Las bondades de la dieta Mediterránea para una vida larga y saludable

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Según J.M. Dupuis, más o menos todo el mundo sabe cuáles son los “ingredientes” de la dieta mediterránea: básicamente un alto consumo de vegetales (frutas, verduras, legumbres y frutos secos), un consumo moderado de carne y pescado (y dentro de éstos, un consumo preferente de pescado azul), de cereales (sobre todo trigo), aceite de oliva, vinagre, utilización de condimentos y especias, ajo y cebolla, y una copa de vino con las comidas.

Este patrón de alimentación, característico de países como España, Portugal, Francia, Italia, Grecia y Malta, se asocia a una vida larga y saludable, a una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares, a menor riesgo de deterioro cognitivo y menores tasas de sobrepeso, así como a un menor índice de obesidad abdominal (un indicador del riesgo de diabetes, hipertensión, infarto y accidente cerebrovascular).

Incluso a un menor riesgo en la incidencia y mortalidad por cáncer, a sufrir enfermedades pulmonares, asma y alergias y a beneficios a la hora de conservar la masa ósea.

Pero la dieta mediterránea no es sólo lo que comemos, sino que abarca todo el proceso que conduce a los alimentos desde la tierra y el mar a la mesa.

Como declaró la Unesco: “es una filosofía de vida basada en una forma de alimentarnos, de cocinar los alimentos, de compartirlos, de disfrutar de nuestro entorno y nuestro paisaje, de vivir y de relacionarnos con el medio”.

Y es que los mediterráneos no nos sentamos a la mesa sólo para comer, sino “para comer juntos y disfrutar de la compañía de amigos y familia”.

Assopress

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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