RATAS EN EL CALERO ANTE LA DESIDIA MUNICIPAL

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La aparición de roedores en el barrio por culpa de la suciedad colma la paciencia de los vecinos, quienes llevan años denunciando el desamparo municipal que sufren sus calles e infraestructuras.

La lucha lleva prolongándose años y aunque se han celebrado victorias, estas han sido efímeras. Lo que empezó siendo una denuncia constante por parte de los vecinos de las cuatro fases que componen El Calero Bajo, ha derivado en una indignación que alcanza a todos los puntos del barrio. «Llevo ya casi 20 años viviendo en Pedro de Algaba y cada día me sorprende más como se está abandonando a este barrio al que llegué en 1999 con toda la ilusión del mundo», explica Cruz Montesdeoca, una de las residentes afectadas.

La población de uno de los núcleos principales de Telde siente que la situación ha ido empeorando progresivamente a pesar de la activa movilización vecinal, que ha tratado de hacer llegar sus demandas a las administraciones de todas las maneras, aunque con suerte exigua. La última problemática con la que se han topado es con la aparición de ratas. Un extremo que entienden que es la gota que colma el vaso. «Es increíble que durante el confinamiento, que es cuando más necesario es la limpieza en profundidad y la desinfección, se siga acumulando basura en la Plaza del Progreso (reconvertida en un parking de tierra), la zona de los contenedores y los terrenos aledaños», comentan, junto a Cruz, habitantes de las calles Obispo Codina, Obispo Frías, Maestro Nacional, Juan Alvarado del Saz y Pepito Tejera.

Pero no es solo una cuestión de suciedad lo que quita el sueño a la gente de la zona. Es un cúmulo de circunstancias las que les hacen sentirse abandonados por el Ayuntamiento. Las malas hierbas inundan todo el área. «No vienen a podar, lo que conlleva la acumulación de papeles, colillas, cucarachas… Es un foco de infección terrible», incide Montesdeoca. Las luminarias también son motivo de queja por la escasez de luz que desprenden las farolas adosadas a los edificios, muchas rotas y que dejan a varias zonas del barrio en la penumbra desde que se va el sol.

Además, muchas de las calles de El Calero requieren de una repavimentación urgente. «El asfaltado lo han hecho por trozos, como si el resto de los vecinos no pagáramos impuestos también», claman. La calle Padre Anchieta, por ejemplo, solo está asfaltada a a la entrada. Y Pedro de Algaba, Obispo Codina, Juan Alvarado del Saz y Obispo Frías no se han arreglado porque, según las explicaciones del Consistorio, no son muy transitadas. «En cambio, en Padre Claret incluso delimitaron la zona de aparcamiento y todo, cuando es una vía por la que no pasa nadie», razona Cruz.

Ni el colegio se salva

Los alrededores del CEIP Esteban Navarro Sánchez tampoco se libran de este abandono generalizado. En esta zona hay una acequia que acumula porquería desde hace años. «La basura ya está momificada, por lo que el agua no corre con fluidez y el olor tira para atrás», advierten los vecinos, varios de ellos aún con mayor preocupación porque sus hijos acuden a ese centro. Tampoco puede filtrar el agua como debería el alcantarillado que se encuentra al final de Obispo Codina y Pedro de Algaba. «Se obstruye con facilidad y no vienen a limpiarlo. Cuando llueve en abundancia nos echamos las manos a la cabeza temiendo que se nos inunden los garajes», añade Montesdeoca, quien desvela la dramática situación de un vecino que habita en Maestro Nacional, al que se le llena de agua la casa cada vez que el mal tiempo se ceba con el barrio.

«Acude día sí y día también al Ayuntamiento, pero sus visitas quedan en el olvido, como casi todo lo que ocurre en nuestro barrio», concluyen estos teldenses, quienes se toman con ironía pertenecer a uno de los municipios más caros de la isla en impuestos cuando, a cambio, solo reciben reveses y promesas incumplidas.

Canarias7

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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