El Partido Popular está de los nervios. El descalabro electoral y la pérdida de poder en las instituciones que ello conlleva hace que sus líderes, con mariano Rajoy a la cabeza estén perdiendo los papeles y cayendo en el ridículo con las declaraciones (y descalificaciones) que un día sí y otro también andan repartiendo por todos los medios a ver si convencen a alguien.
¿Se trata simplemente del «malestar» ante una derrota no asimilada o puede haber algo más detrás de todo? Se está hablando mucho en las redes sociales estos días del miedo a las «alfombras levantadas»que puede atenazar a más de un dirigente pepero. No deja de ser «sospechoso» cuando menos el intenso «trabajo» realizado desde el 24-M por las destructoras de papel de varios municipios importantes. En Madrid fué denunciado por Comisiones Obreras y ya el PSOE ha anunciado que irá a los tribunales «si continúa la trituración masiva de documentos». La respuesta del consistorio ha sido que es»una práctica habitual, para reducir espacio», aunque lo evidente es que debiera ser el nuevo grupo de Gobierno quien decidiera qué papales sobran y cuales no.
El caso es que no paran de ponerse en evidencia, quizás por temor a lo que pueda pasar a partir de ahora. Nunca Esperanza Aguirre se había puesto tan en ridículo como hace unos días, cuando proponía cada día un acuerdo distinto, con tal de no perder el «sillón», estrategia que no le ha funcionado y que incluso puede tener consecuencias funestas para la condesa (se habla de que Rajoy puede usar el más que probable pacto con Ciudadanos para servir la cabeza de «la Doña» en bandeja de plata)…
Ya se pelean entre ellos (algo impensable hasta este momento en el partido del pensamiento único), siendo la «estrella del espectáculo» las críticas del Presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, hacia José Manuel Soria, al que acusa de ser «responsable» de gran parte de la pérdida de votos de su partido. También se han producido anuncios de dimisiones impensables de «históricos» del PP, siendo el más «sonado» Alberto Fabra, líder del Partido Popular en Valencia. Eso sí, Soria se ha apresurado a decir que él «no piensa dimitir nunca» (es nuestro pepito manué)…
Otros se han visto «obligados» a dimitir por la fuerza, bien por sentencias judiciales, como el Alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, famoso por sus declaraciones sexistas y su carácter perpetuamente belicoso (ahora, al menos, ya podrá subir tranquilo en ascensor), bien por imputaciones en casos de corrupción que no hacen más que demostrar que al famoso edificio de la calle Génova la mierda le sale por el muro de la azotea…
¿Y cual es la estrategia a seguir en estos momentos? Echar balones fuera, modificar leyes para que no podamos ver las detenciones de sus miembros en un claro desprecio a esa Constitución que tanto mentan cuando les interesa, y acusar de «extrema izquierda» a todo aquel que no esté con ellos, en una postura cada vez más cercana a los postulados fascistoides de donde proceden.
Acuden (y van…) a la táctica del miedo, a asustar al ciudadano de a pié contándoles que «es el PP o el caos», ignorando que los ciudadanos ya hemos tenido pruebas suficientes de que el caos, la miseria y el sufrimiento del pueblo es la marca de la casa del PP, tras cuatro años viendo cómo gobiernan para los mercados internacionales, los grandes holdings y las elevadas fortunas, metiendo a las pymes, los autónomos, los obreros y los desempleados en la más absoluta miseria y desposeídos de los derechos más fundamentales.
Ya no engañan más que a ellos mismos y a los que se benefician de esta situación, y ante el descalabro mayor que se les avecina en noviembre corren despavoridos, unos con el «sálvese quien pueda»,otros soltando mentiras que ya nadie cree y algunos retirándose en busca de algún cobijo tras una puerta giratoria…
Angel Rivero García
