PADRE BÁEZ: «YA HICIERA AQUÍ EL ‘CABILDOVIRUS’ ALGO PARECIDO A LO QUE HACEN EN ASTURIAS»

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Ya hiciera aquí el ‘Cabildovirus’ algo parecido a lo que hacen en Asturias, donde están sustituyendo los eucaliptos en los montes por castañeros, y entonces en La Cumbre –media isla- en lugar de pinos tendríamos castañeros, con lo que al rentabilidad –dicen allá- los castañeros multiplican por seis los beneficios de los eucaliptos (de los pinos no tenemos ningún beneficio, sino perjuicios al desertizar la tierra y darnos incendios periódicamente (éstos –los pinos- sí dan dinero al cabildovirus, por las ayudas que después les mandan o dan).

Entienden en Asturias que los eucaliptos, es tanto como abandonar la montaña (idem. –lo mismo- aquí con los pinos, que abandonan toda La Cumbre y más). Además –dicen allá- que con los castañeros desaparecen los incendios, y el castañero además, ofrece un medio de vida digno a sus propietarios (por la venta del fruto de los mismos es decir: las castañas). Y añaden por aquello lares, que este cambio supondrá un enfoque económico social y ambiental (aquí, pudiera suceder lo mismo, pero falta voluntad, y van a seguir –para nuestra desgracia y ruina-, plantando más y más pinos (la meta trazada es doblar el número de los existentes, es decir llenar la isla de solo y todo de pinos).

Concluyen los del Norte de la península que los castañeros son más productivos; que cada ejemplar, bien cuidado, a los 15 años de plantado pueden generar por hectárea entre 6.000 a 8.000 euros, frente a los 0.000 euros que generan aquí los pinos, y allá en dicho periodo y espacio los eucaliptos no llegan a los 1.000 euros. Y sin contar la madera de los castañeros, que más allá de las castañas, es un segundo beneficio igualmente o más rentable todavía. Y toda vez los castaños permitirían la coexistencia de setas y la apicultura, son dos actividades más a tener en cuenta, a la par que de entre los pinos, absolutamente nada, pues es dicho popular sabio y científico, que: “debajo de un pino no crece ni otro pino”.

Y todo esto, que más allá de la castaña, como fruto de los castañeros, está la creciente demanda de la harina de castañas, por los beneficios que aporta, lo cual es otro –entre otros- los valores de los castañeros. Pues aquí: erre que erre y, ¡arre burro!.

El Padre Báez

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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