«De gallinas violadas a cerebros secuestrados»

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Si rascamos un poco la fina pátina de cachondeo con la que los medios de comunicación y las redes sociales han pintado la noticia de la asociación activista Almas Veganas sobre las gallinas violadas por los gallos, quizás podamos ver las consecuencias de la pérdida de los valores culturales de algunos grupos humanos que ha perdido el norte de sus existencias.

Como algunos de ustedes, amigos lectores,  recordarán, con frecuencia y cuando el tema lo requiere, suelo encabezar mis artículos de opinión con la frase «La mejor forma de conquistar un pueblo es arrebatándole  su cultura».

Y es que estoy convencido de que esto es así, de que un pueblo cuando pierde su cultura, las señas de identidad que lo identifica, deja de ser un pueblo libre, único y diferente del resto de los pueblos, con lo que es fácil  someterlo a las normas de una cultura -anticultura diría yo- universal, donde el hombre pierde su capacidad de razonar, de reflexionar, en definitiva  el pensamiento crítico, convirtiéndose  en un ser gregario y sumiso que deambulan dentro del redil caprichoso de  los grandes grupos de poder que dominan el mundo.

Así, grupos como Almas Veganas, acaso con pretensiones contestatarias a la artificiosa, nada adaptativa y alienante supra cultura universal, han llevado su activismo a un sin sentido que entra de lleno en la estupidez. Porque no hay mayor estupidez que renunciar a una cultura que la propia naturaleza se ha encargado de refrendar, y  que desde tiempo inmemorial ha facilitado una mejor adaptación y supervivencia del hombre al entorno particular donde vive.

Estupidez, manda cataplines -no digo huevos por si se ofende algún alma vegana y me demanda-, que se me antoja debida a la falta de pensamiento crítico y reflexivo  de estos grupos que, al renegar de su propia cultura, de forma implícita han aceptado ser sometidos por el  proceso de globalización, al que de modo paradójico y estéril se oponen.

De esta forma, hemos pasando de la vanidad de creernos  imagen de dios -sí un dios con minúscula- a la estupidez de  humanizar a los animales. Algo que me preocupa, pues no tengo claro que los  animales quieran ser «humanizados».

José Juan Sosa Rodríguez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

1 comentario en ««De gallinas violadas a cerebros secuestrados»»

  1. Pues, estoy de acuerdo y no me duelen prendas, en absoluto, es mas añadiría que eso que el columnista teme sobre la humanizacion ya esta ocurriendo y es que la humanización perruna y la perrunizacion humana ya lo estamos, viendo, viviendo y claro sufriendo, bueno esta ocurriendo algo tremendo hay quien le pone a su perro nombre de personas, es mas hoy en dia si no tienes perro eres un canalla, bueno la cosa llega a unos niveles y es que si un perro no tira de ti, no te admiten en los nuevos club sociales que se crean en los parques (antes para los niños), aceras, calles, en las que los dueños de canes intentan trasladar una intelectualidad canina, que yo no la veo por ningún lado,por que no existe claro y lo que es peor en Ls Palmas de Gran Canaria, hay censados mas perros que niños, es o no lamentable y gravísimo?……..

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