«Telde, ciudad del bache»

Comparte esto:

Si en algo agradezco el hecho de que se acerquen las elecciones -sean municipales o generales, pero mayormente de las primeras- es que aparecen por doquier tractores y máquinas de asfaltado para arreglar las calles por las que llevamos más de dos años sufriendo para circular. En todos los municipios -en Telde es de los más caros- se paga el Impuesto Municipal de Circulación de Vehículos, pero lo que mayormente hacen los ciudadanos y titulares de los coches es pagar, porque lo que  es circular es algo que se convierte en un suplicio en muchísimos casos.

Me parece un auténtico despropósito que una ciudad con el título de ‘gran’, con una capitalidad europea del deporte a la vista -título aparentemente comprado, pero título- tenga unas calles de auténtica pena. Muchas veces porc ulpa de los dirigentes municipales, es verdad, pero en otras por la dejadez de unos empresarios que luego son los primeros que reclaman una mejor atención.

Entrar por muchas calles de Telde (no me refiero exclusivamente al casco, sino a todo el término municipal) supone ir haciendo constantemente ejercicios de habilidad al conducir; estoy convencido de que los conductores teldenses son de los primeros en aprobar el psicotécnico ese que ponen para renovar el permiso de conducir. En algunos lugares, la profundidad de los baches es tal que raya la auténtica vergüenza ciudadana. No es la primera vez que un conductor siente un golpe tan fuerte que le cuesta el reventón de un neumático o una llanta empenada, porque va con toda confianza por una de las calles teldenses y de forma imprevista se encuentra un socavón que más parece un precipicio. Lo de los polígonos industriales puede ser el ‘acabóse’, no hay el mínimo cuidado en la conservación de unos viales que sufren el peso de los camiones que a diario necesitan trabajar en esas zonas.

Desde el punto de vista ciudadano, es evidente que hacia donde primero mira el contribuyente es hacia el Ayuntamiento. No siempre será culpa de los regidores municipales, pero sí en más de 70 por ciento; en el resto, es el propio equipo de gobernantes quien tiene que materializar acuerdos con las entidades conservadoras de las zonas industriales -fundamentalmente- por las que a diario es un auténtico peligro circular. Hemos pasado de aquel eslogan de ‘ciudad del mueble’ al de ‘ciudad del bache’, que es lo más que se encuentra uno en nuestras calles, y  mucho más en este invierno, en que las lluvias han aparecido con más frecuencia, socavando el piche allí donde encuentra la mínima grieta.

(*) Antonio Sánchez, periodista . Artículo publicado en LA HOJA POPULAR CANARIA del mes de diciembre

Florentino López Castro

Florentino López Castro

Deja un comentario