«Cualquier parecido con la realidad española no es pura coincidencia»

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«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar».
 

Martin Niemöller

Martin Niemöller nació en Lippstadt,  -Alemania- en 1892. Como oficial naval, participó en la Gran Guerra como comandante de submarinos. Pero, después de acabar la contienda bélica, y horrorizado por la barbarie de la misma, sufrió una profunda crisis personal, que lo llevó a abandonar la carrera de las armas para convertirse en un pacifista, hasta que, en 1924, fue ordenado pastor de la Iglesia Evangélica. Su oposición a  Hitler, al que  le dedicó su famosa frase, “Sólo Dios es mi führer, señor Hitler, y no usted»,  lo llevó,  primero a la cárcel -1937-, y más tarde -entre 1938 y 1945- a los campos concentración de Sachsenhausen y Dachau. Su compromiso con la paz y la justicia social fue un referente en su vida, hasta que falleció en 1984.

Como se aprecia en los versos de arriba, la apatía de la sociedad alemana ante la crueldad nazi fue una de las críticas -acaso la principal- que Martin Niemöller hizo a sus compatriotas.

La apatía de una sociedad, la alemana,  asfixiada por una fuerte crisis económica, que Hitler supo manejar, culpando de la misma a  judíos y americanos. Un pueblo débil e incapaz  de reaccionar ante la el fanatismo nazi, debido a la fragmentación social que  hábilmente delineó el nazismo, fomentando  intereses e ideologías artificiosamente opuestas. Un falso sentido de pertenencia a una raza superior, emergida de falsedades biológicas e históricas. Todo esto, y mucho más,  podría explicar -y acaso justificar-  la «ceguera» del pueblo alemán, que se postró a los pies de un  maniaco que lo llevó a la ruina.

Pero, si algo bueno tiene la historia es que nos permite analizar los errores de antaño, con el fin de  no volver a cometerlos. Y es  precisamente el análisis crítico de esas páginas negras de la historia de la humanidad el que me lleva a concluir  que, en nuestro país,  algunos políticos y agentes sociales -escondidos detrás de ideologías progresistas- se están aprovechando de una España fragmentada en profundas clases sociales, ideologías trasnochadas y fanáticos nacionalismos para desempolvar las nefastas ideologías nazis, que tanto daño han hecho al progreso de la humanidad. Ideas que, ante la apatía de muchos españoles, amenazan -como le sucedió al pueblo alemán- con llevarnos a la ruina social y económica.

José Juan Sosa Rodríguez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

1 comentario en ««Cualquier parecido con la realidad española no es pura coincidencia»»

  1. Pero qué cosas dice. Hitler ganó las elecciones porque lo alemanes mayoritariamente, y especialmente los obreros, estaban de acuerdo con sus planteamientos y le votaron en consecuencia. No hay que olvidar que los cuadros del partido nazi se nutrieron de principalmente de socialistas y comunistas alemanes.
    Otras mentiras de la historia y sus resistentes, ya puestos, son que la resistencia francesa era numerosa y compuesta de franceses antinazis (cuatro republicanos españoles, algunos comunistas supervivientes del pacto de Hítler y Stalin, que llevó a entregar por Stalin los comunistas alemanes y franceses y los judíos a Hitler… y para de contar. Ni los animales hablan ni las películas dicen la verdad). Y otra, por ejemplo, es la supuesta lucha del PSOE contra el franquismo. El PSOE no estuvo en la oposición contra Franco -40 años de vacaciones se decía entonces-, y se reconstruyó, muerto áquel, mayoritariamente, con los franquistas cuadros medios y bajos de las instituciones del franquismo: sindicatos, INI, reforma agraria, etc.,… Todos anticomunistas y antifranquistas sobrevenidos, tras la muerte de Franco claro (Véanse biografías, o de dónde creen ustedes que salieron repentinamente 200.000 anticomunistas de siempre y antifranquistas sobrevenidos sino de los de la revolución pendiente). No es historia de lo que usted habla, en cuanto a lo que ocurrió. Memoria hay y algunos, ancianos ya, estuvimos allí.

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