«La autocomplacencia no es realidad, es falsa videncia»

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Como ya es tristemente habitual en él, la autocrítica brilla por su ausencia.Al parecer las matemáticas de Romàn son distintas y la pérdida de decenas de miles de votos de la alianza que firmó con el PSOE es, al mismo tiempo, un «resistir» de su especialísima versión de ¿nacionalismo de izquierdas?.Nada sobre el tremendo fracaso de su personal apuesta de alianza en las principales ciudades de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura {islas en donde NC era algo).

Emulando aquel «España va bien» de Aznar mientras se inflaba la burbuja que después explotó trayéndonos estos lodos, Romàn se complace así mismo de presentarnos la película «NC va bien», a sabiendas de que, la burbuja que nos explotará pronto en la cara, es que entre Podemos y lo que quede del PSOE laminaràn el espacio político que debió corresponder a una alternativa nacionalista de izquierdas que un día quiso dejar de ser la suma de cinco alcaldes.Y para echar balones fuera, vuelve con la cantinela de Soria y Clavijo, como si con eso pudiéramos ahora quitarnos la estela que deja la hipoteca que deja en forma de subordinación a un PSOe que en Canarias y España hace ya mucho que también es de derechas.

Pero no, otra vez autocomplacencia….para morir de éxito, que al fin y al cabo es un forma dulce de morir si…pero muerte política al fin y a la larga.

José Carlos Martín Puig, sociólogo y miembro de Nueva Canarias

Ildefonso Jiménez: «A mí no me representa quien me ningunea»

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El que fuera concejal y portavoz de Nueva Canarias en el Ayuntamiento de Telde durante 22 años, Ildefonso Jiménez, econoce públicamente lo que era un secreto a voces,  que hace más de año y medio que ha dejado la militancia de Nueva Canarias al no recibir el trato que esperaba.

— ¿Cuál fue la sensación de sentarse en el banquillo con dos de sus adversarios?

—Mi opinión de estas dos personas es ampliamente conocida y produce una sensación rara. Estoy sufriendo todavía un proceso de descompresión de la vida pública, en la que relativizo las cosas. La trascendencia mediática ya es bastante menor y a lo mejor por ese motivo no me impactó tanto como pensé. Si algo sentí por ver alguna persona en el estado en el que está, fue más un sentimiento de comprender que está más solo que la una. No tuve ningún tipo de gozo, ni de animadversión, ni de satisfacción. Creo que la gente tiene que pagar de alguna manera lo que hace, pero no le deseo mal a nadie.

— ¿Se ha desvinculado de NC?

—Sí. Son 22 años de tu vida y dejar la militancia significa de golpe y porrazo perder tu vida política y social. Uno cree y confía en que se deben dar algunas condiciones y yo le comuniqué algunos hechos que a mi modo de ver hay que cumplir cuando se está en la vida pública. La respuesta fue el silencio. Más tarde, y esto es más notorio, hay una asamblea en la que yo le pido que realicen una serie de acciones. No para limpiar el nombre de Ildefonso Jiménez, sino para limpiar en la institución el del portavoz. Lo que se llevó al Pleno no tuvo nada que ver con lo que yo planteé. Nadie me lo consultó. Silencio y ninguneo me dibujaron una organización política a la que yo ya no reconocía. Por eso en mayo de 2014 presenté mi dimisión.

— ¿Por qué siente que le han ninguneado?

— No es un sentimiento. De esa institución salió el portavoz de una organización política que tuvo que abandonar su cargo elegido democráticamente. Ante eso, no sólo se me ningunea a mí, ningunea a su propia representación en el Ayuntamiento porque sigue quedando para los anales de la historia que salió de ahí porque se le condenó por favorecer a uno de su partido. Eso es lo más feo que te pueden decir, más que robar dinero público. Ante eso, lo que prefieren es hacer, sin consultarlo, un canto, un brindis a que todos seamos buenos y que nos portemos bien. Yo a eso le llamo ninguneo en toda regla, porque es público, ante la militancia y la sociedad teldense, ante todo Telde en su conjunto y Gran Canaria en general. A mí no me representa quien me ningunea.

— ¿Y ahora por qué quiere hacerlo público?

— Porque quiero salir a la calle, ir donde se me apetezca sin tener que estar evitando lugares para no decir la situación en la que estaba y para no perjudicar al partido. Por eso me alejé de la vida social. Pero a mí me parece que esa lealtad se extingue ya con los procesos electorales.

— ¿Los militantes no lo sabían?

— No lo saben ni mis hijos. Por eso entendí que ese tiempo tenía que acabar y que a los ciudadanos, la militancia, mis amigos y mi familia les tengo que transmitir cuál es mi nueva situación.

— ¿Por qué sigue siendo fiel?

— Creo que los proyectos políticos están por encima de las personas. Nada me alegraría más que poder tener puntos de encuentro para volver a participar aportando lo que uno humildemente pueda. En primera línea ya no, pero como militante por supuesto. Pero algunas cosas tendrían que cambiar y hablarse. Sin hacer sangre, sin aspavientos, sin ninguna altanería, pero sí llamando a las cosas por su nombre, cogiendo al toro por los cuernos y resolviendo lo que se tenga que resolver.

— ¿Qué tiene que cambiar?

— Eso es mejor que lo hablemos entre las partes.

— ¿Francisco Santiago ha estado a la altura? ¿Y la regional?

—No me voy a pronunciar sobre nadie. Cualquier persona de ese nivel que me nombre tiene una trayectoria política impecable y a lo mejor el equivocado soy yo. El partido a veces se equivoca y yo creo que conmigo se ha equivocado.

«Deje de ir al barbero por vergüenza»

Jiménez no puede evitar emocionarse. Se le entrecorta la voz y se llenan los ojos de lágrimas en más de una ocasión cuando recuerda los momentos más duros. Pone un ejemplo claro para explicar lo difícil que fue la condena por el caso Alisios en 2012 y su posterior renuncia al acta. «Dejé de ir al barbero porque me daba vergüenza salir a la calle. Me compré una máquina y desde entonces me pelo en mi casa», relata.

No se arrepiente de haber dejado la política para acatar la sentencia condenatoria, aun sabiendo que después fue absuelto. Sostiene que lo volvería a hacer. «Nadie puede con tu conciencia, ni siquiera una sentencia», aclara al explicar su fortaleza. Explica que pese a no haber sido una «hermanita de la caridad», no se ha quedado con enemigos. «Seguramente que me habré equivocado, pero jamás, ni de acción ni por omisión consciente, he favorecido lo que no tocaba », alega. Pese a haber llorado en ocasiones, siente ahora que no hay dolor. «No tengo rencor a nadie, ni siquiera a los que fueron muñidores para que yo tuviese otro futuro distinto al que tengo ahora». Por eso, en este momento de su vida quiere cerrar capítulos, sin dejar ninguno abierto.

Fuente: Canarias7