Hace muchos años que no iba a una cabalgata de Reyes, quizás porque ya he perdido la ilusión por la edad o por otras situaciones personales. Ahora bien, lo que hoy vi fue un disparate. De lo que era este evento a lo que se ha convertido hay un trecho muy grande.
Esto no es una cabalgata de Reyes, sino una vergüenza. O en términos más gruesos: una basura. Primero, cero personajes cristianos o navideños. Los que estaban no tenían nada que ver con la festividad o con la religión. Ídem con la música. Los pajes en una carroza y no en camellos. Ni siquiera la Estrella de Belén que guio a los Reyes hacia el portal. Nada representativo de la Navidad y de la cristiandad.
Yo puedo entender que con la nueva ley de bienestar animal o por falta de dinero no se pueda traer a tres camellos, pero ya podían haber puesto muñecos/peluches o decorar la carroza con su forma. Al menos mostrar un mínimo de interés en que la fiesta se parezca a lo que es: una celebración religiosa cristiana. Creo que no pido demasiado.
Lo de hoy pareció más propio de los Carnavales que de la Navidad. De hecho, fueron unos Carnavales adelantados con tres monarcas en sus respectivas carrozas. Lo más cercano a lo cristiano fueron varios animales que, con mucha fe y tirando mucho de los pelos, pudieron ser los corderos de Dios (y que no pintaban nada).
Lo religioso convertido en pagano. Y de paso, de muy mala calidad. Seguimos destrozando nuestras raíces y tradiciones. Una vergüenza.
(*) Juan Antonio Hernández es vecino de Telde, periodista y escritor (autor de la novela ‘Muerte Blanca’)