El periodista de Radio Nacional José Antonio Pardellas pidió en el programa “Protagonistas” de José Ferrer y Luís del Olmo deshacer la confusión horaria de los oyentes de Canarias. Corría el año 1971 y, desde entonces, la frase que encabeza esta comunicación cierra la información horaria de todas las cadenas de radio y televisión del Estado. Este maestro de la radio es considerado por algunos como uno de los grandes gestores y comunicadores de Canarias. Nos recuerda el periodista que dicha frase se instaló en la prensa estatal y en la cotidianidad de la gente por la insistencia del mensaje, en un momento en el que la radio pública era imprescindible y su audiencia absolutamente mayoritaria.
Decir que en Canarias convivieron distintos horarios hasta que el imperio británico, con el objeto de organizar mejor la base logística que era para ellos nuestra tierra, forzó la unidad horaria con el Archipiélago; y el gobierno de España accedió, formalizándola en el año 1923 mediante un Real Decreto. Años después, la “simpatía” del dictador Franco con la Alemania de Hitler y en plena Segunda Gran Guerra hizo que el horario de España coincidiese con el de la Europa Central, mientras que Canarias permaneció con el uso horario de la Europa Occidental con Portugal, Irlanda, Reino Unido o Islandia.
La coletilla de “una hora menos en Canarias” ha sido un gran eslogan publicitario que ha tenido y tiene el Archipiélago en la prensa española, pero la insistencia del mensaje pudiera acabar trasladando subliminalmente algo más: que Canarias va detrás, que es un territorio atrasado, sumiso, pobre, con altas tasas de incultura, que es un destino turístico permisivo y barato, que por su cercanía al continente africano recalan aquí los emigrantes subsaharianos… Sea cual sea la razón —en Drago Canarias tenemos claro que ha sido la gestión colonial de los gobernantes de allí y de aquí— la sociedad fue interiorizando esos estigmas que tanto dificultan la decisión para levantarse y mirar como iguales a otros pueblos del Estado.
Afortunadamente, las cosas han cambiado y seguirán cambiando. La juventud que domina la demografía de Canarias es la gran fortaleza que avala el futuro de este país: una juventud formada, moderna, con una visión cosmopolita, que sabe perfectamente que por ahí afuera ni a las canarias ni a los canarios nos regalan nada, que desprecia a los agoreros de que hay un destino de extinción escrito para esta tierra y, consecuentemente, se muestran decididos a luchar por ese porvenir. Esa certeza, y no otras insistencias vanas, es el único eslogan que anima el activismo político del espacio Drago Canarias.
No será fácil, porque la inmensa mayoría de los políticos siguen empeñados en malgobernar las competencias, olvidándose de gestionar las incumbencias que hoy en día afectan a la ciudadanía con modelos de una nueva gobernanza. Es obvio que una y otra hacen aguas y así lo refleja la valoración que se hace de la política, las protestas en la calle, el catálogo de propuestas del tejido social que duerme el sueño de los justos, las comparativas con otros territorios, el fracaso socioeconómico, la gestión urbanística, la presión de los lobbies que desborda el interés público, los déficits de los servicios públicos, la falta de transparencia de las instituciones, la nula participación de la sociedad civil en los asuntos clave o de futuro, la leal interacción entre instituciones y sector privado, la falta de redes que busquen una planificación con perspectiva de futuro… Son cosas que una “clase política” atornillada a los cargos durante diez, quince o veinte años jamás podrá ofrecer como futuro ilusionante a esta sociedad.
Todo ello nos hace temer que sobre Canarias no solo digan que tiene una hora menos, sino que, quizás, tenga averiado el reloj que marca la hora. Casi a diario, encontramos noticias de partidos políticos e instituciones que cavan hacia abajo intentando salir del agujero de la desafección ciudadana, de la masificación de las playas y los espacios verdes, del grave problema social que plantea el encarecimiento del coste de la vida, de la falta de alquileres asequibles, del acoso de la cultura homogeneizadora sobre nuestras señas de identidad, de un modelo poblacional insostenible, de una turistificación que amenaza con asfixiar el futuro del país.
Lamentablemente, hay políticos que se permiten verbalizar, sin más, que Drago Canarias —una organización limpia, consecuente, que abandera lo ético y lo estético en la actividad político-social— es un partido político demasiado tajante, y quizás tengan razón al pensar que desde este espacio somos intransigentes con la gestión política golfa, con la pretendida perpetuación en los cargos públicos, con quienes confunden los intereses públicos con los privados o partidistas, con el enchufismo y el nepotismo a cargo de los presupuestos públicos… Es más, si ustedes quieren, opiniones de ese tenor expresadas desde la vieja política de las izquierdas o las derechas suponen un orgullo y hasta un acicate para que desde Drago Canarias sigamos buscando ese cambio de statu quo que necesita la vida política. Dicho claramente, con esta forma de gobernar que nadie espere que las cosas vayan a cambiar demasiado, si acaso que los gobernantes de siempre mejoren su estrategia para seguir engañando a la ciudadanía.
En esta organización tenemos asumido que solo desde el protagonismo de políticas públicas podremos implementar el cambio que permita a este país emprender el camino que requiere la sociedad y que precisan las instituciones. No, no es una apreciación de parte, es la dirección que señalan todos los indicadores de bienestar y progreso de cualquier sociedad —económicos, sociales, ambientales, de empleo, de éxito educativo, de pobreza, del modo de afrontar las desigualdades, la diversificación cultural, el coste de la vida, las cotas de consumo, la generación de residuos, la vitalidad social…— solo, decía, desde el liderazgo de las políticas públicas, la concienciación de la juventud y el empuje de la sociedad que han desmotivado podremos salir del agujero que nos hace tener “una hora menos” con respecto a otras sociedades más equilibradas y con un futuro más despejado.
En eso trabaja el espacio Drago Canarias, y ese es nuestro compromiso.
Héctor Morán es responsable de Organización y Confederalidad de Drago Canarias
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