La casta política «chupa cámara» con la desgracia de Telde

Comparte esto:

La casta no es solo una procedencia, una pertenencia a un grupo humano concreto. Es, sobre todo, una actitud, un proceder. Cuando los partidos emergentes señalan como “casta” a la vieja política española se refieren a esos comportamientos viejunos, decadentes, con los que los caducos dirigentes adornan sus actos en la errónea convicción de que con tales filigranas obtienen mayor protagonismo orgánico y mayor conocimiento y respaldo ciudadanos. Se equivocan de plano. Este lunes pudimos comprobar esos comportamientos casposos con dos visitas de postín que fueron giradas al municipio de Telde, el más afectado por las trombas de agua que trajo la reciente borrasca que padeció Canarias. Pedro Sánchez apareció casi sin avisar. O mejor dicho, avisando a quien no debía.

La confianza que continúa depositando en Chano Franquis, secretario general del PSOE de Las Palmas de Gran Canaria, le condujo a pensar erróneamente que éste organizaría una expedición razonablemente medida, con las presencias institucionales adecuadas y con la mínima pero más genuina representación del partido en las islas. Pero no. Franquis se guardó la noticia de la visita del aspirante a la presidencia del Gobierno para su entorno más escogido de modo que se evitara la presencia de una alta representación del Ejecutivo regional, donde se encuentra de manera –parece que provisional- su propio partido. Quiso ocultar al actual secretario general, José Miguel Pérez, miembro de la Ejecutiva Federal, que se enteró por los pelos del viaje de Sánchez con tan poco margen que no pudo abandonar sus clases en la Universidad. La vicepresidenta del Gobierno, con competencias en materia de vivienda (Sánchez visitó el Valle de Jinámar, donde se vieron afectadas muchas familias por las lluvias) no pudo acudir a Gran Canaria por no haber sido avisada en tiempo y forma.

Un correo electrónico emitido a las 12.27 desde el departamento de Prensa del Grupo Parlamentario Socialista (cuando Sánchez ya llevaba casi una hora volando hacia Gran Canaria) permitió a los más espabilados acercarse hasta La Garita, última escala de la visita del aspirante presidencial. “Es una visita institucional”, contestaban los promotores del acontecimiento para evitar moscones. Tan institucional que estaba Chano Franquis, que ni siquiera es diputado en estos momentos al haber sido ya disueltas las Cortes, y que encargó a otro compañero que le sustituyera en una tertulia de radio sin ni siquiera darle una explicación. Es candidato a repetir, por supuesto, y de ahí la conveniencia de que no hubiera nadie más que pudiera hacerle sombra.

Soria, Sánchez, Clavijo…

Ni Patricia Hernández ni José Miguel Pérez son santos de la devoción de Chano Franquis y de Ángel Víctor Torres, vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria y otro de los organizadores de la visita. Tenerlos allí junto al secretario federal era una inconveniencia que se ahorraron aplicando el método más primitivo, avisando a última hora. Se cuecen relevos muy alborotados en el socialismo canario tras el anuncio de marcha de José Miguel Pérez, y a Patricia Hernández le pueden salir gallos tapados en Gran Canaria que se sumen al que ya tiene no tan tapado en Tenerife. Sí estaban otros consejeros socialistas en la Corporación insular, y concejales del PSOE en Telde, y por supuesto la alcaldesa de la ciudad, Carmen Hernández, y el presidente del Cabildo, Antonio Morales, ambos de nueva Canarias.

El escenario partidario cambió de repente a los pocos minutos de marcharse Pedro Sánchez y aparecer sobre las tablas el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, que tampoco acudió con la vicepresidenta ni con la consejera de Obras Públicas, ambas del PSOE. En lugar de Franquis estaba el candidato de Coalición Canaria al Congreso de los Diputados, Pablo Rodríguez, y por supuesto el secretario general del partido en la isla, Fernando Bañolas. Y en lugar de color rojo del jersey del líder socialista, fluyeron las americanas oscuras de los líderes nacionalistas, que no gozaron de tanta expectación ni de tantos selfies como su antecesor en el uso de La Garita. Aunque en honor de la verdad hay que reconocer que el primero que se constituyó en la zona siniestrada fue el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, en compañía de su esposa, de la alcaldesa y de la delegada del Gobierno.

Fue una visita comunicada también a última hora, pero en este caso no se pretendía esquivar a los moscones del partido, sino a los manifestantes que habitualmente lo abuchean allí por donde va. Más que nada para que no vieran el enorme paraguas de golf con los emblemas de Audi bajo el que se guareció el señor ministro en un claro gesto de apoyo al grupo automovilístico alemán al que le acaban de autorizar en Europa que contamine un 40%. O lo que haga falta, hombre por dios.

Fuente: Eldiario.es

 

Florentino López Castro

Florentino López Castro

Deja un comentario