«Reflexiones algo proscritas para estas navidades»

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No quiero que la mortífera estela de un misil sustituya a la estrella de Belén.

Ni que la efímera luz de las guirnaldas navideñas eclipsen el eterno resplandor de la solidaridad.

No quiero que el  rojo muñeco panzudo, que incita al consumo, devore  la austeridad.

Ni que las insanas comidas opulentas escondan el hambre de muchos.

No quiero  que los fríos villancicos hipnoticen al espíritu del insensato.

Ni que el estridente bullicio callejero devore el silencio de los que sufren  la soledad. 

Reafirmándome en lo ya publicado en otras ocasiones, estoy convencido de que la forma más efectiva de conquistar un pueblo es secuestrándole su cultura. Y esto lo saben muy bien  los miembros de clubes -como el Bilderberg- que, de facto, manejan los hilos que mueven el Planeta dentro del espacio encorsetado por un paradigma capitalista que pretende hacer desaparecer las infinitas culturas de la Tierra, -culturas que se han gestado durante miles de años, y que han servido para la mejor adaptación del hombre a su entorno- devoradas por una emergente cultura global. Una cultura con una nueva  «escala de valores», donde la ausencia de pensamiento crítico, la ostentación, el individualismo o el consumismo cuasi patológico han sustituido a otros valores como el pensamiento reflexivo, la generosidad o la lealtad y adhesión al grupo de pertencia.

No creo equivocarme si afirmo que el ejemplo más representativo de esta cultura global, que nos está borrando -si no la ha hecho ya- nuestras propias señas de identidad, para convertirnos en zombis fácilmente manipulables por las élites dominante, es la Navidad.

Una Navidad, otrora caracterizada por la reflexión, la generosidad, el deseo de paz  o la solidaridad, que ha ido perdiendo todo su sentido. O lo que es lo mismo, una navidad donde el espíritu navideño  ha desaparecido entre la vacuidad del colorido de unos papeles de regalos donde la insensatez de una sociedad anodina  envuelve los elementos inadaptativos de esa «nueva escala de valores» con la que ha sido esclavizada.

La misma insensatez que no nos permite tener conciencia  de que aquel espíritu navideño que iluminó a nuestros ancestros ha desaparecido, y que en su lugar los grandes poderes que marcan el destino de la humanidad han colocado a un terrible monstruo encargado de devorar lo más preciado del hombre: su libertad.   .

Pero, aún así, amigos lectores,  no quiero finalizar este artículo de opinión  sin desearles una felices fiestas ¡Feliz Navidad!

José Juan Sosa Rodríguez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

1 comentario en ««Reflexiones algo proscritas para estas navidades»»

  1. Cuanta nostalgia, y si es verdad, cualquier tiempo pasado fue mejor,ok?…..y ahora diganos y usted como celebra esta Navidad tan despreciable?……….

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