«Sobre la religión»

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La religión son creencias y sentimientos que las personas tienen sobre la existencia de un Ser Superior, llamado Dios.

Hoy en día el catolicismo romano es la religión dominante y aceptada en España. Sin embargo, durantela Reconquistaen el siglo VII, había mucho caos de religión. Actualmente sobre un 3% de la población se define como creyente de una religión diferente a la católica, pero la mayor parte de la población se declara católica, aunque el porcentaje de practicantes es muy inferior, porque asiduamente, no asisten a Misa ni a oficios religiosos. Hoy la vida se concentra en el bienestar económico, no así en lo religioso, el resultado es que la gente se ha convertido en más materialistas y menos espiritualistas.

Históricamente, la religión es tan antigua como el hombre, manifestándose de diversas formas, que podemos definir al hombre como un animal racional, político y religioso. No conocemos pueblo que no haya tenido su religión. Los ciudadanos religiosos fueron ayer, son hoy y serán mañana, miles de millones extendidos por todas las naciones de este mundo.

El célebre filósofo Kant manifiesta que el ser humano necesita a Dios y a la religión para sostenerse moralmente en este mundo. La filosofía existencialista afirma que nacemos para morir y ser nada, lo que genera angustia humana, porque el ser humano ansía vivir más allá de la muerte. La religión cristiana nos enseña que nacemos para vivir una vida eterna más allá de nuestra muerte en el reino de Dios o de los Cielos conforme a las palabras de Jesús y el evangelio.

Hoy hay quienes cuestionan la religión y se debaten en debate sobres la libertad en la enseñanza de la religión, y hay quienes argumentan lo inverosímil para justificar la no conveniencia de la religión. ¿Por qué es imprescindiblela Religión? Ya en el siglo pasado un socialista ateo, muy convencido escribió a su hijo una carta llena de razones por la cual la religión debe ser materia de estudio.

Notable repercusión tuvo esta carta que vio la luz en el Congreso dela II Repúblicade la mano del diputado y canónigo, Antonio Pildaín, en el Diario de Sesiones en marzo de 1933. Si notable es la carta, notable es asimismo la intervención de Pildain, luego Obispo de Canarias en 1936. En su intervención Parlamentaria refiriéndose a la libertad de religión, leyóla Epístoladel francés, manifestando a su hijo la conveniencia de la religión.

El político socialista francés de principios del siglo XX y fundador  del periódico L’Humanité, Jean Jaurès, envió a su hijo la carta después de que su vástago le hubiera solicitado que escribiera al centro educativo para que le eximieran de estudiar Religión. Algo a lo que el político se negó rotundamente. En la carta subraya por qué es imprescindible para el hombre estudiar Religión. Es un documento realmente interesante y de plena actualidad ante lo que nos acontece, más aún teniendo en cuenta que el que lo escribe es ateo y de izquierdas.

Interesante razonamiento de Jean Jaurès a su hijo: “Sin conocimiento del cristianismo no hay saber ni tolerancia”. La carta íntegra, dice así:

Querido hijo:

Me pides un justificante que te exima de cursar religión, un poco por tener la gloria de proceder de distinta manera que la mayor parte de los condiscípulos y temo que también un poco para parecer digno hijo de un hombre que no tiene convicciones religiosas. Este justificante, querido hijo, no te lo envío ni te lo enviaré jamás.

No es porque desee que seas clerical, a pesar de que no hay en esto ningún peligro, ni lo hay tampoco en que profeses las creencias que te expondrá el profesor.

Cuando tengas la edad suficiente para juzgar, serás completamente libre pero, tengo empeño decidido en que tu instrucción y tu educación sean completas, y no lo serían sin un estudio serio de la religión.

Te parecerá extraño este lenguaje después de haber oído tan bellas declaraciones sobre esta cuestión; son, hijo mío, declaraciones buenas para arrastrar a algunos pero que están en pugna con el más elemental buen sentido. ¿Cómo sería completa tu instrucción sin un conocimiento suficiente de las cuestiones religiosas sobre las cuales todo el mundo discute? ¿Quisieras tú, por tu ignorancia voluntaria, no poder decir una palabra sobre estos asuntos sin exponerte a soltar un disparate?

Dejemos a un lado la política y las discusiones y veamos lo que se refiere a los conocimientos indispensables que debe tener un hombre de cierta posición. Estudias mitología para comprender historia y la civilización de los griegos y de los romanos y ¿qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión, que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización?

En el arte ¿qué serán para ti las obras maestras dela Edad Mediay de los tiempos modernos, si no conoces el motivo que las ha inspirado y las ideas religiosas que ellas contienen?

En las letras ¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente de cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones? Si se trata de derecho, de filosofía o de moral ¿puedes ignorar la expresión más clara del Derecho Natural, la filosofía más extendida, la moral más sabia y más universal?

—éste es el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau—.

Hasta en las ciencias naturales y matemáticas encontrarás la religión: Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampere era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios y decía haber recobrado por la ciencia la fe de un bretón; Flammarion se entrega a fantasías teológicas.

¿Querrás tú condenarte a saltar páginas en todas tus lecturas y en todos tus estudios? Hay que confesarlo: la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana; es la base de la civilización y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencia preclaras.

Ya que hablo de educación: ¿para ser un joven bien educado es preciso conocer y practicar las leyes dela Iglesia? Sólo te diré lo siguiente: nada hay que reprochar a los que las practican fielmente, y con mucha frecuencia hay que llorar por los que no las toman en cuenta. No fijándome sino en la cortesía en el simple “savoir vivre”, hay que convenir en la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas. Si no estamos obligados a imitarlas, debemos por lo menos comprenderlas para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas.

Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas.

Querido hijo: convéncete de lo que digo: muchos tienen interés en que los demás desconozcan la religión, pero todo el mundo desea conocerla. En cuanto a la libertad de conciencia y otras cosas análogas, eso es vana palabrería que rechazan de ordinario los hechos y el sentido común.

Muchos anti-católicos conocen por lo menos medianamente la religión; otros han recibido educación religiosa; su conducta prueba que han conservado toda su libertad.

Además, no es preciso ser un genio para comprender que sólo son verdaderamente libres de no ser cristianos los que tienen la facultad de serlo, pues, en caso contrario, la ignorancia les obliga a la irreligión.

La cosa es muy clara: la libertad exige la facultad de poder obrar en sentido contrario. Te sorprenderá esta carta, pero precisa hijo mío, que un padre diga siempre la verdad a su hijo. Ningún compromiso podría excusarme de esa obligación.

Recibe, querido hijo, el abrazo de TU PADRE.

Tras leer esta intensa carta, a nosotros nos toca reflexionar…

(*) Margarita Ojeda García

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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