La Concejalía de Urbanismo, que dirige Juan Francisco Artiles, ha culminado el borrador de la nueva ordenanza de ruidos y está a la espera de un informe jurídico. Su intensión es remitir la normativa a los grupos políticos y agentes sociales para que sea un documento «vivo y participativo» y que se apruebe con consenso.
El objetivo del responsable del área es que la ordenanza actualizada pueda aprobarse inicialmente en un Pleno antes de que acabe el año. El borrador se dará a conocer próximamente a todos aquellos agentes o asociaciones que puedan realizar aportaciones, entre ellos a la Plataforma unidos contra el ruido en Telde, para que la normativa sea lo más participativa posible y, dada su sensibilidad, pueda salir adelante con el acuerdo de todas las partes.
Telde contaba hasta ahora con una ordenanza denominada de Protección del Medio Ambiente frente a ruidos y vibraciones en edificaciones, que fue aprobada por el Ayuntamiento en diciembre de 1998. Un documento que no se ha adaptado a la nueva Ley del Ruido y que ha quedado obsoleto ya que ni siquiera contempla el Plan General de Ordenación de 2002.
La modificación prevista contemplará, entre otras cuestiones, varias zonas acústicas, pero también regula criterios como las edificaciones, las actividades y espectáculos públicos, además de los ruidos generados por los vecinos o las obras en el interior de edificios. También regulará los horarios y días para la ejecución de obras, tanto en la vía pública como en el interior de viviendas, además de los servicios de carga y descarga. Por otro lado, incluirá un apartado para vehículos a motor y ciclomotores, además de embarcaciones de recreo o motos acuáticas.
Las infracciones administrativas se mantendrán, al igual que la anterior, en leves, graves y muy graves, aunque cambiará los criterios para sancionar, al igual que las multas que se incrementarán de forma considerable. La máxima podría alcanzar los 15.000 euros.
Entre las medidas que recogerá por problemas vecinales se encuentra el funcionamiento de electrodomésticos, la presencia de mascotas en las viviendas, gritos o música en horarios inapropiados.
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