Paz celestial en El Caracol

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Los santos patronos de El Caracol -San Ramón Nonato y Nuestra Señora de la Merced-recorrerán las calles del barrio en las fiestas que en su honor se celebran cada agosto. Después de varios meses de polémica entre el propietario de las imágenes y la comisión de fiestas, al negarse el primero a prestar como había hecho siempre ambas tallas al considerar que no se las trató bien el año pasado, la mediación de Juan Monzón, su amigo y exmiembro de la comisión organizadora ha logrado que las dos partes den su brazo a torcer y no se pierda, después de 47 años, una tradición religiosa arraigada en el barrio.

En la Tierra, paz, y en el Cielo, gloria, reza en un antiguo dicho, que en el caso de El Caracol viene que ni pintado. Hasta hace unos días, las fiestas patronales de este barrio estaban en vilo por la decisión de Emilio Guedes, su fundador hace 47 años y propietario de las tallas de San Ramón Nonato y Nuestra Señora de la Merced, al considerar que ambas no fueron tratadas bien el año pasado por los organizadores de los festejos.

Tampoco ayudaba demasiado que los miembros de la comisión de fiestas se enrocaran en su reclamación sobre la presencia de las dos imágenes en los actos religiosos con el argumento de que Guedes las había donado al barrio por escrito en un documento. A este alegato respondía el propietario con otro: «Yo las he donado para que se coloquen en la iglesia del barrio si al final se construye una, no a la comisión de fiestas».

En este tira y afloja entre ambas partes, que parecía irresoluble y con las fechas de la celebración de las fiestas patronales cada vez más cerca, la mediación de Juan Monzón, vecino del barrio, amigo desde hace mucho años de Guedes y exmiembro de la comisión de fiestas y de la asociación de vecinos, logró el acuerdo salvador. Así, San Ramón Nonato y la Virgen de la Merced participarán en la romería, la fiesta principal y la procesión de los faroles, los tres actos religiosos de referencia en los festejos.

Y lo harán a la antigua usanza, con las tallas ubicadas en un local durante todas las celebraciones y su salida a la calle cuando se desarrollen esos eventos que llenan las calles de este pequeño núcleo residencial en los días de fiesta. La mediación de Monzón, quien se quita méritos en la resolución de una situación que empezaba a dividir al barrio, permitirá que un inmueble de la calle Juan de la Cierva albergue a las figuras.

No obstante, una vez acabadas la fiestas a final de este mes, «las monto en mi coche y me las llevo a mi casa», aclara Emilio Guedes, cuya amistad y la confianza que tiene en «la seriedad» de Juan Monzón le han decidido a aceptar su oferta para prestar sus santos.

«Juan se ha comprometido a responsabilizarse de la conservación de San Ramón Nonato y Nuestra Señora de la Merced y de su reparación si sufren algún tipo de daño», reitera Guedes, quien también agradece las gestiones de este vecino para la recuperación de los dos tronos con ruedas en los que se transportarán a las imágenes. «Los dos tronos con ruedas, construidos de hierro por abajo y de madera en la parte superior se llevaron a Vecindario porque no tenía local donde ponerlos y me los pidieron allí para celebrar la Semana Santa«, apunta, «y Juan me ha dicho que ha buscado un hueco en su local para dejarlos allí permanentemente».

Monzón muestra su alegría porque amba partes se hayan puesto de acuerdo y los festejos patronales se celebren, como todos estos casi 50 años, en agosto. Una satisfacción que se combina con su compromiso decidido por salvar una tradición de la que es seguidor «desde que era niño y solo los que veneran desde hace tantos años a San Ramón Nonato y la Virgen de la Merced pueden comprender lo que hubiera supuesto para muchas personas del barrio que no hubieran salido en las fiestas».

De hecho, recuerda diversos hechos de residentes muy devotos a ambas imágenes y descarta una propuesta que circuló por El Caracol en las que se barajaba la compra de otras imágenes ante la rotunda negativa de Guedes de ceder las suyas. «Esa idea no me parecía acertada porque aquí no estamos hablando de cambiar figuras de yeso o de madera por otras, ya que las dos imágenes son mucho más que eso para los fieles que las veneramos desde hace muchos años», argumenta Monzón, quien entiende también que su propietario pueda sentirse molesto por lo ocurrido el pasado año y que ha sido lo que ha motivado toda la polémica.

Emilio Guedes criticó que se manchara con espray una zona de la parte trasera del manto de la figura de la Virgen de la Merced, además de una cubierta del altar y lo que consideró un abandono de las tallas en el local social por parte de los organizadores de las fiestas del pasado año. La comisión lo ha negado y ha tachado de desproporcionadas sus quejas. Al final, la fiesta terminará en paz y El Caracol volverá a venerar a sus patronos.

La Provincia-Dlp

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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