«Piedad filial»

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Se cuenta en el Heike Monogatari: “entre los cien modos de comportarse, comportarse con piedad filial es el mejor. Un soberano sabio reina dando ejemplo de piedad filial. Esta sentencia es antigua y está confirmada en los ejemplos del emperador Yao de China, que rendía respeto a su anciana madre muy mermada por la edad, y del emperador chino Shun, de los Yu de China, que seguía obedeciendo a su obstinado padre. ¡Digna de admiración fue, por tanto, la conducta de nuestro emperador Takakura por haber seguido el ejemplo marcado por aquellos insignes y sabios soberanos de antaño!

Previamente a este texto existía la vida. Durante y posteriormente también. Lo que quiero decir con esta afirmación es que todo sigue, estés o no, aunque justo es decir que mientras estemos sería muy sabio beneficiar al máximo número de personas y cuidar de los mayores, de los que cuidaron, de los que te enseñaron, de los que dieron la vida es vital. Al menos este es mi camino y no es una percepción, afirmo es mi camino.

Uno de mis padres está por encima de las nueve decenas de años y mi otro padre por encima de las ocho decenas de años. Ambos avanzar un paso cronológico más en diciembre casualmente. Uno el día 9 y otro el día 2.

En estas edades todo lo que se tendría que llevar a estos seres virtuosos y sobresalientes son emociones amorosas, ayuda. Una forma de ayuda es saber estar sin estar, es decir no convertirse en un obstáculo en su andar, sino aligerar su tránsito y abrirles camino hacia la eternidad bien merecida.

Hay situaciones que cada uno debe resolver por sí mismo y no saturar a estos magnos seres con las propias carencias, miedos, dudas, temores, razonamientos, prejuicios, matraquillaje y angustias.

A los mayores hay que rendirles piedad filial, no ahogarlos con las propias insatisfacciones. Son héroes y supervivientes a un mundo que es en muchas ocasiones inmensamente hostil.

Me animo a afirmar con esto que hay que ser precavido con el “ victimismo manipulador “ es realmente un incendio que arrasa con todo atisbo de vida. Todo victimismo manipulador debe ser desarmado por el beneficio de quien usa un demudado uniforme y tatarea una canción pegadiza que hace doblegarse a quien más fuerte parece.

Tengan precaución con el victimismo manipulador, es un callejón sin salida que desespera a quien espera y hacer arder a quien tatarea en coro la canción del desespero agonizante.

Edith Sánchez, periodista y escritora colombiana hace una descripción que me parece interesante. En su artículo el “victimismo manipulador” afirma que “ ser o más bien parecer, la eterna víctima puede tener muchas ventajas”.

Aunque prefiero que lean el artículo completo por ustedes mismo así que lo comparto, no tiene desperdicio. Que tengan un maravilloso día, pero de LOS DE VERDAD.

Ser, o más bien parecer, la eterna víctima puede tener muchas ventajas.

La víctima, de uno u otro modo, está salvaguardada de la crítica ajena. Además, cuenta con la compasión y la comprensión de muchos, haga lo que haga.  De hecho, quien se atreve a cuestionar los actos de una supuesta víctima pasa por insensible o desalmado.

El victimismo es, en muchos casos, una estrategia que representa más beneficios que problemas.

Esta condición permite contar con una especie de inmunidad por la cual todo lo que dicen es verdad, todo lo que hacen es bien intencionado, todo lo que piensan es legítimo. Pero en más de un caso, ese victimismo calculado, consciente o inconscientemente, encubre más bien un chantaje.

Las víctimas

Hay, por supuesto, situaciones reales de victimización como cuando alguien ha sido objeto de un abuso, o de un exceso, sin que tuviera la posibilidad de reaccionar.

Por ejemplo, si una persona es asaltada en la calle o maltratado por otro que ostenta un poder al que no puede enfrentarse: el poder de un arma, de un uniforme, de un cargo, etc.

Ese tipo de situaciones originan una condición objetiva de victimización. Pero dicha condición no es eterna, ni tiene por qué ser un sello que la persona lleve a donde vaya.

Después de salir de la situación de impotencia concreta, seguir en el papel de víctima es una opción, no una realidad inapelable.

Algo es cierto: la víctima demanda atención, cuidado, apoyo y afecto. Necesita de esa dedicación y de esa comprensión para salir de su estado de conmoción y vulnerabilidad. Eso no tiene ninguna discusión.

Lo que sí se presta a debate es el victimismo como posición existencial. Que un hecho traumático se convierta en la carta de presentación eterna. Y no precisamente para dar testimonio de un hecho execrable, sino para ganar privilegios que de otra manera no se obtendrían.

Es el tipo de personas que hacen de sus sufrimientos, cuidadosamente expuestos, un currículum viviente.

En otros casos más graves, algunos creen que el haber sido víctimas en una situación les da una patente de corso para odiar o hacer daño a los demás.

Reconociendo el victimismo manipulador

Hay algunas señales que dan cuenta de este círculo de manipulación que establecen quienes hacen del victimismo su forma de vida. Las principales son:

-El victimista no pide directamente lo que desea, sino que envía mensajes imprecisos en forma de queja o lamento.

Por ejemplo, te dicen de pronto: “Nadie sabe cuánto me costó haber llegado hasta aquí”. Entonces no sabes si quiere que le reconozcas el mérito, si te está reclamando porque a ti no te costó lo mismo, o si quiere que le ayudes para algo en particular.

-Te sientes más o menos culpable cuando estás con esa persona. Cada conversación que tienes con ella te deja la impresión de ser responsable de algo, pero no atinas a definirlo. Hay una tristeza o un malestar impreciso contigo mismo.

-El victimista es también receloso y desconfiado.

Frecuentemente te alerta sobre malas intenciones en los otros y justifica sus malas acciones en su pasado de sufrimiento. De hecho, puede acusarte de insensibilidad o desidia si acaso le críticas.

-Es capaz de hacer grandes sacrificios por otros, sin que estos se lo pidan. Hará gala de ello.

Cuando alguien exhibe esos rasgos, estamos frente a una persona que ha asumido el rol de víctima frente a la vida.

Seguramente es alguien que no es feliz en esa posición y que tiene ese tipo de comportamientos sin proponérselo realmente.

Como quiera que sea, se trata de alguien que no terminó de cerrar el ciclo de su experiencia traumática. Necesita de tu comprensión, pero también de tu sinceridad.

La mejor manera de ayudar a alguien así es diciéndole afectuosa y directamente lo que piensas de su actitud.

Pedro Fleitas González

www.balanceinternacional.com www.pedrofleitasbujinkan.com

Notas

Heike monogatari, traducido al español como Cantar de Heike, es un poema épico clásico de la literatura japonesa, fuente de numerosas leyendas, personajes …

Foto de Dani F.G.

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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