Una vecina de Telde vive arrestada en casa por los socavones de la carretera

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Vanessa González está recién operada, vive en El Cardonal y para ella es un suplicio usar la carretera que le une con el resto del mundo. Hay vecinos y negocios afectados. «Que tapen los baches». Aún está convaleciente. Hace un mes le trasplantaron el hígado. Y hasta hace unos días 115 grapas cosían su abdomen por fuera. Vanessa González se recupera, pero se lleva las manos a la cabeza cada vez que le toca salir de casa. Tiene revisiones semanales que se han convertido en un suplicio.

La carretera, la única que une su hogar con el resto del mundo, es una suerte de camino minado de socavones que para ella son como una tortura. «Es que me duele, un pequeño bache hace como si se me removiera todo aquí dentro». Vive en El Cardonal, un paisaje con casas diseminadas a medio camino entre Ojos de Garza y Piletillas. Y la vía secundaria que les comunica tiene tramos literalmente partidos en dos. Por eso ella solo sale de casa «por necesidad», cuando tiene que verla el médico.

Está en tan mal estado que no hay conductor que sea capaz de esquivar las trampas que depara esta carretera. Hay un tramo, el más próximo a Ojos de Garza, en el que el asfalto se ha arrugado tanto que parece que tiene olas, como el mar cuando está picado, de tal manera que transitar por esa superficie es lo más parecido al traqueteo de una vieja locomotora. Pero luego hay otro sector, el que discurre por las casas donde vive Vanessa y donde están el hotel La Manigua y el Centro de Hípica Canaria, en que la calzada está salpicada de cráteres que, literalmente, vomitan piedras. Ya en 2016 dieron la voz de alarma, por el asfalto y por los vertederos ilegales. Algo se ha hecho con los residuos, aunque sigue habiendo, pero la denuncia del asfalto cayó en un agujero negro.

Armando Hernández, también vecino, posa para la foto junto al bache que peor está y no puede perder de vista el suelo. Si se descuida, se troncha un pie. Lleva 13 años residiendo aquí, pero su mujer le cuenta que esta carretera no ha visto una capa decente de piche desde que se asfaltó por primera vez, hace entre 35 y 40 años. Antes era de tierra. Y para colmo, hasta hace dos años sobrevivían gracias al Rallye de Telde. «Cada vez que se acercaba la prueba, nos rebacheaban el camino, así íbamos escapando, pero por aquí ya no quieren pasar ni los ralis», apunta Armando.

Pero es que esta no es una carretera para ralis. Ni mucho menos. Es una vía de comunicación para vecinos y negocios que pagan sus impuestos como los del casco o los de la costa. «Dicen que somos pocos, pero no es verdad, aparte de los que vivimos aquí, la usan los vecinos de Piletillas, pasa el transporte escolar, el panadero, el cartero, y toda la gente que la coge como atajo cuando hay cola en la autovía, que son muchos días», precisa Armando.

Y también la recorren los turistas que se alojan en el hotel La Manigua y los usuarios del Centro Hípica Canaria. Sergio Guisado, unos de sus responsables, muestra un boquete justo a la entrada. «Cuando abrimos, el año pasado, fuimos a plantear este problema del acceso al Ayuntamiento y no nos hicieron ni caso». Desesperados, echaron ellos mismos una capa de cemento, pero se levanta enseguida. «Mis clientes tienen los coches bajos y se nos quejan mucho». Pedro Sánchez, harto, ironiza y se ofrece como mano de obra. «Ya me conformo con que me echen el piche, que ya nos encargamos nosotros, si ese es el problema». Piden al menos que les tapen los boquetes.

El edil de Obras, Eloy Santana, deja claro que conoce esta demanda, pero no promete nada. «Lo tenemos presente, y haremos lo imposible por resolverlo, pero hay otras muchas zonas de Telde que también necesitan una capa de asfalto y nos vemos obligados a fijar prioridades». Avanzó que entre finales de enero y principios de febrero firmará un contrato de 15.000 euros para repavimentar.

Canarias7

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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