comarca del Sureste Gran Canario en las Energías Limpias y Renovables (Eólicas) y también Solares que tanto se está divulgando y por causas políticas se están solucionando a «ritmo de tortuga). Cojamos un ejemplo de un sólo molino eólico ubicado en el Muelle del Puerto de Arinaga donde da electricidad para siete mil familias…?A que esperan los políticos y Organismos Responsables en esta materia¿…ó ?Prefieren que nos inunden las aguas del mar por no ser…precavidos¿.

(*) Antonio Sánchez, fue decano de los corresponsable informativos de la prensa escrita en Gran Canaria (hoy articulista en los diversos Medios Digitales de Información)

«El voto útil, más necesario que nunca…»

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Tradicionalmente, desde que se recuperó la Democracia en España tras el parón de cuarenta años, cada vez que se nos cita a los comicios oímos a los candidatos de los diferentes partidos  hablar del «voto útil». Generalmente suele esgrimirse como argumento para arrebatar el Gobierno (municipal, regional o estatal) a los dirigentes en el poder, bien por su pésima gestión (desde un punto de vista subjetivo), bien porque no se tiene la autoconfianza suficiente para creerse capaz de «convencer» al electorado con las propias propuestas, bien una combinación de ambas cosas…

La diferencia hasta ahora estaba en que todo se reducía a una mera alternancia. El bipartidismo quedó bien anclado desde la transición gracias a la Ley D’hondt que beneficia a los grandes partidos en perjuicio de las formaciones más pequeñas dando lugar a un reparto de escaños injusto al no valer todos los votos lo mismo. No es el más injusto de los repartos, todo hay que decirlo( como canario, donde nuestro propio sistema electoral se basa en la triple paridad, sé lo que digo), pero sí lo es lo suficiente como para que se produzcan situaciones difíciles de entender para el común de los ciudadanos…

Baste como ejemplo citar que en las elecciones del 2008 el PSOE resultó vencedor con 11.289.335 votos que le dieron 169 escaños, mientras que en 2011 el PP, con 10.830.693 votos consiguió 186 escaños: es decir, que con 458.642 votos menos el Partido Popular obtuvo 17 escaños más que los socialistas en los comicios anteriores. Cuesta entenderlo, ¿verdad?.

Ahora nos encontramos en puertas de unas nuevas elecciones generales donde la alternancia no está tan clara a simple vista. El panorama indica el fin del bipartidismo y la posibilidad de que haya cuatro partidos con capacidad decisoria, pero condenados al entendimiento. No vamos a ver mayorías absolutas y todo dependerá de pactos.

Pero no nos llamemos a engaño. La Ley D´hondt sigue estando ahí. El vuelco electoral deberá ser mayúsculo en favor de los partidos emergentes (Podemos o Ciudadanos) como para que esos votos se traduzcan en escaños reales. Máxime cuando se enfrentan a una implantación tan fuerte del partido en el Gobierno.

Ni siquiera podemos tomarnos demasiado en serio las encuestas. El número de votos o la preferencia de candidatos sólo es aplicable si se tiene en cuenta la Ley D´hondt y las variables que conlleva según las distintas circunscripciones electorales, y eso ayuda a la conocida como «cocina electoral«.

En la situación actual, el Partido Popular sigue teniendo más opciones de volver a gobernar de las que el común de la gente piensa, máxime si tenemos en cuenta que uno de los nuevos peones en el tablero de juego, Ciudadanos, se sitúa tan a la derecha (en algunas cuestiones incluso más) que el partido de Mariano Rajoy…

Aunque se presente como un partido de nuevo cuño, su realidad es que lleva diez años en el Parlamento catalán, donde se ha aliado con frecuencia con el Partido Popular de Cataluña, ha defendido en ese Parlamento el quitar la sanidad pública a los inmigrantes sin papeles, no apoyó la moción que pretendía no aplicar la reforma del aborto de Gallardón en Cataluña, propuso la prohibición del burka, se ausentó del Parlament para no condenar el franquismo y se ha manifestado junto a formaciones ultraderechistas como Plataforma per Catalunya (PxC), conocida por su xenofobia (algo compartido por García Albiol, actual líder pepero en tierras catalanas, por cierto).

Todo lleva a la conclusión de que el partido de Albert Rivera (quien militó en las Nuevas Generaciones peperas) será la pata que sustente al Partido Popular si consigue ganar las elecciones aunque sea por la mínima. Evidentemente, y por propia conveniencia, Rivera «juega» a no decantarse por ninguna de las fuerzas mayoritarias (PP y PSOE) y juega la baza del «centrismo»(¿Por qué la derecha siempre se «oculta» como opción de centro?). Ciudadanos sólo pactaría con los socialistas si éstos consiguieran una mayoría plausible que impidiera al PP conseguir la mayoría sumando sus votos a los de la formación de Rivera.

Está cada día más claro que mandar a la fría bancada de la oposición al Partido Popular sólo puede conseguirse sumando votos de distintas formaciones y ahí Ciudadanos no entra como opción real. La posibilidad más auténtica tendría que pasar por un pacto entre PSOE y Podemos. Sin embargo no paran de lanzarse dardos envenenados en plena campaña. Uno entiende que tienen que dejar claro que son formaciones muy distintas con visiones muy diferentes de lo que hay que hacer, pero mirarse el propio ombligo un día sí y otro también puede dar al traste con lo más importante: echar del Gobierno al Partido Popular…

Por parte de Pablo Iglesias es su gran error, y además repetido: ya rechazó la confluencia con Izquierda Unida, lo que hubiera aumentado sus posibilidades reales ante la Ley D´hondt. Y en el terreno político estos errores se pagan duramente.

En el caso de Canarias, tal vez porque la lejanía ayuda a ver más claras las cosas, hay quien no tiene dudas de la necesidad de sumar voluntades. Nueva Canarias y el partido socialista van en coalición con unos acuerdos pactados entre ambas formaciones haciendo hincapié en las cuestiones que se consideran imprescindibles (derribar al PP que tanto maltrato ha dado a Canarias y asegurar que los canarios recibamos el trato igualitario con el resto del Estado que no teníamos y el Partido Popular ha distanciado aún más).

Sin embargo, repetimos, a nivel del Estado parece que las confluencias entre formaciones progresistas se tornan harto difíciles lo que simplemente sirve para que Mariano Rajoy y los suyos se froten las manos…

Angel Rivero García

www.encanarias.wordpress.com