Una casa convertida en cárcel

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Tiene solo 40 años, pero su casa se ha convertido en una cárcel al estar en una tercera planta sin ascensor. Pilar Ojeda tiene fibromialgia y artrosis que le producen dolores que ni siquiera los parches de morfina pueden calmar. Ha pedido ayuda para que le permuten su vivienda social por un bajo, pero no consigue respuestas.

Subir y bajar los tres pisos de su edificio de San José de Las Longueras es para Pilar Ojeda como correr una maratón. Algo tan cotidiano para cualquier persona a ella la deja sin fuerzas, extenuada, explica. Hace cuatro años que la fibromialgia comenzó a dar sus primeros síntomas, pero el dolor muscular que le produce se ha intensificado con el paso del tiempo. A este trastorno, que no tiene cura, se le suma una artrosis y una capsulitis adhesiva que le provoca temblores en las manos. Para mejorar, lo único que le recomiendan es tener una vida tranquila, que lamentablemente no puede tener. Una situación que le ha terminado provocando una depresión.

Toma hasta 14 medicamentos cada día y su estado de salud no le permite realizar una vida normal. Tienen una minusvalía del 65% por la que recibe 366 euros. Ese es el dinero con el que cuenta para todo el mes por lo que tiene que recurrir a la ayuda de Servicios Sociales para poder pagar el agua y la luz. Por eso no puede alquilar una vivienda sin escaleras. Ni siquiera puede ir a buscar alimentos porque no tiene coche ni dinero para pagar un medio de transporte, ni nadie que le ayude.

«Estoy sola en la vida, lo único que tengo son mis dos hijas», se lamenta esta madre. La mayor ha tenido que dejar de estudiar tras acabar el instituto para poder cuidarla porque apenas puede salir a la calle ni hacer las tareas domésticas. No pide milagros, solo que le permuten la vivienda social que le dieron hace unos años por otra que esté en un bajo para poder salir a la calle sin que se convierta en una odisea. Pero nadie le da una respuesta.

Petición. «Yo no voy a hacer escándalos para que me den una casa, pero lo único que puedo hacer es ponerme a protestar a las puertas del Ayuntamiento», dice. Le atienden en Servicios Sociales, pero debería reclamar en el Gobierno de Canarias, propietario de la vivienda. Sin embargo, su enfermedad y sus escasos recursos económicos hacen imposible que puede trasladarse hasta la capital grancanaria para tramitarlo. Pilar asegura que se reunió en una ocasión con Carmen Hernández, alcaldesa de Telde, para que interceda, pero no ha conseguido ayuda, ni que la reciba nuevamente. Le ha escrito en varias ocasiones al Diputado del Común para que le dé una solución, pero hasta ahora tampoco ha dado sus frutos. Y no sabe a quien acudir para conseguir poder tener una vida un poco más fácil.

Canarias7

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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