NUEVA CANARIAS QUIERE VOLVER A SER ICAN

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Tras meses de desgaste político y mediático como consecuencia de la «espantada» organizada por Teodoro Sosa y algunos concejales en Gran Canaria, NC cerró su VI Congreso con una nueva dirección política y la convicción de que el «signo de los tiempos» le obliga a volver a ser ICAN.

El «canarismo híbrido», ese que montó Román Rodríguez y cía, para intentar, desde una supuesta centralidad, competir con CC, ha fracasado. Tras años «fichando» a todo lo que se descolgaba de otras organizaciones y partidos, con el objetivo de sumar votos para lograr engordar su representación institucional a costa de sacrificar su «naturaleza política», NC parece haberse dado cuenta de que esa vía está agotada. 

Es posible que la obsecación patológica de Román Rodríguez y Carmelo Ramírez por mantenerse al frente de la organización haya motivado un cansancio y desprestigio dentro y fuera de la organización, creando una coartada perfecta para que el «oportunismo» de segunda generación fuera tomando cuerpo hasta precipitarse las contradicciones, pero no es menos cierto que, entre aquella Nueva Canarias de hace 20 años y la de hoy los logros se miden casi igual que las renuncias y eso tiene un costo.

Aquella ACN que sirvió de embrión de la posterior ICAN en nada se parecía a esta institucionalizada NC. Incluso aquel ICAN secuestrado por José Carlos Mauricio tenía un pase frente a la NC que fue en alianza electoral con el PSOE o que después pactó presupuestos con M.Rajoy y su banda criminal organizada. Mientras el trilerismo político impuesto por Román para ganar cuotas de poder institucional dio frutos, personajes como Teodoro Sosa se unieron al proyecto y dispusieron de «presupuestos» con los que ganar adeptos a sus propios proyectos personalistas, esos que ahora llaman «Municipalistas». Cuando las matemáticas no dieron para más, cuando bajo el manto del canarismo se pretendió jugar a ser CC y juntar a «todo lo sobrante» y se terminó de agotar «la idea raíz» de ser «una opción nacionalista de izquierdas», el barco empezó a hacer agua por todos lados. 

En el testamento político de Román Rodríguez quedará haber conseguido alcanzar parcelas de poder muy notables en lo personal y hay que reconocer que también en lo «partidario». Otro será el signo si lo que se persigue es una valoración más panorámica y global. Ahí es donde Román Rodríguez saca a flote unos costos enormes para el nacionalismo de izquierdas porque convirtió a su organización en una mera escudera del PSOE, en un partido más, en un cascarón hueco y sin sustancia, en un partido que renunció a las utopías para ser fontanero del sistema capitalista y colonial. 

Hay quien dice que tras este VI Congreso a Nueva Canarias no le queda otra opción que volver a parecerse a ACN o a ICAN si quiere atraer a toda la Canarias que quiere poner un límite a lo que está pasando en su seno. Hay quien cree que existen condiciones objetivas para intentar una nueva UPC (por llamar de alguna forma a una especie de ERC o BNG «a lo canario»). Para ambas cosas será clave que la nueva dirección «transite» hacia un horizonte, discurso y hacer político distinto al que Román Rodríguez quiera dictar desde esa «secretaria de estrategia» en donde ha querido quedarse. Si no fuera así los días de esa organización están contados. 

Canarias necesita imperiosamente tener un instrumento político potente si quiere hacer frente al último asalto de la pelea donde se decide su extinción o pervivencia. Sin un nacionalismo consecuente, con fuerza real, «con pegada», seremos pasado, colonia para siempre. Pensar que Nueva Canarias pueda ser la punta de lanza de ese frente unido es una quimera, pero obviar que podria formar parte de él porque su importancia no es menor, sería también una equivocación. 

Fuente: Hijosdecanarias.com

Florentino López Castro

Florentino López Castro

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