TELDE. EPISODIO I, El ECO de una ISLA
Recientemente, una docena de playas del municipio turístico de Mogán han permanecido cerradas durante más de una semana, mientras los equipos de limpieza retiraban residuos procedentes de las jaulas de cría de lubinas en Melenara, estas jaulas acuícolas sufrieron una gran mortandad por supuestos vertidos incontrolados de químicos en la zona según denunciaron en reiteradas ocasiones.
Varias playas de Telde (Melenara, Salinetas, Aguadulce, Tufia y Ojos de Garza), llevan mas un mes cerradas. La contaminación también obligó a cerrar otras playas del sureste y sur de la isla, tales como Vargas, San Agustín, Las Burras y prácticamente todas las de Mogán. El municipio de Mogán es quizá el más afectado por situarse a sotavento, donde las aguas son más tranquilas. Si bien, tras dos semanas, gracias a un cambio en las corrientes, pudieron reabrirse al baño. Otras playas afectadas sólo cerraron puntualmente.
Mientras la empresa explotadora de las jaulas marinas denunciaba en el Seprona y la Fiscalía la situación y exponía que pescadores de la zona, sobre el día 3 de octubre, alertaban de la presencia de un vertido en la costa con olores pestilentes e insoportables y, a su vez, realizaban múltiples avisos al ayuntamiento de Telde, responsable de los emisarios, y a las administraciones con competencias. Estas, durante dos semanas, permanecieron calladas, hasta que como siempre la situación se desbordó y los medios de comunicación empezaron a noticiar la situación y las autoridades no tuvieron más remedio que posicionarse, como es habitual, y como se diría en el argot futbolístico, echando balones fuera o al terreno del supuesto rival.
Sorprende entre los argumentos, cómo el ayuntamiento plantea que los análisis no dieron datos de vertidos en las aguas de unas playas que se han mantenido cerradas por “precaución”. Lo cierto es que según los dimes y diretes que corren y se deslizan en los corrillos de la vecindad, se dice que hay conexiones en la canalización que une el emisario y la depuradora, y que pueden ser utilizados, previa autorización del ayuntamiento. En definitiva, con permiso municipal, determinadas instalaciones del polígono industrial podrían verter directamente al mar, a través de conexiones a este colector de aguas depuradas. Sea esto cierto o no, sean conexiones al emisario o emisarios propios, sería importante que se clarificara la situación dado el alto riesgo y perjuicio para la salud pública y marina.
Se ha empezado a hablar de las muestras de agua realizadas. Es importante que se aclare también la cronología del caso. NO es menos cierto que parece que las famosas muestras hechas por el ayuntamiento son de los días 16 y 17, mucho después de las denuncias y que estás no dieron marcadores químicos. Sería importante que se supiera también la cronología de las pruebas de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias y sus resultados.
En medio de esta vorágine de información o desinformación interesada, se mueven plataformas contra la industria de la acuicultura, recordándonos aquel hecho de sostenibles si pero no cerca de casa. NO hay que olvidar que la acuicultura es una de las industrias que puede diversificar nuestra economía y sacarla un poco del sector servicios y que serán parte de la solución alimentaría. El mar ya no da más de sí, y además lo estamos matando con la acidificación a pasos agigantados.
NO es menos cierto que el posicionamiento de las jaulas marinas frente a un polígono industrial de las características de Salinetas debería redefinirse. Pero fue el gobierno de Canarias quien dio los permisos. Habría que ver si tuvo en su momento un estudio de impacto ambiental y marino. Lo que está claro es que no podemos ni demonizarlas ni estrangular un sector que debe desarrollarse ordenadamente.
Otro hecho meridianamente claro es que la falta de transparencia e información contrastada en tiempo, por parte de las administraciones, vuelve a ser la clave del desaguisado.
De repente todos hablan, pero no se les entiende. Habría que preguntarse quienes son los que están callados en ese polígono industrial que utilizan productos químicos de las características que pueden producir esos problemas.
Habría que preguntarse porque no se trabaja coordinadamente entre todas las partes y se resuelve un problema de salud pública.
Habría que preguntarse porque tanto intento de echarle culpas a la explotación de acuicultura, cuando son ellos los perjudicados junto con la ciudadanía y el territorio. Recordar que son los denunciantes y cuentan con informes de funcionamiento y automatización de las jaulas del modelo de alimentación que dicen de la eficiencia de su funcionamiento. Recordar que no ha pasado durante muchos años de explotación una situación de esta magnitud.
Habría que poner en solfa a esos expertos biólogos, científicos que plantean que es un problema de las jaulas, cuando hay otros que plantean que es claramente un vertido de químicos.
Como broche al pastel, analizar los efectos colaterales que ha conllevado y puesto a la luz lo que será un problema a corto y medio plazo mucho más grave. Nos encontramos con que, y vaya aquello de que a perro flaco…, que el ayuntamiento de Mogán se plantea reclamar responsabilidades por las pérdidas económicas que supone al sector turístico y al propio consistorio por el servicio de hamacas y sombrillas. Ciertamente la cercanía política entre Telde y Mogán clama la solidaridad y pide que los socios se sumen a la batalla. Si ese ayuntamiento tuviera la misma diligencia para vertidos de salmuera en la misma playa de Tauro o en el futuro emisario de salmuera y vertidos de Arguineguín, ese que emitirá mínimo 7800 metros cúbicos de salmuera y químicos al mar, cada día, y que con el efecto Von Karman se acumulará en la zona destruyendo mas rápido que lento los sebadales y el reducto de naturaleza marina quizá más importante de Gran Canaria. Estos barros nos están vaticinando lo que será los lodos del futuro de la costa moganera.
Plataforma Salvar Chira Soria Barranco de Arguineguin / Imagen: Canarias7