Esther González, edil no adscrita vinculada a Podemos, se pasó varios plenos interesándose por la concesión de una ayuda de emergencia social solicitada en mayo pasado. El beneficiario la recibió a finales de octubre. Su caso no es excepcional. Muchos de esos subsidios tardan hasta cuatro y cinco meses.
En Servicios Sociales admiten que se dan con un canto en los dientes si la ayuda de emergencia social llega al usuario en dos meses y medio. La mayoría se retrasa más. Y ello a pesar de que no deja de ser un contrasentido que se le dé el calificativo de emergencia a un subsidio que, en realidad, está llegando al beneficiario varios meses después de que lo pidió. Se trata de una subvención anual y en metálico, ingresada en cuenta, destinada a la compra de alimentos que la familia ha de justificar a posteriori.
Las claves del tapón que atasca el servicio son varias. La primera, el volumen de peticionarios. Servicios Sociales atendió en 2015 a 20.994 personas, es decir, a un 20% de la población de la ciudad, lo que da idea de la gravedad del problema. La segunda, la burocracia que se exige para la concesión de estas ayudas, que han de pasar por un riguroso estudio de los ingresos de la familia y una posterior fiscalización del expediente. Y la tercera, y no menos importante, la escasez de los recursos humanos con los que cuenta Telde, que dispone de solo 8 trabajadoras sociales y que, sin embargo, por su nivel poblacional, debería contar con 25.
En todo caso, precisan desde Servicios Sociales, las urgencias por falta de comida se solventan con el banco de alimentos o con los vales para supermercados, que se conceden con más rapidez.
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