Indiscutiblemente vivimos una de las peores atmósferas económicas, sociales y políticas de las últimas décadas. Una crisis, en muchos casos, a nivel mundial, pero que ha sido mucho más dura para el sector que siempre se lleva la peor parte: los ciudadanos.
Pese a mi juventud, veintitrés años me han bastado para observar y reflexionar sobre los problemas que nos rodean, la dificultad que tienen algunos seres humanos para cumplir con su palabra y la desidia en la que se ha incurrido a la hora de efectuar las medidas necesarias para cumplir con el pueblo.
Hacer política es trabajar para lograr una sociedad libre y resolver la dificultad que plantea la convivencia colectiva y así, conseguir el bien común. Parece una definición sacada de la Real Academia de la Lengua, pero no lo es. Es un pensamiento palpable en la opinión de muchos ciudadanos, pero por alguna extraña razón que proviene del ansia de poder de algunos pocos, no está siendo posible llevarla a cabo.
La ideología es un derecho humano más, usado en nuestros días de una manera un tanto amoral, en tanto en cuanto se utiliza para fines propios y que atacan a la integridad del resto. Aun así, existiendo numerosas agrupaciones ideológicas que trabajan para hacer política, considero que la ideología debe ocupar siempre un puesto secundario. Todos defendemos lo que pensamos pero no puede ser razón para atacar el argumento ajeno.
Dentro de todos y cada uno de los partidos existentes, militan personas capaces de conseguir llevar a cabo lo mejor para el pueblo. Telde no es menos, y cuenta con personas experimentadas y nuevas aptitudes, capaces de enfrentar la ardua tarea de formar parte de un gobierno municipal. Pero, lejos de atacar contra la filosofía de cualquier otro partido o persona individual, considero que la mejor opción es la que no caiga en extremismos y sepa equilibrar las propuestas de la derecha y la izquierda, moderándolas y llevando a cabo todo aquello que busque un objetivo equitativo, justo y ajustado a la situación que vivimos.
Como decía anteriormente, la política no nació para defender unas siglas, lo hizo para organizar de la mejor manera la vida en sociedad. Por ello el trabajo de un buen equipo debería centrarse en los ciudadanos y sus necesidades, olvidando los intereses individuales y caminando en pro de lo colectivo.
Ciudadanos de Centro Democrático ha acogido a un grupo liderado por Juan Martel que es capaz de plasmar todas las ideas anteriores. En él participamos mujeres y hombres de todas las edades, con ideas similares e, incluso otras dispares, pero con un mismo objetivo: cambiar la situación de nuestra ciudad.
Carecemos de magia, pero si poseemos la virtud de creer al 100% que nuestro proyecto de gobierno debe estar centrado en las personas. Un propósito que salga de una mesa sin haber tenido en cuenta la voz del municipio, no es viable a nuestro modo de entender.
Las personas son el origen y la meta de nuestro proyecto. Como coordinadora del mismo pretendo que todas las aportaciones que se incluyen en él afloren del sentir del vecino, consiguiendo así un proyecto objetivo, real, necesario y que cubra las carestías urgentes sin dejar atrás las nuevas aportaciones que hagan crecer al municipio. ‘Proyectamos realidades’ nace en las personas y se dirige hacia ellas y, como tal, es creado por todo el equipo que, día tras día, escucha las voces que lo rodea.
No se trata de revolucionar, quizá el caminar paulatino y gradual hacia el progreso sea un método más eficiente. Las decisiones hechas al vapor no son objetivas y dificultan mucho más la ardua tarea que tiene quien gobierna. Por ello CCD aboga por un programa elaborado por todos y para todos, en el que la experiencia de quienes lo han vivido es tan importante como la juventud y los nuevos aires. Tiene cabida todo aquel que tenga como prioridad el trabajo, las ganas y la mejora, la capacidad de lucha, la honestidad, lealtad al grupo y, sobre todo, las personas.
Personas de todas las edades, orígenes y condiciones. Niños y niñas, abuelos, jóvenes y adultos… El pasado nos ha dado los pilares, el presente es quien nos permite luchar y el futuro es para quien debemos mejorar. Telde y todos sus ciudadanos se merecen todo el compromiso posible y por ello estamos luchando, contra viento y marea, inclusive sacando uñas y dientes frente aquel que pretende hacer uso del poder contra nuestros principios éticos.
El pueblo tiene la palabra y la soberanía. Como dijo Montesquieu (1689-1755): “Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella” y eso es lo que hemos hecho, hacemos y seguiremos haciendo.
(*) María José López es candidata y responsable del proyecto de Gobierno de CCD en Telde
