Desde el desviado, o desviada, al ‘tode’…

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Desde el desviado, o desviada, al ´tode´, qué poco hemos avanzado, porque la mayoría de nosotros no hemos sabido, o no hemos querido, entender que en el ser humano su identidad de género está por encima, muy por encima, de su sexo biológico.

Cada 31 de marzo, y desde el 2009, se conmemora a el Día Internacional de la Visibilidad Trans, por iniciativa de la activista trans Rachel Crandall, con el objetivo de crear conciencia y reflexionar sobre las condiciones de vida de las personas que se enfrentan diariamente a situaciones donde se vulneran sus derechos, estigmatizándolas y discriminándolas, además de estar expuestas a sufrir violencia y crímenes de odio a causa de su identidad de género.

 Pero, mucho antes del que es considerado el primer asesinato trans en España, el de la artista trans Sonia Rescalvo, en octubre de 1991 en Barcelona, seguido por el de Lucrecia Pérez, en 1992, en nuestro País las personas trans no solo fueron vejadas, maltratadas, e incluso asesinadas por el régimen franquista, también lo fueron, y lo siguen siendo, por gran parte de una sociedad anclada a unos principios culturales y religiosos anacrónicos y dañinos, que limitan y castigan la libertad que tiene el ser humano para elegir su opción sexual o su identidad de género, tachando a la homosexualidad o a la transexualidad como conductas desviadas, peligrosas, degeneradas o patológicas. 

Claro, que desde aquella moral trasnochada, donde la transexualidad se consideraba como una conducta ´desviada´-acaso por ser tomada de un concepto estadístico, o porque se desviaba del ´recto camino´ que indicaban la cultura y la religión-, hasta nuestros días, donde los grupos de personas transexuales son etiquetados por un populismo oportunista, absurdo, e igual discriminatorio, como ´todes´, poco, o nada, ha cambiado en la mentalidad de la sociedad sobre la identidad de género. Poco o nada ha cambiado porque tanto aquellos como estos, los de antes como los de ahora, siguen, consciente o inconscientes, utilizando etiquetas para diferenciar a las personas transexuales.

Cuando una persona cambia de identidad de género pasa de ser él a ser ella, o, al contrario, de ser ella a ser él. Lo mismo ocurre con los grupos. De este modo cuando un grupo social cambia su identidad de género pasan de todos a todas, o de todas a todos, pero nunca a ´todes´.

Llamar a un grupo de personas transexuales de ´todes´ me resulta, además de una forma de discriminación igual de cruel que el llamarles desviados o degenerados, una falta de conocimiento de lo que significa el incontestable derecho a la identidad de género del ser humano.

José Juan Sosa Rodríguez es psicólogo

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