«La Maestra Soñadora»

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Hoy ha sido un día mágico en la Academia de inglés. Ser maestra implica muchas responsabilidades y hay que saber llegar a los alumnos sin que se sientan un fracaso. Una tarea difícil en las que muchas veces no lo conseguimos.

Cuando comienzas a ejercer de maestra de inglés, te das cuenta de todas las cosas que te gustaría enseñarles. Tenemos que enseñar lo básico, vocabulario y verbos, pero hay que enfocarlo de una forma única y diferente. Hay que añadirle la dosis perfecta de creatividad y emoción, no solo para que les ayude a recordar sino para que poco a poco vayan teniendo un poco más de cultura.

Siempre pensé que cuando tuviese la oportunidad de dar clases de inglés, les enseñaría cosas que realmente me gustaría que me hubiesen enseñado. La mayoría de los maestros somos muy subjetivos y utilizamos nuestros gustos para plasmárselos a nuestros alumnos. Y en realidad hay que buscar un punto medio y que sean nuestros alumnos los curiosos y tengan ganas de seguir descubriendo.

Siempre creí que cuando tuviese un grupo de alumnos los “maleducaría” con películas antiguas, con canciones de los 70 y los 80, con escenas que pasaron a la historia. ¿La razón? Para que no quedara en el olvido: “No porque sea viejo tiene que ser olvidado”.

Hoy, día 24 de enero, lo he intentado. Estaba demasiado nerviosa y no sabía si iba a salir del todo bien. Habíamos repasado varios verbos fáciles de recordar como “singing and dancing” y hoy tocaba enseñar “the weather”. Sin pensarlo dos veces planifiqué una sesión de vídeo para finalizar el día y recordar dicho vocabulario. Para ello, puse unos 4 minutos de una clásica canción llamada

“Singing in the rain”. Uno de mis musicales preferidos de los que no puedo dejar de ver y de cantar y de que me den ganas de bailar al paso de Gene Kelly.

Sabía que ellos serían mi “pequeño experimento”, temía que no les gustaría porque viven en una época con demasiada fantasía y con una tecnología avanzada. Por ello, dicha película no cumplía los requisitos para la época.

No sé cómo pasó todo, no sé si mis alumnos percibieron los nervios en mis ojos, la ilusión en mi rostro y las ganas de enseñar, que me devolvieron los 5 minutos más mágicos de mi poca experiencia docente. No solo podía ver en las caras de los niños el entusiasmo al contemplar a Gene Kelly bailando, saltando y cantando; sino además percibí el interés que tenían cuando se acercaron al ordenador dejando 2 centímetros de distancia.

No pretendía mostrarles algo que a mí me encantaba, quería demostrarles que con 6 años ya sabían entender partes de canciones, quería enseñarles que se puede ser feliz aún teniendo un día gris, quería demostrarles que se puede bailar y cantar aún siendo mayor, quería contagiarles la felicidad que transmitía Gene Kelly en dicha escena.

Y funcionó. Al acabar no dejaban de bailar y de recordar parte de la canción. Fue un momento mágico y emotivo. Las sonrisas de aquellos 14 pequeños me devolvieron la esperanza y me emociona saber que es cierto que podemos ayudarlos a hacer felices con pequeñas cosas que quedaron olvidadas. Aún no sé si algún día recordarán este 24 de enero, pero yo sí que lo recordaré, porque han conseguido que no deje de luchar por seguir siendo una MAESTRA SOÑADORA en un mundo de locos.

(*) Azahara Rocha. ASSOPRESS