El dinero lo pongo yo, pero las obras las hace el Ayuntamiento, así que lo que deben hacer es dirigirse al Ayuntamiento y plantearle esas quejas», le contestó la ministra a uno de los vecinos de Jinámar que ayer tuvo la oportunidad de hacerle una pregunta. En realidad, cuando la ministra de Fomento, Ana Pastor, usaba la primera persona del singular se refería a los presupuestos del Estado y a la cantidad con la que Madrid está contribuyendo a sufragar las obras del Área de Rehabilitación y Renovación Urbana (ARRU) de Jinámar, un programa con el que se pondrán al día 5 bloques de 480 casas sociales y en el que el Gobierno central aporta 1,6 millones de euros.
El presupuesto asciende a 5 millones y es cofinanciado por tres administraciones más. Sin embargo, el de ayer fue un acto de partido, del PP, y solo visitó las obras la ministra, pero lo hizo de lejos. Vio los bloques objeto de la rehabilitación desde la acera de enfrente. Una comitiva le seguía los pasos mientras hablaba con la presidenta de la comunidad de uno de los edificios. En la otra acera el ambiente era algo más hostil. «¿A qué viene entonces si no me dejan hacerle ni una pregunta? Que se vaya por donde vino», gritaba un joven muy molesto. Desde el portal otro de más edad le afeaba el motivo de la visita. «Ya que viene por qué no me da trabajo, que llevo 6 años en paro». La organización le preparó un encuentro de lo más castizo en el bar de Juan Carlos, en la trasera de uno de estos edificios en rehabilitación.
Allí por lo menos estaba a cubierto. Compartió mesa, y cortado (ella bebió sorbos de una coca-cola) con la madre del dueño del bar y varios presidentes de comunidades, casi todas mujeres. Pastor escuchó sus quejas pese a que no eran de su competencia, como así se los hizo saber María Australia Navarro, líder insular del PP. «Aquí nos han tenido 30 años abandonados, Telde está bonito, pero a Jinámar nada, ¿por qué?, ¿por qué somos una mierda?, pues no», le soltó una.
Pastor asentía o negaba. «Tiene razón» o «tomo nota» fueron sus recursos. Se hizo una foto de familia, dio la vuelta al bloque y se marchó entre el griterío de varios vecinos, que desde sus ventanas insultaron a políticos y periodistas. El Cabildo, que pone 1,4 millones para estas obras, entiende que esta visita fue un «acto electoralista» y que lo denunciará ante la Junta Electoral. «El Ministerio hace un uso partidista de un recurso público para hacer política de partido», dijo su presidente, Antonio Morales.
Canarias7
