«Réquiem por la oratoria parlamentaria»

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Réquiem por la oratoria parlamentaria.

´De súbito en Setiembre esta Nación se levanta; expulsa su vieja dinastía; rompe

el yugo de la intolerancia religiosa, y anuncia al mundo que se apercibe a entrar en la

vida de la democracia, en la vida del derecho. Los opresores palidecieron; los oprimidos

esperaron. Sí; aquel pueblo de gran territorio y mucha población, que realice reformas

sociales radicalmente, como es la abolición de la esclavitud; aquel pueblo que sepa

prescindir de una dinastía histórica, de una Iglesia oficial, de un ejército numeroso;

aquel pueblo que sepa ejercer la libertad de imprenta sin escándalo, la libertad de

reunión sin excesos, el sufragio universal sin cesarismo, será en Europa lo que los

Estados Unidos son en América: será el ideal y la esperanza de todos los pueblos´.

(Emilio Castelar, en su discurso sobre la abolición de la esclavitud en Las Antillas)

Qué lejos quedan aquellos tiempos cuando Emilio Castelar, el último presidente de la Primera República Española, con sus dotes de gran orador, se ganó el apelativo de  ´orador sagrado´ entre los parlamentarios españoles.

Porque bien sabía, el también  profesor de Historia, que  la oratoria  es la mejor herramienta  que dispone el ser humano para deleitar, persuadir y conmover a las masas, independientemente de la pluralidad y diversidad de las mismas. Como lo hizo el propio Castelar en su famoso discurso sobre la abolición de la esclavitud, en la sesión de las Cortes Constituyentes del 20 de junio de 1870.

Una oratoria, como la del último presidente de la Primera República, que captaba la atención de sus oponentes parlamentarios,  disipando  en ellos cualquier tipo de  animosidad y ganándose sus simpatías. Consiguiendo de esta forma  fijar el interés de sus señorías  en los discursos que pronunciaba en el Parlamento.

Una oratoria que ha desaparecido de la clase política españolas, donde muchos politicastros, adornados con una insoportable mediocridad, y  con cada vez con menos clase, fundamentan sus discursos en la grosería y en el insulto a sus adversarios.

Unos politicastros zafios que con sus exabruptos  consiguen crear animosidad, antipatía y desinterés, no solo entre sus adversarios políticos, también en gran parte de la sociedad española, que está harta de tanta política chabacana.   

José Juan Sosa Rodríguez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

1 comentario en ««Réquiem por la oratoria parlamentaria»»

  1. Nunca, en ninguna epoca España tuvo tanto progreso, tanta justicia social y tanta libertad que con la Monarquia Parlamentaria y mira por donde que casualidad que cuando miras para Europa resulta que los paises mas prosperos y a la cabeza de las mejoras para los ciudadanos,(esos paises siempre ejemplo de ls progresia bobalicona) me cachis , son tambien los que tiene como forma de gobierno monarquias parlamentarias y es que la realidad es tozuda, mas aun que la nostagia,sip.Pais.

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