Dos familias de miedo en Jinámar

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“Se nos ha ido de las manos”. Entre ratas muertas, murciélagos colgados del techo, telas de araña, calaveras y muertos vivientes rondado por los alrededores, Déborah González asegura que este año se han superado. Así, la sede del patronato de Jinámar será durante hoy y mañana la casa del pánico más terrorífica del barrio. Pensado para un público de todas las edades, siempre y cuando se hable de verdaderos valientes, los asistentes pasarán por un recorrido de seis habitaciones diferentes que les llevará a vivir distintas escenas de algunas de las películas de miedo más conocidas. Una idea llevada a cabo “para que la gente tenga donde ir por Halloween”, creada por el impulso de González y la unión de dos familias con ganas de disfrutar “viendo como otros se asustan”.

Lo que la maestra de Primaria, Déborah González, siente por la celebración de esta fiesta, cada vez más celebrada en la Isla, es verdadera pasión. Asegura que sus pinitos para llegar a la que tienen montada para esta edición comenzaron hace años, “cuando mientras estudiaba para los exámenes de la carrera iba hasta la puerta de mi casa en El Cascajo, para asustar a los niños”.

Entre apuntes y disfraces, descubrió las ganas de regalar sustos. “El año siguiente preparé la entrada y, poco a poco, fui haciéndola más
grande”, explica. Hasta que su vecina María Artiles se sumó al carro y ya no hubo quién las parara. Comenzaron a hacerlo a lo grande en el salón de Artiles, hasta que, tras ampliar hasta el pasillo y la cocina, decidieron que un local cercano era lo ideal para lo que tenían en mente. “Más de cien personas llegaron a venir y nos decían que era increíble”, afirman. Con efectos especiales “hechos en casa” y cada vez más participantes de las dos familias, incluida la pequeña de dos años Virginia Carbello “que lo vive desde que está en mi barriga”, cuenta González, han sido capaces de hacerse con un público fijo “que cada edición viene a buscarnos”.

Sí, este año también habrá miedo, y más que nunca. “Si nos han llegado a decir que paremos porque les duele el corazón, no sé que pasará ahora”, comentan las organizadoras. Así, un total de 20 personas participan en esta idea “hecha con mucha ilusión, con el corazón y con la única intención de divertir”, fija la profesora que, además, se encarga de maquillar a los actores y de hacer con sus propias manos y con las de su equipo toda la decoración. “Soy una enterada y aprendí viendo vídeos en Internet”, explica. Pero quién diría que cada uno de los artilugios y maquillajes que forman parte del entramado de esta casa del pánico, “porque del terror son todas”, están hechos “en familia y de esa manera de andar por
casa”. Resultado del esfuerzo de un trabajo durante más de un mes y “estando entre semana hasta las tantas de la madrugada”. Pero saben que, entre gritos, verán recompensada su “espeluznante” labor. Así, cobrarán dos euros por entrada, “sólo para recuperar gastos”.

Sin adelantar las escenas preparadas, la niña de exorcista ya tiene ensayado su mejor grito para que, desde las siete de la tarde de hoy hasta las once de la noche, y desde las seis de la tarde de mañana hasta las diez, correr sea la única escapatoria de la terrorífica casa ocupada por 15 actores y dos guías capaces de poner el vello de punta. En la entrada habrá un photocall que, sin duda, prevé recibir más caras
de angustia que sonrisas.

La Provincia-Dlp

 

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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