“Urgencias en SOS”

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Las consecuencias de la crisis abarcan todos los ámbitos. No escapan a ella los sistemas sanitarios, ni la salud de las personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “El aumento de los precios de los alimentos y los combustibles, junto con la inseguridad en el empleo, se cuentan entre los factores que aumentan las inequidades en épocas de deterioro económico”, siendo los más vulnerables los que más sufren la crisis: los pobres, los marginados, los niños, las mujeres, los discapacitados, los mayores y los afectados por enfermedades crónicas.

Lo que no se debería hacer, en opinión de la OMS, es recortar las inversiones, sino todo lo contrario. A su juicio, aprender de los errores del pasado significa aumentar el dinero destinado a favor de la salud y del bienestar social.

Los recortes impuestos por el Gobierno en los últimos años no deben seguir afectando a la sanidad. Se está recortando y mucho aunque no lo quieran reconocer. Se están enviando diariamente enfermos terminales, hoy llamados “PACIENTES FRAGILES” a casa para ahorrar días de hospitalización, se están limitando medicamentos y se está recortando personal, además de mantener plantas hospitalarias cerradas, junto a Unidades de Medicina, como es el Caso de la Medicina Interna, sin Cardiología. Se ha restringido el acceso a fármacos de última generación, pese a estar ya aprobados. Tenemos uno de los mejores sistemas de salud pública del mundo y no podemos consentir que ahora, solo por una cuestión económica, se vaya todo al traste. Y digo bien alto: Solo por una cuestión económica. ¿Qué es el dinero ante la vida de las personas? La salud no debe ser cuestión de economía. Recorten de donde quieran menos de la sanidad.

Hablamos de vivir o morir. De poder acceder de forma gratuita a la atención médica o convertirla, como sucede en otros países, en una cuestión mercantil: si tienes dinero puedes vivir, y si no lo tienes puedes morir. En cuestión de salud, el Estado no tiene que cuadrar las cuentas. Hay que invertir en hospitales, en personal sanitario, en medicinas, en todo aquello que realmente nos debe igualar a todos los ciudadanos: El acceso a un sistema de salud universal y gratuito.

Tenemos un Servicio Canario de Salud, enfermo, en estado de SOS, ir al servicio de urgencia de un hospital canario, es encontrar a enfermos en un estado deprimente para ellos y sus familias, hacinados en  pasillos y en boxes. ¿Estos son los cuidados al final de la vida, para nuestros enfermos paliativos? ¿Para ello pagamos unos servicio públicos, infrahumanos y deprimentes? Como es posible que tengamos que soportar una deshumanización tan grande, a estas alturas del siglo XXI, por unos derroches y gestiones económicas muy cuestionables en los últimos años.

Aunque tenemos que destacar la profesionalidad y la impotencia que sufren al mismo tiempo día a día, todos los profesionales de este Sistema Canario de Salud.

(*) Francisco Javier Calixto Munguía, director adjunto de LA HOJA POPULAR CANARIA en el número de enero de esta publicación

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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