«Políticos en pánico»

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Los políticos nos tienen miedo, gracias Dios, no nos pueden controlar y lo que ellos no controlan, es un peligro real contra sus intereses. Ellos solos se lo han buscado, por no tener visión de futuro. Lo peor del tema es que siguen igual, no conocen otra manera de subsistencia y las redes sociales se los comen cada día más, hasta que su destrucción sea generalizada. Aunque ellos sigan intentando ponerle puertas al campo, este campo es diferente. En este campo no saben jugar.

No son conscientes de la gravedad de lo ocurrido durante las últimas semanas en España a nivel económico. Google eligió Portugal para instalar un centro internacional de operaciones, tras descartar a España, dejando en el tintero más de 1.300 empleos de elevada remuneración y productividad. Los políticos quisieron doblegarla y solo han conseguido 1.300 parados más.

Si la clase política actual, repleta de populismos y alejada de las demandas ciudadanas por partes iguales, hubiera tenido el poder durante las últimas décadas del siglo pasado, seguiríamos caracterizándonos por una claro predominio del entorno rural, con el sector primario como motor económico y sin capacidades tecnológicas impulsando el proceso de migración a las ciudades y al sector industrial y servicios. Un ejemplo, muchos países sudamericanos.

Seguiríamos yendo con nuestros padres a una tierra labrada por bueyes y arados manuales, comentando los «riesgos» de introducir maquinaria agrícola en la tierra y comentando los casos otros países en los que, dice la televisión y la prensa, se ha destruido empleo por introducir herramientas tecnológicas avanzadas.

La revolución digital es enemigo íntimo de una clase política intervencionista, sobredimensionada, y burocratizada. La explosión de internet y de las capacidades tecnológicas que hacen una vida 5.0 van en contra de los cimientos políticos y eso les asusta.

¿Por qué? Veamos… En primer lugar, pierden control sobre la educación. Uno de los pilares más importantes, que han manejado a su antojo durante generaciones, se cae ante cualquier persona con un mínimo de curiosidad y sentido crítico sentada ante un ordenador con conexión a internet. Por supuesto que no todo el contenido está en la red, pero sí el suficiente, y lo suficientemente deslocalizado como para que la maquinaria de propaganda política y emisión de mensajes sesgados se diluya en el espacio.

Cada vez que se abre el melón de la reforma educativa o lo que es lo mismo, cada vez que hay un cambio de gobierno con unas mayorías relevantes. Empiezan los debates más duros sobre la conveniencia de cursar religión, lenguas regionales y todo un elenco de materias que, sencillamente, no acercan al alumno a un proyecto profesional. Y, sin embargo, a golpe de click, cualquiera puede encontrar en Google un listado interminable de webs, categorizadas según la calidad de su contenido, sobre prácticamente cualquier tema.

Asumir que el conocimiento está en la red, y que el alumno tiene que saber hacerse las preguntas correctas y no memorizar contenido, la mayoría del cual ni necesita ni le interesa, implica una desintermediación del estado que la clase política, acostumbrada al adoctrinamiento, no puede permitir. Esta pérdida de influencia sobre los ciudadanos también queda patente en el papel decadente de los medios de comunicación. Grandes grupos mediáticos están en serios problemas financieros por la muerte de la información en papel y por unos resultados de los soportes audiovisuales que evolucionan, cada día más, a la baja.

La manipulación, con la que llevan cuarenta años encamados, se queda en papel mojado en cuanto aparece un tuit desmintiendo la información de los medios mainstream con pruebas contrastables. De esta forma pierden el control sobre los temas de conversación entre la ciudadanía y el enfoque ante determinados retos que afrontamos como sociedad en nuestro día a día.

Pero aún hay más. El sistema de representación parlamentaria, podría caer hecho pedazos, en el momento en el que se habilite la posibilidad de que las decisiones se tomen a través de votaciones con la tecnología blockchain. Un avance que garantiza la seguridad de la información, su anonimato, y su inviolabilidad. Nunca antes había existido una capacidad tan directamente aplicable y barata, para instaurar mecanismos de democracia directa de un día para otro, en el nuestra tierra.

Así que, como comprenderán, la revolución digital es una verdadera amenaza para nuestra clase política. No sólo ataca a herramientas esenciales de influencia sobre la toma decisiones del ciudadano, sino que reduce las necesidades de existencia, tanto de la clase política como de los burócratas y funcionarios, a una expresión mínima para el correcto funcionamiento del estado. Ante este panorama, ¿cómo reaccionan? Haciéndole creer a usted que la amenaza es en su contra, con mensajes políticos inciertos.

Todos tenemos en la mente montañas de noticias hablando de la destrucción de empleos en la economía por la revolución digital. El eterno truco de intentar que una mentira repetida hasta la saciedad acabe penetrando en la opinión mayoritaria. Pero no lo lograran. Los que estamos dentro de las redes, decimos verdades como puños. Verdades que al parecer ofenden a los políticos.

Nosotros no somos el ombligo del mundo, pero con un teclado, una pantalla y una conexión a internet, podemos destruir un país y lo más fácil de destruir es a un político soberbio, que con una cuota de poder, se cree alguien, cuando no es más que un trepa en búsqueda de su pan diario. De algo tienen que vivir.

Ningún político puede garantizar ningún derecho, por fundamental que sea, si no puede ser pagado. Dar la vuelta a la tortilla y presentar una amenaza real para ellos y sus sistemas clientelares como una amenaza para el ciudadano, mientras aseguran la factura de las migajas en forma de impuestos, es el error más grande que podían cometer. Y se creen inteligentes.

Un consejo a todos ellos, es que sigan intentándolo, pero que tengan claro, que no somos sus enemigos, somos sus conciencias, hartas de aguantarles y quien a hierro mata a hierro muere. Les adelanto, que próximamente y antes de las próximas elecciones, tres “presuntos” políticos de Telde, previsiblemente serán convocados a Bruselas y no es por causas banales. Esos políticos ya saben el motivo. Las redes sociales seguirán informando.

Doramas

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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